El descenso de los partidos –


EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

La democracia dominicana es frágil y está en profunda crisis. Los partidos políticos viven a lo interno  la ebullición de un volcán, que amenaza con exterminarlos. El fin de las ideologías lleva que los partidos no sean más que agrupaciones para conseguir poder y ascenso social.

La democracia se fortalecía en el libre intercambio de las ideas, en el florecimiento de los proyectos de desarrollo desde diferentes ángulos, pero lo unilateral de falsas ideologías, la lleva a la perdición.

Pero se pueden remendar las desavenencias y tratar de que se fortalezca a la democracia. No por mero juego de palabras, sino con hacer limpiezas internas en los partidos y cambiar todo lo que es retraso y negatividad.

Será difícil que se produzca porque en la falta de liderazgo actual, todos se encuentran con el derecho de mandar y escoger subordinados de dedo. Las tendencias no  son más que el fraccionamiento acelerado de los partidos.

Cuando hay un gran líder, los grupos tendenciados pueden ser positivos, porque llevan sangre fresca e ideas diversas a la marcha partidaria. Pero donde todos tienen que  demostrar músculos, se revive el desorden de un mercado persa en días de ventas.

Pero ya desapareció la etapa de los caudillos. La fuerza de la realidad biológico puso terminó a los liderazgos de Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez y Joaquín Balaguer. Eran la  ley, los estatutos y el mando absoluto en sus partido.

Es aceptable  la dirección única con sentido de equidad, de consenso, de escuchar y de rectificar errores. Ahora mismo no hay condiciones para el surgimiento de un caudillo, que mande en un partido con puño de hierro.

En pequeña escala se da en los grupos minoritarios, donde su presidente es el jefe, y todos los que están allí aglutinados saben que su bienestar depende de la alianza y el cargo que haga su representante. Las tendencias de los partidos mayoritarios hacen que cada cual busque su ascenso en forma personal y rompiendo brazo.

Para fortalecer a los partidos políticos, hay primero que limpiarlos y adecuarlos al siglo 21. De por sí una medida casi imposible, tomando en cuenta que la filosofía de estos grupos es llegar al poder para repartirse todo lo que esté a su alcance.

JPM



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