¿Elecciones? : desplegando la democracia callejera (OPINIÓN)

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EL AUTOR es un político. Vive en Santo Domingo.

Aquí no hay democracia, sino una particidra con plutocracia o poder monetario. No hay democracia en las instituciones, ni en las elecciones. Las elecciones son simples votos empatados. El escenario electoral es un mercado y Partidos de Compañías CxA con prácticas delictivas.

La gente vota, no elige. Eligen los partidos y el financiamiento de la oligarquía capitalista, las fortunas robadas al Estado, la narcocorrupción, el miedo impuesto por las jerarquías eclesiásticas conservadoras, el apoyo imperialista y los medios de comunicación poderosos en manos de los grupos empresariales y transnacionales. influir en él decisivamente.

Fortunas robadas y fortunas producto de la explotación y sobreexplotación, así como las aberraciones patriarcales-machistas y la histeria racista antihaitiana -con todo su odio, opresión y prejuicio a la vista- suelen pesar mucho en la política electoral convertida en negocio. Lo mismo ocurre con el miedo a las represalias estadounidenses ante cualquier proyecto de autodeterminación.

La Constitución de 2010, las leyes electorales y las reglas de juego existentes han facilitado procesos degradantes (como sucedió con la Constitución de 1966), que permiten a los gobernantes diseñar un marco electoral al 2024 con predominio abrumador de la reelección (PRM-Oligarcas y Aliados) que reproduce y agrava prácticas defectuosas, al mismo tiempo que promueve una oposición sistémica, representada por las dos caras de la mafia política PLD y FP.

Este diseño vanguardista, en el que la expansión de la dictadura mediática local y transnacional, y los asesores de imagen expertos en técnicas de engaño despliegan sus perversas habilidades, está en marcha con destacadas expresiones en la radio, la televisión, las redes, la prensa escrita y los encadenados. transmisiones de los medios.

Con ello se pretende reforzar la idea de que hacer política es simplemente someterse a una ficción electoral, impidiendo en su dinámica que las posibilidades vayan más allá de estas tres opciones (ABINADER-LEONEL-PLD); favoreciendo la reelección, rehabilitando a Leonel como principal polo de oposición y dando oportunidad de concursar al candidato elegido por el PLD.

También pretende empujar a los ciudadanos hacia un escenario en el que ninguna alternativa pueda amenazar el statu quo. Y para adornar el teatro, destacados mercadólogos inventaron una droga no estupefaciente llamada pasarela, que enloqueció a Abinader y Leonel, junto con muchos imitadores.

Es claro entonces que para las fuerzas transformadoras la prioridad no debe ser jugar con esta conocida trampa, sino tomar el camino extrainstitucional que obliga, desde las movilizaciones masivas y la parálisis, a cambiar las normas constitucionales y las normas jurídicas de el juego, y derrocar al partido establecido y al sistema político-electoral.

Es necesario, por tanto, desplegar la democracia de calle desde los movimientos político-sociales con sus imperativas demandas inaplazables y una propuesta constituyente y una nueva institucionalidad.

jpm-am



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