¿Cuál es su origen y cómo ha evolucionado?


El origen del croissant o cruasán se basa en varias leyendas e historias. Para muchos es el complemento perfecto para cualquier merienda o desayuno, o en Francia, se trata de uno de los alimentos más vendidos y más deseados por la clientela de las panaderías.

Si nos vamos a la RAE, esta lo define como: «bollo de hojaldre en forma de media luna» lo que significa para muchos un alimento de fácil elaboración y con multitud de formas de comer. Pero, ¿qué se sabe de su origen realmente?

La historia más aceptada sobre la aparición en Europa del croissant nos remonta a 1683.

Una guerra que originó el croissant

Cada vez que miramos al pasado, los conflictos bélicos copan gran parte de los libros e informaciones que tenemos. En el año 1683, el Imperio Otomano avanzaba sin oposición por toda Europa. Una vez que se hizo con Constantinopla, parte de Hungría, Polonia y los Balcanes, el imperio fijó su objetivo en Viena, donde daría comienzo la Gran Guerra Turca, y por la que el Imperio Otomano comenzaría a perder territorios.

Para hacerse con Viena, los Otomanos llevaban 20.000 hombres con capacidad para derrotar a cualquier ejército al mando del visir Kara Mustafá. Después de no lograr traspasar las murallas de la ciudad, los soldados tomaron una nueva estrategia.

Entrarían en Viena socavando el terreno y así entrar por debajo de las murallas y de noche. Cuando comenzaron a hacer los agujeros, los panaderos que trabajaban de noche se dieron cuenta de la estrategia por el ruido y avisaron a los ejércitos del emperador Leopoldo I. 

Los austríacos lograron la victoria gracias al aviso de los panaderos que fueron honrados por las autoridades. En una fiesta de la ciudad, los panaderos prepararon dos tipos de pan: uno con el nombre «emperador» y otro con el nombre «Halbmond», que quiere decir «media luna» en alemán, y que se mofaba en cierto modo de la media luna de la bandera otomana.

Llegada a Francia

Aunque en el origen del croissant siempre se conoció a este panecillo como Kipferl, lo cierto es que este pan, muy distintivo de Francia, no llegó al país galo hasta el año 1838. Aunque se citaba como un panecillo habitual desde años antes, y en el diccionario francés ya se definía como una pequeña pieza de pan, lo cierto es que la primera receta de croissant en Francia se describe en 1891.

Esta receta se hacía con una masa diferente, ya que la primera vez que se escribe una receta de croissant con masa de hojaldre data del año 1905. Desde el año 1950 se trata de un alimento del desayuno típico del país galo.



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