'El rey del barrio': Judd Apatow firma otra magnífica radiografía sobre la madurez y la aceptación con un gran reparto


La sexta película de Judd Apatow como director nos devuelve a lo que mejor sabe hacer. Historias humanas, cercanas, redenciones familiares de reparto más o menos coral y personajes perfilados al detalle. ‘El rey del barrio‘, además, es una especie de terapia para todos. Para el espectador gracias a su habitual placer catártico. Para su protagonista, Pete Davidson, el homenaje definitivo a la figura de su padre y la terapia de choque más cinematográfica posible. Y así se forjan las grandes películas, claro.

Menudo era mi padre

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En la primera escena de ‘El rey del barrio’ vemos a Scott, el protagonista de esta memorable comedia dramática, al volante de su coche meditando si quitarse la vida o seguir conduciendo como puede sus días. Así, a las bravas. Las comedias de Apatow siempre dudan entre chocarte o hacerte reír. Por eso se quedan a vivir con nosotros para siempre. Cinco años después de asustarnos a todos con el paso en falso que significaba ‘Y de repente tú’, una película que ni siquiera sabía aprovechar el infinito talento de Bill Hader, apostar su siguiente trabajo al carisma del «rebelde» Davidson parecía una osadía fuera de lugar.

Afortunadamente para todos, Apatow sigue siendo el mejor en lo suyo, y lo suyo es el cine protagonizado por personas. Lo demostró en ‘Hazme reír‘, una tragicomedia clásica, un melodrama humorístico en la mejor tradición de la gran historia americana. La crisis de la mediana edad había llegado al cineasta y parecía enquistarse. Puede que por eso mismo ahora regresa a la inspiración juvenil de sus inicios. Esta recuperación de la fórmula, principalmente debido al protagonismo de Pete Davidson, turbulento miembro de la compañía de SNL y co-autor de un guión en gran parte autobiográfico, también se extiende a un reparto de secundarios prodigioso. Ricky Velez, Moises Arias y Lou Wilson forman una banda entrañable que deja alguno de los momentos más divertidos del año.

Staten Island

Davidson interpreta a un personaje huérfano de padre. El padre de la estrella, Scott Davidson, falleció en un colapso durante las labores de rescate del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001. Stan Carlin, su padre ficticio, murió en el incendio de un hotel. Scott, el personaje de Davidson, lleva el nombre de su padre fallecido. Los impulsos autodestructivos a la sombra de la mitología familiar americana son un buen caldo de cultivo para una película rebosante de ganas de pelear el infortunio y ayudarnos a seguir avanzando.

Hazme reír, pero también llorar

Sin tratarse de una verdadera biografía, ‘El rey del barrio’ se basa en gran medida en la vida de Davidson, que copó los titulares y las redes sociales para pedir ayuda tras su separación de la estrella pop Ariane Grande. Davidson ve aquí la oportunidad de encarnar una versión alternativa de sí mismo, aislado del lado del mundo del espectáculo con ideas muy locas (el negocio que quiere montar) y tratando de explorar lo mejor que puede las zonas más grises de sus dos vidas.

Apatow, Davidson y Dave Sirus se marcan un guión redondo que, como siempre, supera las dos horas, y que está lleno de personajes magníficamente trazados. Bill Burr roba la función como ese repuesto de padre del que renegar y enamorado de la viuda encarnada por Marisa Tomei, Steve Buscemi como compañero del cuerpo de bomberos (ejerció como tal entre 1980 y 1984, además de colaborar cuando el cataclismo del 11-S) vuelve a robar otra película (acaba de hacer lo mismo en la divertida ‘El Halloween de Hubie‘) y es un gusto reencontrarse con Pamela Adlon y Robert Smigel.

Staten

La hermosa fotografía del ganador del Oscar Robert Elswit y el breve pero hermoso score de Michael Andrews hacen crecer una película que sabe en todo momento el terreno que está atravesando. Por eso, cuando el ecuador de sus casi 140 minutos está al acecho, Apatow es capaz de presentar la secuencia de humor más divertida de la temporada. Aunque pueda sonar casi como un escudo humano y emocional, la jugada de la nueva madurez del cineasta sale bien parada porque ahora ya no te lo está pidiendo el director: la vida te recuerda que la hostia que cambie tu rumbo está ahí detrás, agazapada.

Adornada con alguno de algunos de los diálogos más ágiles, los tatuajes más descacharrantes y un personaje con trastorno por déficit de atención que vigila golpes imperfectos, ‘El rey del barrio’ es justo la dosis de energía extra que necesitamos para seguir riendo. Y el rey de la comedia es Judd Apatow.


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La noticia

‘El rey del barrio’: Judd Apatow firma otra magnífica radiografía sobre la madurez y la aceptación con un gran reparto

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Espinof

por
Kiko Vega

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