¿Qué es el fuego de San Telmo?

Hablar del fuego de San Telmo es hacerlo de los brillos verdosos o azulados que aparecen en suspensión sobre objetos puntiagudos que se sitúan en la tierra. La luminosidad la provocan las moléculas de aire que se encuentran excitadas por el campo eléctrico generado, el cual crea un flujo continuo de pequeñas chispas que suele ser invisible. Vamos a conocer más sobre este curioso fenómeno.

La historia

En 1749 Benjamin Franklin fue el primero en determinar  que la naturaleza de los fuegos de San Telmo es eléctrica. Aunque se le llama «fuego», realmente es un plasma de baja densidad y  baja temperatura provocado por una enorme diferencia de potencial eléctrico atmosférico.

Los fuegos de San Telmo, valían a los marinos para pronosticar la caída de un rayo inminente sobre el barco, pues solía predecirlos. Este fenómeno lumínico tan sobrecogedor era símbolo de mala suerte entre los navegantes. En Moby Dick, de Herman Melville, por ejemplo, se puede leer una clara alusión a ellos.

Es uno de los fenómenos naturales eléctricos que menos se conocen y con el que es más complicado encontrarse. Aunque el nombre puede inducir a confusión, no es ningún fuego y tampoco tiene forma de rayo.

El fuego de San Telmo tiene tiene origen en la electricidad estática de la atmósfera y se define como una descarga luminiscente o resplandor luminoso semejante a pequeñas chispas que saltan de los objetos metálicos y punzantes durante una tormenta intensa.

El fuego de san Telmo y cómo se veía en el pasado

En la antiguedad, este fuego de San Telmo se veía frecuentemente en el mar. Los navegantes conocían bien este tipo de fogonazos, ya que se formaban en las puntas de los mástiles de los barcos y aunque parecían estar en llamas, realmente no se quemaban.

Se pensaron que era una protección de santo contra la tormenta (san Telmo es el patrón de los marineros). Charles Darwin mientras estaba de viaje por el río de la Plata, se quedó impresionado por ese  “fuego que no ardía”.

La explicación que puede darse es que este fuego se produce a una temperatura baja, por lo que no es normal que se produzcan incendios e incluso podemos verlo en los morros de los aviones en pleno vuelo.

Cuando se producía en los dirigibles, si que era bastante más peligroso, ya que el hidrógeno que se usaba para llenarlos era muy inflamable. Podemos recordar el accidente del zepelín Hindenburg, en Nueva Jersey, el 6 de mayo de 1937, murieron 36 personas. Todo un símbolo en aquella época.

Esperamos que después de estas líneas te haya quedado algo más claro este famoso fuego de san Telmo ¿no?

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