El motivo por el que siempre se plantan girasoles tras un desastre nuclear


Tanto después del terrible desastre de Chernobyl como después del desastre de Fukushima, se plantaron millones de girasoles, pero ¿cuál es el motivo que se esconde detrás de plantar estas plantas tras un desastre nuclear?.

El motivo por el que siempre se plantan girasoles tras un desastre nuclear

La respuesta a la pregunta que nos hacemos es relativamente sencilla ya que por lo visto, estas hermosas flores que son los girasoles tienen excelentes capacidades contra la radiación. ¿Pero cuál es el motivo para dicha capacidad?

«Plantamos girasoles, mostaza de campo, amaranto y cresta de gallo, que se cree que absorben la radiación «, dijo en su día a Reuters Koyu Abe, monje jefe del Templo Budista Joenji, meses después del desastre de Fukushima. «Hasta ahora hemos cultivado al menos 200.000 flores y distribuido muchas más semillas. Desde el desastre, al menos 8 millones de girasoles han estado floreciendo en Fukushima».

Por lo visto tras lo ocurrido en 2011 en Fukushima se habían analizado varios estudios que subrayaban la capacidad de los girasoles para «absorber» la radiación o mejor dicho para «atrapar» isótopos radiactivos, algo que ya se había descubierto tras el accidente nuclear en Chernobyl que también se llenó de estas plantas.

La técnica de la «fitorremediación» tras un desastre nuclear

La replantación con girasoles tras un desastre nuclear, es una técnica natural llamada «fitorremediación» en la que se utilizan algunas plantas que son capaces de fitoextraer metales pesados ​​e inducir la degradación de compuestos en suelos contaminados. De este modo, plantar girasoles en Chernobyl funcionó.

Después del desastre, de hecho, el suelo y el agua estaban cargados de elementos radiactivos, como cesio y estroncio .Estos dos elementos son muy «similares» a las sustancias de las que se alimenta el girasol: el cesio imita al potasio y el estroncio imita al calcio ; elementos que la planta utiliza respectivamente para la fotosíntesis y como soporte estructural.

Además, los girasoles son muy prácticos de usar y son ideales para trabajos de «limpieza nuclear». La razón es simple: crecen de forma rápida, sencilla y en todas partes. Más importante aún, almacenan la mayor parte de su biomasa en las hojas y los tallos, por lo que el material radiactivo absorbido por las plantas puede eliminarse sin tener que arrancar las raíces.

Por estos motivos los girasoles son las mejores plantas o flores capaces de absorber la radiación o de llevar a cabo este proceso natural de la fitorremediación, aunque no son las únicas. Existen otras muchas flores que pueden ser capaces de realizar el mismo proceso, pero tras pruebas de años, se llegó a la conclusión que debido a que los girasoles son más grandes son sin duda las más eficaces para llevar a cabo todo el proceso.



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