Crítica Black Mirror temporada 6 | Netflix

A principios de la pasada década el británico Charlie Brooker sorprendía al mundo con Black Mirror, una serie de televisión compuesta por unos pocos episodios independientes entre sí que ahondaba en el lado oscuro de la tecnología jugando con los límites de la propia sociedad. El impacto de dicha producción fue tal que a día de hoy seguimos recordando con estremecimiento aquel primer episodio en el que un primer ministro era obligado a mantener relaciones sexuales con un cerdo mientras era observado por millones de personas de todo el mundo. A raíz del mismo, siguieron apareciendo nuevos capítulos de Black Mirror muy destacadas como White Christmas o The Entire History of You, que a día de hoy siguen causando temblores.

Fue en 2015, tras una segunda temporada, cuando Netflix compró la serie para emitirla a través de su plataforma, convirtiéndose en una de las grandes producciones originales de la misma. Es por ello, que no es descabellado pensar que la temporada 6 de Black Mirror se hubiera convertido en uno de los grandes estrenos de Netflix en junio de 2023, especialmente después del mal sabor de boca que nos dejó la quinta ronda de episodio. En Soydecine.com ya hemos podido verla y, a continuación, quiero contarte qué me ha parecido.

Tráiler y sinopsis de Black Mirror, temporada 6

Espera lo inesperado. Por fin ha vuelto la sombría y satírica serie antológica de Charlie Brooker, y sigue reinventándose con cada episodio. La sexta temporada de ‘Black Mirror’ es la más imprevisible, inclasificable e insólita hasta la fecha. Charlie Brooker es el creador y guionista de la serie.

Crítica de Black Mirror temporada 6

Ya lo venía adelantando al comienzo de este artículo. Black Mirror es una serie que nos ha ofrecido episodios que, a día de hoy, me sigo estremeciendo al recordarlos. Después de una quinta temporada que nos dejó con un sabor bastante agridulce, esperábamos un regreso por todo lo alto de la serie especialmente en una era en la que la Inteligencia Artificial comienza a estar en auge, deseando que, en esta ocasión, Charlie Brooker pudiera ser capaz de explorar los peligros de esta y otras muchas tecnologías tan presentes en la sociedad actual. Sin embargo, la sensación que se me queda después de haber podido ver todos los episodios de Black Mirror 6, es de que, en efecto, esto no es Black Mirror.

Esto no es Black Mirror

Hablamos de una nueva ronda de episodios llena de caras conocidas, pero que carecen de aquello que hizo que la serie triunfara en su momento: buenos guiones. A medida que la producción va avanzando, vemos capítulos de lo más predecibles y, además, llega incluso a abandonar el género de la ciencia ficción para ofrecernos capítulos de comedia de terror en los que podemos ver a seres sobrenaturales como demonios o licántropos.

Entretenimiento sin trasfondo

Quizá los capítulos iniciales son los que más pueden llegar a recordar a aquellas primeras temporadas de la serie. No obstante, pese a jugar en la liga de la ciencia ficción, están completamente lejos de sus días de gloria. Como personas de a pie, es muy difícil lograr empatizar con las situaciones que se nos proponen, ya que están completamente alejadas de nuestro día a día. Incluso con episodios como Caída en picado podíamos vernos reflejados con la protagonista, siendo este uno de los objetivos genuinos de la producción. En esta ocasión, nos alejamos completamente de los mismos y, por supuesto, de las historias que se nos plantean.

Hay episodios que visualmente son bastante atractivos. Del mismo modo, algunas de las historias que se nos cuentan pueden parecer originales. No obstante, diría que ninguna de ellas nos invita a reflexionar de ningún modo. Quizá el segundo de ellos, titulado Loch Henry, coquetea con la idea del morbo de las series true crime y de cómo las personas pueden verse afectadas por este tipo de producciones. Algo que me parece completamente irónico tratándose de una producción de Netflix. Ligado a esto, nos encontramos con varios capítulos en los que la propia plataforma busca darse autobombo a través de los mismos, como si en ocasiones pareciera que vemos publicidad en lugar de un episodio de una serie, algo que nos saca por completo.

En definitiva…

Como ves, no quiero hablar más de la cuenta sobre los episodios para no estropear el visionado a nadie, centrándome en comentarla a rasgos generales. En esta ocasión, nos encontramos ante una serie que podría tener un nombre completamente diferente a Black Mirror y que incluso le vendría mejor para no empañar aquello que en su día fue. No encuentro ni un solo episodio de esta temporada que no sea francamente olvidable.

¡Ah, sí! No puedes ver la serie con el plan más básico de Netflix, el que incluye anuncios, sino que tienes que tener algunos de los superiores al mismo. Que valga o no la pena pagar de más para ver esta producción, ya es algo que dejo a tu propio criterio.