Este gobierno es una pesadilla (OPINIÓN)

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El autor es un político. Vive en Raleigh, Estados Unidos.

Con tantas cosas maravillosas que adornan la tierra dominicana, no es agradable tener que considerar esta terrible y trágica cadena de acontecimientos que se desarrollan en el país.

El presidente Luis Abinader aseguró a todos los dominicanos que cuando llegue al poder en el 2020 se erradicará la inseguridad y la violencia ciudadana de la convivencia nacional; La verdad es que lo único que se ha erradicado es la esperanza de tranquilidad en el corazón de los dominicanos.

El narcotráfico se ha vuelto autónomo; y sus bandas criminales se pelean en los distintos sectores de las ciudades, en una feroz lucha por el territorio; lo que implica la importancia económica del tráfico interno, que antes se denominaba microtráfico. Esto no significa que los cárteles criminales internacionales hayan frenado sus actividades.

El asesinato de otro abogado en las cercanías de Santiago de los Caballeros es reportado hoy por la prensa nacional; y es que en la principal provincia del Cibao están sucediendo cosas muy extrañas y ajenas a esta comunidad laboriosa y feliz.

Cárteles policiales campan a sus anchas para asesinar a inocentes, y cárteles del narcotráfico han invadido el lugar para sus operaciones; se habla de pistas de aterrizaje clandestinas que sirven como puntos de acopio de estupefacientes.

Nos recuerda aquella célebre frase del expresidente Hipólito Mejía durante su mandato, a un periodista, cuando le preguntó cuál era el propósito de la inauguración de una pista de aterrizaje en la provincia de Elías Piña. Ah, ¿y para qué va a ser? ¡vender drogas!

Pero fue una broma de mal gusto, antesala de una terrible realidad, donde las fuerzas internas del poder entraron en una innoble connivencia con el dinero y los intereses del crimen internacional y sus representantes nacionales; el jefe de la escolta presidencial pagó en efectivo un helicóptero a un capo en un recinto militar, sin dudarlo; y lo mencionamos porque fue retransmitido en los tribunales de la República.

El diputado del partido del presidente Abinader, Miguel Gutiérrez Díaz, es detenido en Miami y acusado de traficar toneladas de estupefacientes a territorios norteamericanos; Pero, Miguel Gutiérrez era un superhombre, capaz de hacer planes, transportar toneladas de estupefacientes, lavar el dinero del producto de estas empresas y distribuirlo comprando personalmente innumerables propiedades; no, no hay superpoderes ahí.

Lo que existe allí son superorganizaciones, de las cuales un miembro puede ser removido, pero se regeneran y continúan llevando a cabo sus operaciones criminales.

Las páginas de los periódicos están llenas de sangre, de fotografías de desaparecidos que nunca aparecerán ni aparecerán sus cadáveres; la policía llega a cualquier lado por una riña, y entonces la cosa se complica, porque ese simple alboroto acaba en balazos y muertos.

Asesinar a un niño durante una celebración de carnaval y alegar que el motivo fue música alta o la falta de respeto del padre a la autoridad es algo criminal y aberrante.

La prensa paga se adapta a los hechos; pero su edulcorante no es suficiente para llegar al lugar de los hechos, donde cada ciudadano se ha formado una idea completa de lo ocurrido; el gasto público para distorsionar la verdad es innecesario. Hoy en día las redes sociales son más creíbles que los oradores pagados.

El gobierno de Luis Abinader es un cóctel peligroso servido al pueblo dominicano; un cóctel alucinógeno que produce sensación de inseguridad; una bebida importada, que atenta contra nuestra soberanía y nuestra herencia nacionalista.

Este gobierno es una pesadilla donde convergen el crimen institucional, el narcotráfico internacional y cinco ministros y embajadores que defienden planes de destrucción de la Nación.

Dice un joven poeta dominicano: «No te preocupes, porque la noche llegará para todos nosotros». Si es verdad; la muerte cabalgará tarde o temprano, para todos los vivos; pero por favor, señor Luis Abinader, concédenos seguridad y tranquilidad en nuestros días de vida, mientras llega la irremediable noche.

jpm-am







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