Margarita prefiere quitarle las hojas blandiendo espinas (OPINIÓN)

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El autor es abogado y profesor universitario. Vive en Santo Domingo

La beligerante reacción de la doctora Margarita Cedeño, exvicepresidenta y candidata a la candidatura presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ante una solicitud de auditoría de gestión (desde 2012 hasta la actualidad) realizada por el actual director de la Programa “Súmate”, de Gloria Reyes, asombró a más de un dominicano.

Por supuesto, esta no es la primera vez que la destacada líder del PLD responde preguntas reales o potenciales sobre su gestión de los programas sociales del gobierno (ya lo había hecho a principios de este año debido a las quejas por «salario irregular» del Sr. José Rijo, como se informó en el Listín Diario del 6 de enero), y por supuesto es un derecho que nadie puede ni debe discutir.

En realidad, lo que sorprendió sobre todo fue que la veterana vicepresidenta, cuya candidatura presidencial se presentó como representante de los nuevos estilos y valores de la política dominicana, se reinsertase en el debate público de una manera tan infeliz y poco prometedora: en un estado de ánimo abierto de petulancia ante una joven que trabaja en la misma dirección de la justificación humana que dice defender, y recurriendo al trillado argumento de que se está tramando un complot del gobierno en su contra.

Y es que, ciertamente, nada más -perdón por la precisión- puede significar o implicar el hecho de que la destacada dama de la actual oposición peledeísta respondiera en tono presuntuoso y peyorativo (con el pendenciero y desagradable consejo de «el águila no coge moscas”) ante el referido pedido investigativo y, además y casi por negligencia, acusó al presidente Luis Abinader de patrocinar “una confabulación de Palacio Nacional, supuestamente porque ya ha sido” elegida como opositora” y que los “números” la favorecen (Hoy , 6 de abril de 2022).

(Igualmente sorprendente, resultó que el ex funcionario de palacio, cuya capacidad de razonamiento y vasta experiencia en la alta política vernácula nadie puede discutir), entendió la indirecta con un simple anuncio de control de parte de su administración en el Estado, y lo expresó por casi condenando esta posibilidad y sintiéndose ofendido o amenazado por la intención a través de declaraciones que proyectan la brusquedad, la desvergüenza, el afán de festividad verbal y la intolerancia a las diferencias de opinión o iniciativas de clarificación institucional).

El autor de estas líneas confiesa que no tiene el honor de conocer personalmente ni al Dr. Cedeño ni a la Sra. Reyes, por lo que su percepción sobre ellos se limita únicamente a lo que se divulga en los medios convencionales y números respecto de sus referencias. cualidades de profesionales y políticos, y por supuesto lo que transcurre en sus respectivas vidas públicas, una muestra que siempre tiene la virtud, más allá de poses y propaganda, de revelar formas de pensar y actuar cuyas huellas no se desvanecen.

La Dra. Fernández, y no se hace esta afirmación para difamar sino para sustentar la verdad, tuvo una carrera pública como Asesor Jurídico Adjunto del Poder Ejecutivo (1996-2000), Primera Dama (2004-2012) y Vicepresidenta de la República ( 2012-2020), es decir, ha desarrollado una dilatada labor profesional y social desde y al amparo del poder y teniendo a su disposición los cuantiosos recursos financieros y logísticos del gobierno. En consecuencia, es lógico que ella deba asumir alguna responsabilidad tanto por los aciertos como por los excesos atribuidos al PLD durante sus veinte años de gestión de gobierno.

La señora Reyes, por su parte, es una dirigente política casi tierna, de reciente presencia pública, surgida de las entrañas de una de nuestras comunidades más trabajadoras, y cuyo dedicado y fructífero activismo (iniciado en el campo de la juventud y basado en la obra en la que destaca el talento, la honestidad y la solidaridad ajenas al poder) la llevó en su momento a obtener diputada por sufragio universal directo (2016-2020) y, durante un año y medio, a ser seleccionada para el cargo administrativo que ocupa actualmente. Por lo tanto, no se le puede culpar de nada del pasado y, por tanto, habrá que evaluarlo a la luz de sus logros de hoy y de mañana.

El breve paralelismo anterior se presenta con el único propósito de enfatizar que las distinguidas damas en cuestión, independientemente de sus contrastes generacionales y estilos personales, representan dos formas diferentes de activismo político y dos concepciones opuestas de trabajo social: las primeras son las de quienes acceden a la dirección del partido y desarrollan su labor de solidaridad comunitaria desde arriba y sin mucho esfuerzo previo, y las segundas las de quienes parten desde abajo y avanzan trabajosa y paulatinamente hasta alcanzar ciertas cimas.

(Y para que conste: cualquier entendido que escriba sabe que si bien sus principales anhelos existenciales se han centrado en la militancia por el bien común, el cultivo del saber, y la actividad docente o formativa -por lo que estuvo vinculado casi permanentemente a la obra de promoción de la juventud- no ha sido precisamente un defensor incondicional ni acrítico de las nuevas generaciones, ya que muchas de las ideas, conductas y proyectos de algunos de sus miembros más vociferantes o más destacados en los campos del arte, la política, la economía o la gestión estatal son incompatible con su forma de pensar o actuar).

Lo cierto es que no parece fácil entender cómo la candidata presidencial del PLD puede afirmar que representa “el nuevo liderazgo político transformador e innovador que República Dominicana demanda en la coyuntura actual” (El Nacional, 11 de noviembre de 2021) si es incapaz de participar en el debate político con respeto a los cuestionadores y opositores presentes o potenciales, de responder con calma a una simple solicitud de investigación de su trabajo como funcionaria, y de asimilarla no a una conspiración en su contra pero por supuesto , normalidad y regla en democracia.

Además, resulta inquietante y contradictorio que alguien que promete limpieza en su proyecto de conducción de gobierno y se defina como un defensor de la transparencia (“La buena política y la transparencia se ejercen con vocación de servicio a la comunidad”, Listín Diario, 19 de enero de 2022) intentar insultar, menospreciar o menospreciar a un servidor público cuya imagen y gestión se ajusten precisamente a estas apuestas y, al mismo tiempo, intentar desacreditar una gestión ordinaria de investigación atribuyéndole objetivos políticos y utilizando un lenguaje improvisado de proselitismo electoral.

También parece contraproducente que el Dr. Cedeño ataque de manera tan belicosa y dirigida a un joven funcionario luego de haber proclamado recientemente su empatía y compromiso con las nuevas generaciones, declarando que «su candidatura asume las expectativas y aspiraciones de la juventud dominicana» y que » la juventud no es el futuro, es nuestro presente y contigo damos pasos firmes hacia el mejor regalo que se ha escrito para los jóvenes dominicanos” (El Día, 17 de marzo de 2022).

Y es que la candidata más nueva del PLD, siendo la señora Reyes, una de sus congéneres (e integrante de la más reciente y renovadora dirección política criolla) quien demuestra pasión, eficiencia y entrega en su labor como servidora pública, en vez de hacerla el objeto del maltrato verbal, debe ser el incentivo para que persista en este camino de plausible servicio público, en el entendido de que eso es lo que hace falta para que el Estado tenga para siempre una dirección verdaderamente digna, productiva y solidaria.

El mensaje es doloroso: parece que la regia Margarita prefiere deshacerse de sus hojas blandiendo espinas y no acercarse a la exuberante Gloria.

lrdecampsr@hotmail.com

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