OPINIÓN: El Gobierno está estancado, sin dinero y con muchos compromisos

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

El diálogo está mediado por el Centro Económico y Social y responde a una convocatoria del Presidente de la República. Supuestamente busca consensos en torno a reformas en materia de transparencia e institucionalidad, agua, electricidad, transporte, educación, policía, seguridad social, mercado de hidrocarburos, laboral, reforma tributaria, entre otras.

Este diálogo, en el que participan los líderes de los distintos partidos políticos y grupos económicos, es una pérdida de tiempo para algunos analistas. El presidente Abinader cuenta con un programa de gobierno en el que se reflejan las soluciones a proponer a cada uno de los problemas antes mencionados.

Además, existen múltiples resultados de estudios realizados sobre estos aspectos, algunos de los cuales aparecen en la web.

El presidente Abinader, en términos sencillos, lo que necesita implementar son políticas en torno a estos temas, como propuso a través de propuestas programáticas durante la campaña electoral de 2020. Es el presidente y tiene prerrogativas constitucionales para tomar medidas y donde luego se envía la aprobación de una ley. un proyecto de ley a las cámaras legislativas, punto.

Casi nunca estuve de acuerdo con Joaquín Balaguer, por su carácter autoritario, pero si estoy de acuerdo con el difunto líder reformista en algo es en la desaprobación de las comisiones. Dijo (con razón): «Si quieres que algo no funcione, nombra una comisión y cuanto mayor sea la comisión, menos funcionará».

Este es el caso de la Comisión Nacional de Policía, que crece y cuanto más crece, menos funciona. Para la reforma de la policía ya había estudios, si se quería además se realizó un taller durante un fin de semana en una habitación de hotel, en el que participan expertos nacionales e internacionales.

Se considera una locura darle un año a Servio Tulio Castaños para un proyecto de reforma policial. Esta podría ser una forma de evitar problemas.

Como también podría ser otra forma de evitar problemas, que corresponde al rostro del Presidente de la República, al organizar estos diálogos con fuerzas políticas y económicas. Además, no fue necesario incluir a los empresarios, ya que todos están en el gobierno.

Se recuerda que Leonel Fernández, en su gobierno de 1996-2000, realizó varios diálogos nacionales, pero el motivo fue que no contaba con Congreso Nacional, la mayoría de los legisladores eran del PRD y del Partido Reforma. El Poder Legislativo fue un verdadero contrapeso, Leonel buscó consensos porque estaba obligado a hacerlo, aunque se admite que fue el sector con menos corrupción pública en los tres períodos que lideró el actual jefe de la Fuerza Popular.

Los diálogos de Luis Abinader hacen que muchos no encuentren la motivación, ya que él tiene luz verde para gobernar y controlar a la mayoría de los legisladores. Hasta el momento se ha aprobado todo lo que se ha enviado a ambas casas, incluido un festival de préstamos, algunos de los cuales se pueden justificar, mientras que otros nunca con vida, ya que son para gastos corrientes, aumentan la deuda externa y no tienen retorno. .

EXHIBICIONISMO

En el actual diálogo nacional, se excluye que exista consenso en cualquier aspecto, ya que cada sector político defiende su interés particular y es obvio que hay organizaciones de oposición que apuestan por el fracaso del gobierno, mientras que hay quienes asisten por exhibicionismo o la figura. La mayoría aprovecha el escenario para dar a conocer su discurso.

También conocemos la presencia de políticos escaladores que desarticulan a los funcionarios del gobierno, donde expresan su voluntad de «sacrificarse por un cargo público», incluso reparten trozos de papel.

Todos andan con su agenda o su problema bajo el brazo, es imposible que el Gobierno pueda llegar a un consenso de esta manera, un consenso que no necesita, al menos en apariencia.

Hay quienes aseguran que, de la mayoría de los temas expuestos, la reforma tributaria es el único aspecto sobre el que el Poder Ejecutivo intenta persuadir a los sectores de la oposición, que no se excluye si es producto de ‘una negociación’.

El gobierno está interesado en recaudar más dinero porque gasta mucho más que ingresos y al PLD no le gusta que dejen solo a nadie involucrado en la corrupción pública.

Pero cualquier acuerdo en esta dirección sería desastroso. Y en unos meses la aprobación de la actual gestión gubernamental se derrumbaría, no solo porque el trabajo de la fiscalía fuera el punto más brillante (quizás el único) de Luis Abinader, sino porque la inflación que desencadenaría una reforma tributaria es incalculable. Y las consecuencias sociales y políticas son impredecibles.

A través del diálogo, el Gobierno trata de dar un sentimiento de apertura, democracia y pluralismo, que prefiere el consenso de las fuerzas vivas de la nación a cuestiones que puede abordar solo.

Esto es lo que se vende, pero el problema no está ahí. El problema es que el gobierno está en un callejón sin salida: sin dinero y mucho compromiso con los empresarios.

danilocruzpichardo@gmail.com

JPM



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