OPINIÓN: Presidente Abinader arriesga su prestigio y su cinturón

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El AUTOR es periodista. Vive en Santo Domingo.

En una situación de crisis con consecuencias imprevisibles para todos -y aunque no es responsable, sino el llamado a enfrentarla y superar las posibles soluciones- lo mínimo que debe hacer el gobierno del presidente Luis Abinader es embarcarse en proyectos cuesta arriba o iniciativas que generen “ruido” y división en la sociedad, pues en lugar de atraer el apoyo suficiente para triunfar, se expone a recibir críticas que afectarían el distanciamiento de imagen ganado por su actuación.

Sobre todo si repasamos y recordamos el tipo de “dos años de permanencia” registrados, en particular, en los gobiernos de Salvador, Hipólito y Danilo, en los que se consideró que los 24 meses del primer tramo de gestiones respectivas fueron buenos, pero de ahí en adelante los desempeños fueron malos, en el manejo de la economía ya nivel institucional.

Con precedentes tan conocidos, el presidente Abinader -a quien con toda la crisis económica y sanitaria que heredó, y los fenómenos externos de inflación y hasta de guerra que se le sumaron en el camino, muchas cosas pasaron bien pasadas- no debe dirigir el riesgo de “golpearon” la misma piedra con la que chocaron otras, incluidas dos del “bloque blanco”, aunque el PMR tomó el color azul.

Por ejemplo, en amplios sectores sociales y políticos, no se considera conveniente que el jefe del Ejecutivo se distraiga en un momento difícil y, a riesgo de su rango y prestigio, se dedique a algo que parece imposible, como modificar la Constitución de los República, de los 148 diputados requeridos, sólo tiene 117. Faltan unos 35, muy difíciles de conseguir o “convencer” entre los representantes de los partidos que rechazan la propuesta.

La inflación, que ha disparado los precios de los alimentos, la gasolina y muchas otras cosas, no es culpa del gobierno ni del presidente, pero los pobladores que la padecen no lo entienden y lo van a matar.

Siendo un tema nacional, con el peso de la crisis actual y lo que pueda pasar, el gobierno no puede estar solo, sino que debe ganarse el apoyo del amplio espectro político y social. Lo cual, por cierto, no se hace con invitaciones al PRM para que «imponga su mayoría -que es relativa, no absoluta- y lleve a cabo su reforma» (?).

Afortunadamente, el presidente Abinader, que conoce su papel y tiene los pies en la tierra, se ha ofrecido a reunirse con la oposición política que se niega a tocar la Constitución. Una buena idea: escuchar y… “escuchar otras voces, no sólo la de la sociedad civil”, como sugiere Carmen Imbert Brugal, para no tener el brazo doblado y luego tener que “dar un paso atrás”.

Este fue el caso muy publicitado del intento de reforma tributaria, que incluso se dijo “sí o sí, pero al cero y advirtiendo que se podía quemar la pradera, se echaron atrás. Esto debe evitarse debido a la gestión básica de imágenes oficiales. “encar-medios@hotmail.com



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