¿Por qué las bebidas energéticas pueden aumentar el riesgo de trastornos del sueño?


Generalidades acerca de las bebidas energéticas

Las bebidas energéticas han ido ganando popularidad a lo largo de los años. Con un valor de mercado que sigue creciendo (se estima que superará los 86.000 millones de dólares en 2026), el consumo de bebidas energéticas plantea consideraciones de salud.

Estas bebidas constituyen un conjunto de productos que desde hace algunos años son comercializadas libremente en muchos países. Su posicionamiento a nivel de mercado, está influenciado por un arduo trabajo publicitario.

En dichas campañas son definidas como bebidas refrescantes, elaboradas para incrementar la resistencia física. Sin embargo, también pueden tener efectos negativos sobre la calidad y cantidad del sueño. Sobre todo, si se consumen con frecuencia o cerca de la hora de acostarse.

Recientemente se ha observado un repunte del consumo de bebidas energéticas. Dicho nivel se ha observado asociado al ocio durante los períodos de exámenes y práctica de actividades deportivas.

De hecho, su popularidad es muy elevada, a nivel de adolescentes y jóvenes. Dicho hallazgo, ha despertado la preocupación de algunas autoridades sanitarias en diferentes países.

De acuerdo a diversos estudios, el consumo de bebidas energéticas está asociado con el insomnio y mala calidad del sueño. También se ha encontrado, que podría ocasionar somnolencia diurna y reducción del funcionamiento en adultos jóvenes.

Un estudio descubrió, que incluso el consumo ocasional de bebidas energéticas (1 a 3 veces al mes) podría incrementar el riesgo de alteraciones del sueño en un 40%.

Otro estudio demostró, que los consumidores frecuentes de bebidas energéticas (más de una vez a la semana) dormían una media de 6,5 horas por noche, frente a las 7,1 horas de los que nunca las consumían o las consumían raramente.

Igualmente, las bebidas energéticas suelen contener azúcar, que puede provocar fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre y afectar a la calidad del sueño.

¿Cuáles son los compuestos más comunes presentes en las bebidas energéticas?

Dentro de los compuestos que han sido detectados en las bebidas energizantes destacan:

Cafeína

La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central. Este compuesto se encuentra en el café, té, chocolate y ciertos medicamentos. Además de ello, se encuentra comúnmente en las bebidas energéticas.

Es conocida por sus efectos de aumentar la alerta y reducir la fatiga. Sin embargo, estos mismos efectos pueden provocar insomnio, ya que la cafeína puede alterar los patrones normales de sueño y retrasar el reloj biológico interno que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia.

De acuerdo a los expertos, promueve la vigilia bloqueando la acción de la adenosina, un neurotransmisor que favorece el sueño. Este bloqueo aumenta el estado de alerta y retrasa el inicio del sueño.

Los efectos de la cafeína pueden durar varias horas. De hecho, su semivida oscila entre dos y doce horas, dependiendo del metabolismo individual. Por ello, el consumo de cafeína a última hora del día puede alterar el ciclo natural de sueño-vigilia. Ello podría desencadenar dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormido.

La sensibilidad a la cafeína varía de una persona a otra. Algunas pueden experimentar trastornos del sueño, incluso con pequeñas cantidades consumidas a primera hora del día.

Una forma de minimizar el riesgo de insomnio es evitando su consumo, al menos 8 horas antes de acostarse. Incluso, frente a las reducciones de sueño debido a su consumo, se recomienda reducir la ingesta diaria.

La Sleep Foundation recomienda reducir o eliminar la cafeína, en quienes padecen insomnio crónico. Este sencillo paso podría ayudar a mejorar la calidad del sueño.

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine sugiere que, evitar el consumo sustancial de cafeína al menos 6 horas antes de dormir, es una buena práctica de higiene del sueño.

Taurina

La taurina es considerada un aminoácido condicionalmente esencial. Ello significa, que solo se convierte en esencial en momentos de enfermedad o estrés.

Aunque nuestro cuerpo puede producir taurina, también se puede obtener a través de fuentes dietéticas como la carne, productos del mar y lácteos. Muchas veces, se añade en las bebidas energéticas.





Fuente