Los Antioxidantes Ayudan A Disminuir El Riesgo De Demencia


Niveles elevados de antioxidantes pueden reducir el riesgo de demencia. Esta afirmación se desprende de ciertas investigaciones, que encontraron que los niveles de ciertos antioxidantes en la sangre de adultos estadounidenses impiden la presencia de Enfermedad de Alzheimer (EA) y otros tipos de demencia.

De este tema que inquieta a mucha gente, en especial a los adultos de tercera edad, voy a hablar a solicitud de Eloise, una seguidora de Montana. Actualmente posee sesenta y cinco años y se mantiene activa en los quehaceres del hogar y familiares.

Ella me comentaba, que mantenía un estilo de vida saludable porque sabe que el deterioro mental es algo preocupante. Eloise lo vivió en carne propia, pues su madre padeció hace años de Alzheimer y realmente fue un gran sufrimiento para toda la familia.

Ella realmente quería, que yo le facilitara información acerca de esta enfermedad y de algunos alimentos naturales que sean capaces frenar un poco la aparición de esta enfermedad. A los fines de solventar su preocupación, le preparé un dossier.

En él, le profundicé sobre investigaciones recientes vinculadas a ciertos compuestos antioxidantes presentes en ciertos alimentos. Además de ello, le incluí el listado de algunos de dichos alimentos.

Considero, que este tema es relevante para mantener una vejez saludable. Por ello, no dudé en compartirlo en mi página.

¿Cómo se produce la demencia?

Según los especialistas, cuando dos neuronas se encuentran el espacio existente entre ellas se denomina sinapsis. En esta zona, nuestro cerebro libera ciertas sustancias denominadas neurotransmisores. De esta forma, se facilita la transmisión de las señales y se logra la comunicación.

Se sabe además, que en la sinapsis también se produce el pensamiento, sensaciones, visión, audición, recuerdos y deseos. Es decir, en este espacio es donde el cerebro comunica la información. Sin embargo, también es donde se produce el Alzheimer y la demencia posterior.

Esto ocurre porque además de liberar neurotransmisores, nuestras neuronas también liberan pequeños péptidos denominados beta-amiloides.

Vale destacar, que en nuestros cerebros existen ciertas células especiales de limpieza denominadas microglía. Así, cuando nuestro cerebro funciona de forma óptima, dichas células de limpieza, poseen la capacidad suficiente de eliminar y metabolizar los beta-amiloides.

Para la gran mayoría de los neurocientíficos, la enfermedad de Alzheimer se produce cuando este péptido se acumula y deja de ser eliminada por la microglía. De acuerdo a los estudios se requieren entre quince y veinte años de acumulación de placa amiloide, antes de que el cerebro y las funciones cognitivas empiecen a decaer.

El Alzheimer es el principal pero no el único tipo de demencia

De acuerdo a los especialistas, la enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia a nivel mundial. Asimismo, esta patología neurológica progresiva es considerada la principal enfermedad degenerativa, incluso más frecuente que el Párkinson.

Según la ciencia, los cúmulos tóxicos de dos proteínas: beta-amiloide y tau, son características definitorias de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, de acuerdo a estudios recientes, se ha descubierto otra proteína denominada  TDP-43, que también contribuye al deterioro cognitivo.

También, puede contribuir a la presencia de deterioro cognitivo en personas mayores. Por ello, ha recibido una designación particular independiente de otro tipo de demencias como el Alzheimer.

Hasta ahora se sabe, que al igual que el amiloide y la tau, el TDP-43 produce deterioro cerebral. Esto acarrea la presencia de un tipo de deterioro cognitivo denominado encefalopatía límbica-predominante relacionada con la edad, o LATE.

Según estimaciones de la Universidad de Kentucky, actualmente existe una alta prevalencia de LATE. Un estudio reciente, confirmó que LATE puede ser altamente prevalente en adultos mayores (40%) y en personas con enfermedad de Alzheimer (50%). Ello conduce a un deterioro acelerado de la cognición en quienes padecen enfermedad de Alzheimer.

El TDP-43 se detectó inicialmente en 2006 en el cerebro de pacientes, que habían fallecido de esclerosis lateral amiotrófica. Se encontró además, en pacientes con una forma común de demencia denominada degeneración lobar frontotemporal.

Un año después, se informó que el TDP-43 patológico se encontraba también en el cerebro de personas con enfermedad de Alzheimer y esclerosis del hipocampo.

LATE proporcionó a partir de un documento de consenso realizado el 2019, una descripción adecuada para un tercio de los casos en los que antes no había un diagnóstico estandarizado. Actualmente, la ciencia busca un biomarcador que detecte el TDP-43.

Los antioxidantes y su efecto sobre la demencia

Ya está muy bien establecido, que la alimentación posee una enorme influencia en el desarrollo de nuestras funciones corporales. Es importante destacar que todos nuestros sistemas, incluido el sistema nervioso central motorizado por el cerebro, dependen de ella. De allí la importancia de practicar una dieta saludable y equilibrada.

Es el caso de la demencia un estudio reciente demostró, que niveles elevados de ciertos antioxidantes en sangre, podrían ayudar a evitar la presencia de este tipo de patologías neurodegenerativas.

De acuerdo a un estudio publicado el 2022 en Neurology, quienes poseen niveles más altos de ciertos antioxidantes en sangre podrían presentar menor propensión al desarrollo de demencia. Dentro de estos compuestos destacan la zeaxantina, luteína y beta-criptoxantina.

De acuerdo al estudio, estos niveles elevados de antioxidantes podrían retardar hasta décadas la aparición de la demencia. Ello, en comparación con quienes presentan bajos niveles de dichos compuestos en sangre.

De acuerdo a la Dra. May Beydoun, autora del estudio en referencia: “Los antioxidantes pueden ayudar a proteger el cerebro del estrés oxidativo, que puede causar daño celular. Se necesitan más estudios para comprobar si la adición de estos antioxidantes puede ayudar a proteger el cerebro de la demencia.”

Según los estudios, la zeaxantina y luteína se encuentran de forma frecuente en verduras de hoja verde. Entre ellas, las espinacas, col rizada, guisantes y brócoli. A su vez, la beta-criptoxantina está presente en diversas frutas, tales como el caqui, mandarinas, naranjas y papaya.

En este estudio participaron 7.283 personas con edades mínimas promedio de 45 años. A todos los participantes se les practicó un examen físico, una entrevista y un análisis sanguíneo. Así, se logró establecer el nivel de los antioxidantes al inicio del estudio.

Generalidades acerca de este importante estudio

Desde hace años se sabe, que las vitaminas antioxidantes, además de los carotenoides presentes en la sangre, poseen efectos neuroprotectores. Al tomar esto en cuenta se profundizó la relación de estos biomarcadores nutricionales con la demencia incidente por todas las causas y enfermedad de Alzheimer (EA).

Se empleó como población objetivo, los adultos estadounidenses de mediana y avanzada edad. Los investigadores emplearon datos de la tercera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (1988-1994). Esta base de datos a su vez estaba asociada con los registros generados por los Centros de Medicare y Medicaid.

Los investigadores estudiaron las asociaciones e interacciones existentes entre las vitaminas A, C y E en sangre. Asmismo, se evaluaron los carotenoides totales e individuales en sangre y las interacciones con la EA incidente y la demencia por todas las causas.

Se realizó un promedio de seguimiento de 16 a 17 años, a un total de 7.283 participantes entre 45 y 90 años de edad al inicio del estudio. De acuerdo a los resultados obtenidos, los valores elevados de luteína+zeaxantina a nivel sanguíneo, se asociaron con la presencia de un menor riesgo de demencia por todas las causas.

Vale destacar, que esta tendencia se mostró incluso en el modelo ajustado al estilo de vida.

En cuanto a la beta-criptoxantina también se apreció, que a bajos niveles del mismo existen mayores riesgos de padecer demencia. Esto se observó en los modelos ajustados por edad y sexo.

Resalta también, que los efectos protectores estos carotenoides requieren menores niveles de los mismos que otros tipos de carotenoides o vitaminas antioxidantes. Así, la demencia incidente por todas las causas se asoció a bajos niveles sanguíneos de luteína+zeaxantina y beta-criptoxantina.

La clave del éxito es la perseverancia

De acuerdo a los responsables de este ensayo, es importante realizar más estudios que incluyan exposiciones dependientes del tiempo. Incluso, establecer ensayos aleatorios que permitan comprobar los efectos neuroprotectores de la suplementación con los carotenoides en referencia.

No obstante, esta investigación logró proporcionar evidencia de que la demencia incidente por todas las causas se asoció inversamente con los niveles sanguíneos de luteína+zeaxantina y beta-criptoxantina. De acuerdo a las pruebas realizadas se puede inferir, que estos antioxidantes estudiados pueden proteger contra la neurodegeneración.

De acuerdo a los expertos, los niveles más altos de los carotenoides luteína y zeaxantina (juntos), así como de beta-criptoxantina se encuentran de forma natural en diversos alimentos.

Los participantes de este interesante estudio fueron divididos en tres grupos, considerando los niveles de antioxidantes en sangre. De acuerdo a las observaciones, las personas que presentaban mayores cantidades de luteína y zeaxantina mostraban menor propensión al desarrollo de demencia, comparadas con las que presentaron niveles más bajos.

Se determinó, que el incremento de los niveles de luteína y zeaxantina logró disminuir entre un 7 y 14% el riesgo de demencia.

Vale destacar, que los investigadores notaron que el efecto de estos antioxidantes sobre el riesgo de demencia disminuyó un poco cuando se consideraron otros factores. Entre ellos ingresos, educación y niveles de actividad física del paciente.

Una limitante de este estudio mencionada por los científicos, es que solo se realizó una sola medición de los niveles de sangre. Y de acuerdo a ellos, esto no puede reflejar los niveles exactos de antioxidantes a lo largo de la vida de una persona.

Alimentos con altos contenidos de luteína y zeaxantina (porción de una taza)

Fuente de datos: Central de Datos Alimentarios del Servicio de Investigación Agrícola de los Estados Unidos

  • Espinacas cocidas: 20.354,4 microgramos (μg)
  • Acelga suiza cocida: 19.276,3 μg
  • Hojas de mostaza cocidas: 14.560 μg
  • Hojas de nabo cocidas: 12.153.6 μg
  • Berros de jardín cocidos: 11.342,7μg
  • Diente de león cocido: 9.615,9 μg
  • Hojas de nabo crudas: 7.053,8 μg
  • Berza cocida: 6.477,9 μg
  • Berro de jardín crudo: 6.250 μg
  • Guisantes verdes cocidos: 4.148,8 μg
  • Calabaza de verano cocida: 4.048,2 μg
  • Acelga suiza cruda: 3.960 μg
  • Espinacas crudas: 3.659,4 μg
  • Guisantes verdes crudos: 3.591,7 μg
  • Achicoria cruda: 3.532,8 μg
  • Perejil fresco: 3.336,6 μg
  • Calabacín crudo: 2.635 μg
  • Edamame: 2.509,5 μg
  • Bebida de bayas de acaí fortificada: 2.082,8 μg
  • Pimientos picantes secados al sol: 2.032,8 μg
  • Coles de Bruselas (Cocidas): 2.012,4 μg
  • Puerros crudos: 1.691 μg
  • Brócoli cocido: 1.684,8 μg
  • Harina de maíz: 1.653.1 μg

Alimentos con alto contenido de betacriptoxantina (porción de una taza) 

Fuente de datos: Central de Datos Alimentarios del Servicio de Investigación Agrícola de los Estados Unidos. El caqui japonés y pimiento rojo dulce crudo corresponden al fruto entero.

  • Calabaza cocida: 6.387,8μg equivalente al 30% de la Ingesta Diaria Recomendada (IDR)
  • Caqui Fuyu japonés: 2.431 μg (11% IDR)
  • Papaya: 854,1μg (4% IDR)
  • Mandarinas: 793,7 μg
  • Pimientos rojos cocidos: 621 μg
  • Escaramujo silvestre: 613,4 μg
  • Pimientos rojos dulces crudos: 583,1 μg
  • Pimientos picantes secados al sol: 408,1 μg
  • Naranjas crudas de todas las variedades comerciales: 208,8 μg
  • (1% CDR) en 1 taza, secciones
  • Maíz dulce amarillo crudo:166,8 μg
  • Albaricoques crudos: 161,2 μg
  • Nectarinas crudas: 140,1 μg
  • Sandía cruda: 120,1 μg
  • Zumo de maracuyá amarillo: 116,1 μg

Concluyendo

Desde hace unos años diversas investigaciones han logrado corroborar, que en los Estados Unidos existen unos 6,5 millones de personas padecen la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias relacionadas. De acuerdo a los expertos, la gran mayoría de ellos son adultos mayores de 65 años.

De hecho se tiene previsto, que para el año 2060 en función del incremento de la población de ancianos, unos 14 millones de estadounidenses padecerán EA.

Tras décadas de investigación y más de un centenar de ensayos farmacológicos aún no se descubre un tratamiento, que permita algo más que frenar temporalmente los síntomas de EA. Por ello, la ciencia también se moviliza en la búsqueda de alternativas para su prevención.

Gracias a ello se ha logrado determinar, que ciertos antioxidantes poseen la capacidad de minimizar el riesgo de padecer demencia en cualquiera de sus tipos.

Un estudio muy reciente, empleando un amplio número de participantes (7.283 personas) entre 45 a 90 años mostró hallazgos muy interesantes. De esta forma se encontró, que la demencia incidente por todas las causas se asoció de forma inversa con los niveles sanguíneos de luteína+zeaxantina y beta-criptoxantina.

Según los científicos responsables, estos antioxidantes pueden minimizar el riesgo de padecer EA y otros tipos de demencia. Los mismos se pueden obtener de una gran variedad de alimentos, que son de fácil adquisición. De allí la importancia de incluirlos en nuestra dieta diaria, a fin de aprovechar sus bondades preventivas.

Para Eloise el material recibido, el cual comparto con vosotros en el post, fue muy apreciado. Ella se comunicó conmigo para agradecer la importancia que tuvo para ella conocer acerca de la demencia.

Asimismo, quedó impactada de la gran cantidad de alimentos naturales que pueden ayudar a prevenir las enfermedades neurodegenerativas, en especial las que pueden causar demencia.

“Los niveles sanguíneos más altos de algunos antioxidantes, pero no de otros, se asociaron a un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer u otras demencias (…) Prolongar el funcionamiento cognitivo de las personas es un importante reto de salud pública”

Dra. May Beydoun, PhD

Científica del Instituto Nacional del Envejecimiento

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