La extraordinaria historia de “la fuga del fuerte de San Cristóbal”

La fuga del fuerte de San Cristóbal tuvo lugar del 22 de mayo de 1938. Estamos ante una de las evasiones más importantes de la historia. No solo en cuanto al número de fugados, también por las consecuencias que tuvo. En aquel año se situaba en este fuerte del monte Ezcaba, próximo a Pamplona y que pasó a ser penal por los franquistas, con 2.487 personas detenidas, muchos de ellos dirigentes políticos y sindicales republicanos.

Las condiciones eran duras en este fuerte, donde murieron 305 presos entre el 1 de enero de 1937 y el 6 de julio de 1945. Esta fecha fue en la que cerró el penal.

Cómo fue la fuga del fuerte de San Cristobal

La fuga la organizaron treinta presos usando el esperanto para comunicarse sin que les entendieran los demás. Una operación que dio comiendo a la hora de cenar, cuando los guardianes estaban más dispersos y la vigilancia era más relajada.

Lo que hicieron los grupos de fugitivos desarmaron a muchos de ellos después de hacerse con sus armas, fueron a donde cenaba la compañía de soldados de guardia. Solo uno opuso resistencia y murió por un golpe que le propinaron con una barra de hierro.

De la misma forma se rindieron también los soldados de las garitas y en media hora el fuerte lo tomaron los reclusos, que después terminaron saliendo de la prisión.

Un soldado que volvía de un permiso de Pamplona, se dio cuenta de lo que pasaba y bajo a la ciudad para dar la voz de alarma. Además de él, un falangista que estaba encarcelado allí, Ángel Alcázar de Velasco, también corrió monte abajo para dar el aviso.

La reacción franquista a la fuga del fuerte de San Cristóbal

Los militares franquistas en camiones con reflectores llegaron al fuerte y consiguieron abordar en parte la fuga y que un buen porcentaje de los presos desistiera, contabilizándose 1.692 presos a las 3:30 de la madrugada. Se fugaron por tanto, 795 de los detenidos.

Los fugados iban mal vestidos y calzados, desnutridos, con pocos fusiles y optaron por dispersarse sin organizar plan de huida alguna. Comenzó la cada de los fugitivos, muchos de ellos terminaron abatidos o detenidos.

El día 23 se detuvieron ya 259 evadidos y el último lo fue tres meses después de la evasión. A él le llamaron “Tarzán” pues fue capaz de resistir mucho tiempo solo en el monte.

Al final de los 795 fugados, se detuvieron 585 detenidos y únicamente 3 de ellos lograron atravesar la frontera y llegar a Francia. El resto terminó muriendo escaramuzas sucedidas en la fuga. De las personas que se capturaron, 17 tuvieron juicio por ser cabecillas, uno siendo internado en el manicomio de Pamplona y 14 fueron condenados a muerte y fusilados en La Vuelta del Castillo (Pamplona) y el 8 de septiembre del mismo año.

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