Maridalia Hernández desempolva sus memorias de 4.40 y revela por qué salió del emblemático grupo

Maridalia Hernández desempolva sus memorias de 4.40 y revela por qué salió del emblemático grupo

Maridalia Hernán­dez vio aquel mu­chacho, del tamaño de una escale­ra apuntando hacia el cielo, pero encorvado, sobre un violonchelo. Con su sonrisa de sol, se le acercó porque el instru­mento que tenía el joven­cito (Juan Luis Guerra) le llamó la atención. Ella nece­sitaba comprar uno para sus clases. El suyo era prestado.
–Hola, ¿qué tal?, ¿tú es­tudias chelo? “Sí”. –Qué bien, yo también; mira, yo necesito comprar un chelo como el tuyo, ¿sabes de al­guien que venda uno? “Ah, que casualidad, si tú supie­ras que yo lo estoy vendien­do porque yo soy muy largo y tengo que inclinarme para poder tocarlo”.
De esa manera se co­nocieron Maridalia y Juan Luis. “A partir de ahí hici­mos una química extraordi­naria”, recuerda.
Más tarde empezaron a hacer jingles juntos y años después, en 1984, fundaron el Grupo 4.40, integrado también por Roger Zayas-Bazán y Mariela Mercado.
Tarea de cuatro voces
El grupo inició de ma­nera totalmente informal, a raíz de una tarea que le pusieron a Juan Luis en Berklee College of Music, donde estudiaba.
“Cuando empezamos a cantar jamás nos propusi­mos hacer un proyecto pro­fesional. Eso fue derivando poco a poco de estos cua­tro amigos que se juntaron a sonar una tarea de cuatro voces que el profesor le ha­bía puesto a Juan Luis es­tudiando en Berklee, y en el verano cuando regresó (de Estados Unidos) me di­jo que le buscara dos voces más”.
Los cuatro se juntaron en la casa de la madre de Juan Luis, por la Zona Universi­taria. Según Maridalia, fue el hermano mayor de Juan Luis, José Gilberto (ahora cirujano), quien sugirió el nombre de 4.40.
“Yo me opuse porque imagínate tú, yo dije que ese era el patrón de afina­ción perfecto en música y nosotros no somos perfecta­mente afinados, y Roger di­jo: – cállese la boca, que ese es el nombre que va”.
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