Acerca de las encuestas (AVISO)

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El AUTOR es un educador. Vive en Villa Vásquez.

Hace ya muchos años que las encuestas han dejado de ser una herramienta para el trabajo científico y estadístico.

Se han convertido en un arma política. Esto se debe a la idea errónea de que el votante puede dejarse influir por resultados voluminosos de popularidad o aceptación de la gerencia.

Esto, a su vez, ha provocado que los candidatos, en su pensamiento, crean solo en las encuestas que los favorecen y en las que no las etiquetan como falsas o adulteradas.

Salvo que la intención sea informar a la población de la situación política en un momento dado, lo ideal es que las encuestas no se publiquen y que sirvan únicamente como termómetro de la temperatura electoral del momento.

Con ello se idean estrategias y se busca el camino más viable hacia la victoria.

Así lo veo yo y así debe ser, desde mi punto de vista.

Agregaría que desacreditar a una empresa de encuestas no tiene sentido. Si las cifras que se publican son falsas, el problema es quién (si es un candidato quien se beneficia de ellas) se las cree y luego ve que la realidad las desmiente.

En cierto modo, los partidos piensan que si una firma de encuestas los favorece, generará una corriente de opinión que amedrentará a los que no son favorecidos.

Todos los resultados de todas las encuestas pueden ser utilizados con fines políticos, siempre que se consideren como un mecanismo de trabajo y no como un arma electoral.

En el caso del gobierno, es peligroso confiar en resultados que dicen que todo está bien, porque frena la maquinaria electoral bajo el supuesto de que de todos modos ganará.

También puede hacer innecesaria la logística (dinero de campaña), ya que el jefe de mesa, pensando que de todos modos ganará, no utiliza los recursos para la movilidad y la conquista del voto flotante.

jpm-am

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