8 frases con enseñanza de Adam Smith en el día de su muerte


Un 17 de julio de 1790 muere el economista y filósofo escocés Adam Smith, el cual está considerado como uno de los mayores exponentes de la economía clásica y de la filosofía de la economía. Le queremos rendir homenaje a través de las 8 frases con enseñanza de Adam Smith en el día de su muerte.

Su obra La riqueza de las naciones ha marcado un antes y un después en el proceso de la economía de antes y ahora, y de ahí que se le conozca como el padre de la economía moderna.

Las mejores citas de Adam Smith

Un jardinero que cultiva su propio jardín, con sus propias manos, une en su persona los tres personajes, de propietario, agricultor y obrero. Su producción, por lo tanto, debe rendirle la renta del primero, la ganancia del segundo y el salario del tercero.

Los individuos… no tratan de promover el interés público ni saben cuánto lo están promoviendo. Solo buscan su propia seguridad, su propia ganancia, para la cual se ven llevados por una mano invisible a promover un fin que no estaba en sus intenciones. Buscando su interés personal suelen promover el de la sociedad más eficazmente que cuando pretenden promoverlo realmente.

En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre. 8 frases con enseñanza de Adam Smith

Los comerciantes del mismo rubro rara vez se reúnen, incluso para entretenimiento y diversión, pero la conversación termina en una conspiración contra el público, o en alguna estratagema para aumentar los precios.

No hay en la vida nada más inesperado ni sorprendente que la aparición y el desvanecimiento del placer. Si hoy nos encontramos con él en un lugar será en vano buscarlo mañana allí mismo. No es posible tender lazos para apresarlo.

Con la mayoría de la gente rica, el placer de los ricos consiste en el desfile de la riqueza, el cual a sus ojos nunca es tan completo como cuando demuestran poseer esas marcas decisivas de la opulencia que nadie puede poseer salvo ellos.

Raras veces se reúnen las gentes que ejercen el mismo oficio, ni siquiera por diversión o entretenimiento, pero cuando lo hacen, la conversación suele terminar en una conspiración contra el público o en alguna maquinación para subir los precios.

El verdadero precio de todo, lo que todo realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirlo, es el esfuerzo y la complicación de adquirirlo.

 



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