El terremoto político comienza a sentirse (OPINIÓN)


La cuenta atrás ya ha comenzado. En dos años se realizarán las elecciones presidenciales. El municipal y el legislativo también irán en un paquete periférico. El país exige cambios y alternativas. Ya se empieza a sentir el terremoto político.

De hecho, la campaña electoral comenzó hace mucho tiempo. El Partido de la Liberación Dominicana busca su símbolo presidencial; El presidente Luis Abinader demuestra que irá para los próximos cuatro años, y con Leonel Fuerza Popular ya tiene su candidato.

A 22 años del siglo XXI, la forma de hacer política ha cambiado. Ya no damos importancia a discursos fogosos, como los que pronuncia todos los días el doctor José Francisco Peña Gómez, en el último mediodía de la Tribuna Democrática.

Los anunciantes y los creadores de imágenes son los reyes de las campañas. Dejan de lado los pronunciamientos y programas gubernamentales y se enfocan en capturar una sonrisa, vender delgadez, perder kilos, canas teñidas y ropa de segunda mano.

Pour un candidat, la veste et la cravate ne sont nécessaires que s’il va avoir affaire à des gens avec de l’argent, à la direction sociale ou commerciale, plus tard, vaste à la manche de chemise, pour rappeler les candidatures présidentielles de los Estados Unidos.

Una consigna que se pega puede dar paso a la presidencia. La multitud se puede concentrar en un puñado de chicos que, con buenas tomas y vídeos, gritan a todo pulmón. Estamos en la era digital, y la actividad política se inunda ante ella.

El regalo, asistencial clientelista, gubernamental y opositor, es el mejor trago que muchos tendrán. Abre puertas y agarra. Esta masa sin cuerpo y sin cabeza solo tiene que sobrevivir un día, y se apodera de quien le ofrece una falsa mesa de rescate.

Para que la actividad partidista nacional cambie, deben darse nuevas circunstancias. Las circunstancias y los hombres se mueven según las cornetas de la hora. Aquí las nuevas circunstancias no maduran y las articulaciones parecen estancadas en su espacio.

Pero a medida que los anunciantes trabajan en el claroscuro del próximo video, crecen los desacuerdos sociales, las posiciones de ricos y pobres son irreconciliables, aunque no explosivas. No hay árbitro para unir intereses para que todos puedan sobrevivir.

Mirando hacia el futuro, nos encontramos con un país que necesita dar un salto adelante en los próximos dos años. El que no avanza retrocede. La institucionalidad nacional debe caminar con piernas adultas, y todavía parece que esa fuerza no existe.

Suponer. Un apóstol dijo que mil años se condensan en un día y que un día es igual a mil años. Estamos lejos de estas rupturas sociales, solo queda ver pasar los hechos de estos dos años.

jpm-am



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