Hadas: origen de la leyenda

¿Cuál es el origen de la leyenda de las hadas? Lo cierto es que no está nada claro de dónde vienen estos seres mitológicos que han acompañado a nuestra imaginación durante varios siglos. No obstante, existen diversas teorías al respecto. Veamos algunas de ellas.

Estos seres pequeños e infantiles son fantásticos para agradar y calmar a los niños pequeños. Sin simpáticas y protectoras, algo muy diferente a lo que parece ser su origen, momento en que su naturaleza no era tan halagüeña.

Parece ser que el origen de las hadas se remonta a la mitología griega, en parte heredada por los romanos. En aquellos tiempos se les llamaba Hados, y eran protectoras de la naturaleza. Ya consideradas como criaturas fantásticas, interactuaban con los seres humanos, puesto que estaban emparentadas con el destino.

Si seguimos avanzando en la historia y nos desplazamos hacia el norte de Europa, descubrimos que estos seres, conocidos como lúmenes de la naturaleza, no eran los únicos con estas características. En este mundo mitológico también encontramos trasgos, gnomos y duendes.

En tiempos más cercanos a al nuestro, estos seres mitológicos pertenecían al inframundo y aparecían en las cercanías de los túmulos funerarios. De esta forma, el ser humano mantenía su creencia de la vida más allá de la muerte. Ante la falta de ciencia, aparecía la fe, que daba sentido a la existencia.

Ya en la Edad Media, bien avanzada esta, su significado se dulcifica gracias a los libros de caballería. Así pues, dejan de ser seres del inframundo para convertirse en bellas damas aristocráticas.

En las obras de caballería, las tramas versan sobre amores entre mortales y hadas. Buen ejemplo de ella es Gerbert de Reims, un ilustrado hombre que vivió entre el 940 y el año 1003 que narra cómo se topó en un bosque con una preciosa dama sobre una alfombra de seda, de quien se convirtió en amante.

Las hadas modernas

Sin embargo, antaño las hadas eran de tamaño normal, como podemos ver. Curiosamente, fue William Shakespeare quien las redujo de altura para transformarlas en seres diminutos, voladores y etéreos. Una imagen muy del agrado de otros dramaturgos, que adoptaron esta forma para sus creaciones.

Tal vez Shakespeare adaptó el tamaño de las hadas de los estudios de Robert Kirk, quien aseguraba que el tamaño de las hadas se debía a la creencia de que el alma se replicaba en miniatura del cuerpo humano. Dichas almas habitaban en las cercanías de los túmulos funerarios esperando reunirse con sus cuerpos el Día del Juicio Final. ¿Quién sabe?

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