El PRM y el triste presente del PLD –


EL AUTOR es periodista. Reside en Salcedo.

Por más que digan que no sienten dolor o el abrumador peso de la nostalgia por el poder, no se los creeremos. Un sector muy importante de la cúpula del ex gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se encuentra preocupado, pero muy preocupado por todo lo que acontece, y no es para menos.

Se sabe que cuando suceden este tipo de eventos, en donde se denuncian actos de supuestos o reales movimientos de corrupción, el grito de guerra es que todo lo que se maneja desde el poder de turno, obedece a persecución política, o a un show mediático para tapar ciertas fallas en el sistema imperante, y no puede ser así, no señor.

La justicia debe actuar con elegancia, no con inteligencia, sino con sabiduría, para que esa desconfianza que acarrean esos sectores de abajo que son mallugado por la falta de oportunidades por lo que la corrupción se lleva dentro de sus tentáculos, tengan los efectos esperados.

Lo que se observa en el ambiente, no es más que un guion que muchos de los que estudiamos la política desde el punto de vista objetivo, científico y reflexivo, ya veníamos sospechando.

Para esto no hay que tener una lámpara de la de Aladino, ni mucho menos ser pitoniso en el caso que nos ocupa, simplemente basta con dar un tipo de mirada hacia el futuro y de ahí poder predecir lo que pasaría luego que la soledad del poder arrope a quienes ocupen la mansión de la Delgado con México.

Esto se veía venir, por múltiples razones, pues, al ex presidente Danilo a pesar del contacto que él decía tener con las gentes de los pueblos a través de las visitas aquellas, él no bajaba ni miraba los el grito de una población que pedía con vehemencia un cambio de actitud en su gobierno.

Simplemente, quienes lo tenían acorralado tenían palabras de reyes y tampoco bastaban las múltiples denuncias de renombradas figuras del periodismo investigativo que como Nuria, Alicia o Huchi Lora a diario palpitaban por sus diferentes medios para llamar la atención de un gobernante que según hoy nos damos cuenta, era sordo y mudo, y he aquí las terribles consecuencias de lo último planteado por quien escribe.

Finalmente, el Presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM) deben ser cautos, sabio (no inteligente ni hábil), para saber escuchar los reclamos de justicia, no vaya a ser que la lucha que se emprendió sea solo material mediático y de ahí la población quede nuevamente con sus deseos lacerados o  con sus miradas frustrada ante una lucha que también es la lucha de todo.

JPM



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