Trucos para mantener el pan fresco durante días


¿Cuántas veces has comprado un pan de semillas, con cereales o por ejemplo integral y has visto que al día siguiente ya estaba duro?  Debido a la base de ingredientes que tiene el pan (agua, harina y levadura) es casi imposible mantenerlo fresco a no ser que lo conservemos de forma adecuada, y para ello nada como recurrir a los trucos que os explicamos a continuación, con los que vais a conseguir que mantener el pan fresco durante días.

Trucos para mantener el pan fresco durante días

El mejor pan siempre es el pan que se toma recién hecho, pero puede que en casa siempre sobre un poco, o queramos comer nuestro pan comprado por la mañana al llegar a casa por la noche. Fastidia mucho entonces, comprobar como es difícil que el pan conserve la misma frescura que cuando lo compramos, pero si aplicas algunos de los siguientes trucos seguro que podrás comerlo sin problema cuando desees.

El conocido «truco» de congelar el pan

Congelar pan es, de lejos, la mejor manera de conservarlo en el estado exacto en el que lo compraste: corteza crujiente, interior suave. La congelación ralentiza enormemente el proceso de añejamiento y además, el  recalentamiento del pan en un horno o tostadora en realidad vuelve a gelatinizar los almidones y hace que el pan vuelva a ser elástico y masticable. Eso sí, debes saber que lo mejor es guardar el pan en una bolsa sellada con cierre hermético, expulsando previamente la mayor cantidad de aire posible y así ya lo puedes meter en el congelador. Cuando estés listo para comerlo, sácalo y mételo al horno para revivirlo. Otra cosa buena que tiene este truco es que el pan se puede congelar durante dos o tres meses.

El «truco» de guardar el pan en una panera

No es un congelador, pero una buena panera como las que ya usaban nuestros padres o nuestros abuelos en su cocina, creará un ambiente que equilibre la humedad (que se desea para un interior suave) y la circulación de aire (que necesita para mantener una corteza crujiente). Una panera grande es mejor porque permitirá una máxima circulación de aire. Algunos recomiendan las tradicionales paneras de cerámica, pero también hay variedades de bambú y esmalte que podemos probar. Cuanto más pan ponga en la panera, mayor será el nivel de humedad, así que no es conveniente llenarla demasiado. Y además guarda el pan directamente, es decir no hace falta que lo guardes en una bolsa, y luego en la panera, ya que si lo haces, provocarás que coja demasiada humedad y simplemente destruirás la corteza.

El «truco» de envolver el pan en papel de aluminio o plástico

Guardar el pan en la encimera en una bolsa de plástico o envuelto en papel de aluminio ayudará a evitar que se ponga duro, pero tenga cuidado: la corteza sufrirá debido a la humedad atrapada. (Tostar el pan devolverá algo de la textura crujiente de la corteza).

Nunca metas el pan en la nevera

El frigorífico, ese milagroso conservante de alimentos del siglo XX que mantiene nuestro apio crujiente y nuestra leche fría, es en realidad el último lugar al que pertenece tu pan. Si metes el pan en la nevera comprobarás como puede endurecerse hasta seis veces más rápido que si lo hubieras dejado al aire libre.

Tenemos que decir sin embargo, que el pan que compramos en grandes superficies o supermercados, suele tener conservantes que garanticen su frescura. Por ello, en este caso, mantener el pan en el frigorífico es una buena opción porque evitará el moho y la sequedad.

No todos los panes se ponen duros igual

Los panes con grasa añadida, como suele ser el pan de molde por ejemplo,  tardan mucho más en ponerse duros, mientras que una barra de pan, debido a su forma estrecha y falta de grasa, es un caso extremo y se pondrá duro  muy rápidamente. Realmente entonces, lo mejor es comer la barra en el día en que se hornea.

Y en el caso de que finalmente el pan se ponga duro, tampoco debes preocuparte mucho. En realidad hay muchas cosas deliciosas que hacer con el pan que ya no está en su mejor momento. Desde las tradicionales torrijas, a las migas, o también picatostes y pan rallado, en realidad, todo ello nace gracias a que en su momento alguien tenía un poco de pan duro y decidió aprovecharlo.



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