¿Por qué nos gusta tanto ‘Malcolm’? La fórmula secreta tiene mucho que ver con cómo está hecha la mítica sitcom


Viéndola hoy en día, es sencillo notarle los añitos a ‘Malcolm’. Su estilo gamberro y su opening rockera la sitúan de forma innegable en los dosmil, pero en aquella época se trataba de una serie adelantada a su tiempo.

La sitcom de Linwood Boomer se mantiene como una de las series más vistas en Latinoamérica a través de Disney+. La nostalgia es una razón importante, por supuesto, nos gusta volver a ver clásicos que nos encantaron. Pero para nuevos espectadores también sigue siendo una serie fascinante que aguanta el paso del tiempo como pocas otras.

Rompiendo las normas de la sitcom

Su espíritu rebelde es lo primero que hay que destacar. No solo se trata de la música o de los personajes. El tono rebelde también se notaba en su formato. Malcolm era un narrador ideal que se comunicaba con el espectador rompiendo la cuarta pared, un recurso poco utilizado en aquel momento y que otras sitcoms reservaban para momentos especiales, pero que en la serie estaba presente en todos sus episodios.

Su reparto la hacía muy afin a un público joven, y muchas series de jóvenes adulto que le seguirían como ‘Lizzie MacGuire’ tomarían nota de su estilo. Pero su humor y sus tramas estaban orientadas al público adulto habitual de las sitcom. Su premisa traspasaba barreras generacionales como pocas series del momento.

A nivel técnico también se sentía que rompía las normas. Fue pionera por su uso del formato monocámara. Al contrario que las sitcoms multicámara que se rodaban en estudio y con planos prestablecidos, el formato monocámara permitía un modo de trabajar menos rígido y esto se notaba en pantalla, con planos más creativos como grandes desplazamientos o ángulos inusuales. Años más tarde, la gran mayoría de sitcoms actuales han heredado el monocámara.

Esto también se siente en la edición, que es mucho más rápida y dinámica de lo habitual en una sitcom de la época. Y hay otro pequeño detalle de post-producción que hace una gran diferencia: la falta de risas enlatadas. El timing de los chistes en ‘Malcolm’ es mucho más similar al de las sitcom actuales que a las clásicas, que heredaban del show en directo y dejaban tiempo para que la audiencia se riese.

Todo esto hizo que inicialmente fuera un proyecto muy difícil de vender a las cadenas. Con cambios de última hora y productores que no tenían muy claro si aquello iba a funcionar. Años más tarde estaba claro que sí, con multitud de sitcoms modernas inspirándose tanto en su estilo visual como en su tono.

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