Así funciona la digestión en los rumiantes


El proceso digestivo de los rumiantes es complejo y bastante largo dado que estos mamíferos entre los que se encuentran la vacas, son capaces de comer para después «almacenar» dicha comida hasta que realizan la rumia, es decir, la regurgitación de lo que han ingerido. Conozcamos entonces con más detalle como es y cómo funciona la digestión en los rumiantes.

Así funciona la digestión en los rumiantes

Los rumiantes son un grupo importante de mamíferos placentarios, más precisamente un suborden del orden de los artiodáctilos (del griego artios pari y dactylos finger), que incluye varios herbívoros grandes, como vacas, ovejas, ciervos, antílopes y jirafas.

Los rumiantes se caracterizan por poseer una digestión muy compleja, formado por tres compartimentos gástricos (rumen, retículo, omaso) y un estómago real (abomaso). La digestión tiene lugar en el abomaso y está precedida por la fermentación microbiana, que se produce en los compartimentos antes mencionados. Precisamente por esta peculiaridad también se les identifica como animales poligástricos.

Los rumiantes pueden ingerir una cantidad considerable de material vegetal, casi sin masticarlo, acumulándolo en el primero de los tres preestómagos, el rumen. Aquí, por bacterias específicas, mohos y protozoos celulolíticos, comienza una primera demolición de las fibras vegetales. Unas horas después de la ingestión primaria, tiene lugar el proceso de rumia (reflejo por el cual el animal regurgita el material vegetal muy fragmentado en la cavidad bucal).

La rumia consta de cuatro fases principales:

  1. aspiración, el material vegetal se aspira del rumen al esófago;
  2. expulsión, el material vegetal se expulsa del esófago a la cavidad bucal;
  3. masticación, el material vegetal se mastica lenta y cuidadosamente;
  4. deglución, una vez molido finamente el alimento se vuelve a tragar.

El papel de la rumia es fundamental, permite facilitar la maceración del alimento ingerido, la mezcla del contenido con la saliva, la trituración de la misma para facilitar su absorción, la distribución uniforme de los microorganismos celulolíticos y la eliminación de parte del anhídrido, dióxido de carbono y metano derivados de procesos de fermentación.

El segundo de los tres preestómagos de los rumiantes es el retículo (el más pequeño), está formado por muchas células reticulares (cuadradas o hexagonales), que se asemejan al panal de abejas en forma y estructura, tiene salida en el esófago y se comunica ampliamente con el rumen. Esta red juega un papel fundamental en la fermentación y mezcla del material ingerido durante la rumia, una de sus tareas principales es separar las partículas más finas de la masa fermentadora, que puede continuar hacia el tracto gastrointestinal.

El último de los tres preestómagos es el omaso, que permite el tránsito del material vegetal fermentado hasta el abomaso. Su función principal es reabsorber parte del componente líquido de la ingestión fermentada. Las paredes internas del omaso presentan numerosos pliegues (láminas omasales), que le permiten aumentar la superficie absorbente.

En el abomaso (llamado «coloquialmente» estómago verdadero) la ingestión fermentada está sujeta a la acción de procesos digestivos (jugos gástricos), de manera similar a lo que ocurre en el estómago de los animales monogástricos (como los humanos). Las sustancias vegetales digeridas se liberan, a través de la clavija, en el intestino delgado para la fase de absorción.

Los tres preestómagos de los rumiantes también se denominan estómagos de fermentación, mientras que el estómago glandular del abomaso, en comparación con los demás, tiene un pH extremadamente ácido y las reacciones fermentativas de bacterias, protozoos y mohos se interrumpen.

En los animales jóvenes, el compartimento prestomacal está poco desarrollado y no es funcional. Por otro lado, la dieta a base de leche no requiere reacciones de fermentación. Por tanto, existe un órgano asociado a los preestómagos, llamado ducha esofágica, que permite el tránsito de la leche materna directamente desde el esófago al abomaso. Este órgano pierde funcionalidad con el crecimiento del animal, hasta atrofiarse por completo en los ejemplares adultos (mientras tanto, los tres primeros estómagos se han desarrollado y han adquirido una funcionalidad total).



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