Con la esperanza de que Beryl pase lejos


Los pronósticos meteorológicos hasta las primeras horas de anoche indicaban que en la mañana y la tarde de hoy martes el huracán Beryl se estaría desplazando a varios cientos de kilómetros al sur de las costas dominicanas, y aportaría fuertes aguaceros.

Más atrás se observa un disturbio tropical con posibilidad de convertirse en ciclón, y aunque todavía no representa peligro directo, se recomienda ponerle atención porque significaría la prolongación de los días de lluvia.

La esperanza es que Beryl pase bien lejos de nuestro territorio y sin ocasionar daños. Lo mismo que el fenómeno en formación, al que los predictores asignan mucho potencial.

Confiados en que así discurrirán los acontecimientos, hay que cruzar los dedos porque no es juego al tratarse de un huracán en las inmediaciones que oscila en categorías 4 y 5.

Esperemos que nuestros organismos de socorro volverán a demostrar que están preparados para abordar este tipo de contingencia y cumplen con los protocolos establecidos.

La convocatoria del presidente a las cabezas responsables de cada una de las entidades de protección civil, y a los alcaldes del Gran Santo Domingo, es la reiteración de su comportamiento diligente cuando situaciones como esta lo han demandado.

La coordinación interinstitucional que exhiben los organismos de socorro nos dice que estamos en condiciones de afrontar el embate de cualquier fenómeno de la naturaleza, aunque es mejor que no nos toque ninguno de envergadura.

También contamos con la buena nueva de que para dar seguimiento a los fenómenos atmosféricos el país se prepara para disponer de tres sistemas de radares Doppler (existe uno en Punta Cana, se instala otro en Puerto Plata y un tercero proyectado en la provincia Santo Domingo). Hay que poner en la agenda que se necesitan más estaciones automáticas.

Beryl ha llegado temprano, tanto que es el primer huracán de esta categoría en el mes de junio en toda la historia, quizá para que no olvidemos que ya entramos a la temporada ciclónica y que estos fenómenos pueden ser cada vez más graves e impredecibles, debido al cambio climático.

De todas maneras, sigamos encomendados a Dios para que llegue noviembre y que finalice sin daños, que sean leves si los hubiera, y sin muertes que lamentar porque la principal prioridad debe ser siempre la preservación de vidas humanas.



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