El debate electoral debe ser una acción cuasi-obligatoria

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El diálogo y la concertación son temas rechazados por la mayoría del conglomerado partidista nacional. Todavía tiene la idea obtusa de que entablar una polémica pública con otro sector le resta importancia y le roba sus márgenes de popularidad.

Sin diálogo y sin posibilidad de llegar a acuerdos, la actividad política se convierte en acción de jungla, donde la fuerza y ​​el dinero son los ingredientes básicos sobre la mesa. Se olvidan los principios básicos, los programas de gobierno y la explicación oportuna de comportamientos e indelicadezas.

Incluso los líderes políticos siempre han rechazado el debate electoral, que debería ser una acción casi obligada para determinar las demandas y posibilidades de los candidatos. Los egos entierran cualquier posibilidad de exposición gratuita.

En efecto, la Junta Central Electoral debe fijar el debate electoral, entre los dos o tres candidatos principales, como uno de los aspectos centrales de la campaña política. Esta reunión oportuna puede ser organizada por una universidad importante o una cámara de comercio.

Pero primero, los políticos deben estar convencidos de que hacer propuestas disímiles y encontradas es parte del ejercicio de la democracia. Cuando se presentan diferentes ideas en exposición cruzada, la gente gana y se quita el barniz que puede adornar a los líderes oportunistas.

Debemos dar un salto adelante y adaptar la actividad política a los nuevos tiempos. Arrastra con cordón umbilical épocas dictatoriales o el ascenso de todopoderosos señores de la guerra. Un discurso ya no puede convencer plenamente a los votantes, pero es necesaria la confrontación de ideas.

Pertenece a una época sepultada por el modernismo, el cierre de campaña con una multitudinaria manifestación, con la emisión de un discurso de más de una hora, en medio de Filipenses donde se hacían las últimas promesas que dos o tres días después se retrasan. garantizaría la victoria. La pieza oratoria sigue siendo un componente de una campaña, pero ya no es el movimiento final que garantiza la victoria.

La evolución tecnológica deja para el pasado el cierre de reuniones de campaña, y el mensaje es fundamental a través de las redes sociales. Las grandes caravanas son derrotadas por un toque en las redes sociales. El flash en línea deja fuera de competencia a los partidos cara a cara y de casa a casa.

En las próximas elecciones primará el debate, el diálogo y el acuerdo. Será imposible que gane un solo político. Hay que saber hacer alianzas y, sobre todo, entender que ningún partido tiene un padrón con los votos suficientes para ganar.

Decidirán los que no tienen voz, los excluidos, la mayoría silenciosa que toma la forma de la situación inmediata, de ahora, de hoy, sin importar la marcha inexorable hacia un mundo que necesita cambios urgentes, so pena de perecer.

jpm-am



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