Después de las disculpas, ve a buscar la culpa y la culpa (?)

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El AUTOR es periodista. Vive en Santo Domingo.

A los grandes y viejos males, soluciones enérgicas y responsables, «el que cae», a toda costa; y aunque duela, incluso, «sacrificar» a uno u otro amigo. Para el presidente Luis Abinader, quien propuso y se comprometió con un “cambio” que una mayoría social del país le compró en las urnas, metiéndose con las dos manos en los males, artimañas y mafias que corroen las instituciones, por no decir la sociedad en su conjunto. , esto no sería excusa, pues por haber asumido la difícil tarea de gobernar el país, precisé que: “Tengo amigos, no cómplices”.

Por tanto, quien se equivoca o fracasa, es porque quiere, y sólo tiene que asumir las consecuencias. Al respecto, se dieron algunos ejemplos y se enviaron recordatorios por parte del Ejecutivo. Pero, y sin pedir sangre a la grada, falta algo -quizás una acción más rápida y contundente- que falta. Al presidente se le ve desde el primer momento bien intencionado y trabajador, pero, en muchos casos, mal acompañado, con gente que hace daño y burocracia en las instituciones que le nombro (?).

Hay secretos a voces, pero el eco no ha llegado al Jefe de Estado. Vamos con la DIGESETT, entregada a los escándalos y vuelta a la mesa, tras el reprobable ataque al Defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, y a la prensa, que se fueron -con el derecho constitucional asistiéndolos- tras las denuncias de abusos, negocios y violaciones claramente corridas. durante años por delincuentes uniformados en El Coco Greyhound Trail.

Si, tras casi dos años de gestión, continúa la odiosa práctica de los agentes de sustituir los semáforos y favorecer el paso de los vehículos por un lado hasta la extenuación, y frente al «cementerio» de los coches y motores del canódromo , puso a un ignorante coronel, quien admitió desconocer la existencia y la autoridad de la figura del Mediador, y definió a los miembros de la prensa como «bandidos», violadores de los derechos de los demás (?), el director de la institución será una buena persona y merece crédito por el papel que desempeñó en el último proceso electoral, pero demuestra que hay un problema de gestión de por medio, que no se soluciona con una disculpa pública y una visita de desagravio al funcionario impedido de cumplir su mandato constitucional.

El ejemplo viene de verdad, y se manda una señal contundente del presidente -que hizo bien en recibir a Ulloa en Palacio- para que ya no quede ninguna duda, sólo cuando la cuerda se rompe en el peor de los casos. Así como lo leyeron. El Presidente, como creo que debe hacer cada vez que se presenten casos similares, debió aprovechar y capitalizar esta mezcla de fracaso, ultraje y violación de referencia para destituir al Director de DIGOSETT y dar a luz en el lugar que fue objeto del escándalo. habiendo intervenido el ministerio público y todos los que cayeren son presos.

Le sugerí al Presidente, como a veces lo hace cuando caen en mis manos asuntos de Estado, que no fracase por culpa, incapacidad o culpa de nadie, que el que debe conservarse y quedar bien es él. Con casi dos años de haberlos designado para el cargo, ya cumplió y con quien falla y lo puede hacer quedar mal, debe ser despedido y enviado a casa, sin pensarlo dos veces. Me contestó a los pocos minutos enviándome los dos giros en los que especifica, primero, que, al igual que las altas cortes, “apoyamos la actuación de Pablo Ulloa y de todos los que garantizan los derechos de las personas y la lucha contra la corrupción”. y, en segundo lugar, que: “Independientemente de las explicaciones de la DIGESETT, los responsables de la eliminación de datos de teléfonos móviles deben ser investigados y, en su caso, procesados. Tales acciones han tenido consecuencias para nuestro gobierno y este gobierno también.

Bien por el presidente, pero aquí, para lograr una cultura constitucional de respeto y cumplimiento de la ley, que ha defendido el juez Milton Ray Guevara, hay que educar y responsabilizar a los militares, policías y funcionarios de todos los niveles. . En primer lugar, y el coronel en cuestión es el mejor ejemplo de ello, no se puede esperar el respeto a la ley de quien no la conoce y, en segundo lugar, porque una infracción sin sanción drástica conduce inmediatamente a nuevos delitos.

Prueba a canto: A pesar del derecho constitucional de la prensa al libre acceso a las fuentes de información, el escándalo y el mensaje con la destitución del coronel ignorante de la pista del galgo no fueron suficientes para que las reglas institucionales quedaran claras, pues poco tiempo después, y ahora con un nuevo dueño asignado al punto de contención de vehículos y motores incautados por DIGOSETT, otro equipo de televisión fue impedido de ingresar y hacer su trabajo en el recinto. Viejas cosas de «huevos de perro»… ¡que ni se les queme el hocico que les dejen!.

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