Abinader nos lleva a la catástrofe alimentaria (OPINIÓN)

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Los pueblos en su existencia, están constreñidos a múltiples sacrificios; y el pueblo dominicano no es ajeno a algo que es propio de todos los pueblos del mundo. Pero un sacrificio dominicano muy típico es tener bastante paciencia, esperar a que algunos de sus líderes aprendan el oficio.

Así fue, muy atípico de una decisión popular que, en medio de una crisis mundial, llevó al presidente Abinader al primer cargo del Estado. Este gobierno, formado por una mayoría de ministros de empresa, exitosos en su gestión personal y empresarial, ha venido a ejercer una actividad propia de los políticos profesionales.

El conflicto de intereses que desata la actividad comercial de los actuales ministros del gobierno de Abinader, los lleva a tomar decisiones desafortunadas, en interés del pueblo dominicano. Había que tomar las decisiones gubernamentales más comprometidas y ajustadas en torno a la pandemia y sus consecuencias.

Según los resultados que hoy podemos observar, notamos que como decían nuestros antepasados, “estos empresarios son capaces de beber la leche de una tísica”. Imagínate, que hoy tenemos almacenadas y caducadas millones de vacunas que no necesitábamos, pero que tuvimos que dar rienda suelta a los que cooperaron en la campaña, para recuperar sus recursos con alguna ganancia.

La pandemia ha sido un gran problema para los ministros de Abinader; y no se lograron los objetivos creados en la lucha por la salud de las personas, porque no era el objetivo principal.

La peste porcina ha llegado, como un premio aparentemente inesperado para un sector del mundo empresarial. La temeridad creada por las expectativas de los responsables del sector agrario, que no despertaron a tiempo de la campaña electoral y del partido repartidor, impidió el despliegue de medidas rigurosas en esta grave situación.

Alguien nos contradice y denuncia un cordón sanitario desplegado para contener la peste porcina en algún lugar del país.

El Suroeste, bajo productor de carne de cerdo, y distante en términos de actividad comercial típica de otras regiones del país con economías más desarrolladas, se suponía que sería golpeado por la enfermedad en el último momento, cuando no había remedio; No fue así, los cerdos morían en los lugares más recónditos de estas provincias del sur.

¡Oh! Pero qué oportunidad, importadores de pollo y piezas de pollo, para suplir la falta de carne de cerdo y el miedo del público a consumirla; Parecen caballeros salidos de un sombrero de genio, pero siempre muy puntuales para realizar sus negocios.

Dos años después del gobierno de Abinader, las plantaciones de alimentos financiadas por el gobierno se pueden contar con los dedos de una mano y quedan dedos; por ejemplo, el Prodevaj del Valle de Juancho, los funcionarios se cansaron de andar por ahí y, que sepamos, no se ha sembrado ni un solo banano; Creemos que les interesan otras cosas, como terrenos no asignados por la EFS, lo mismo que algunos quieren sembrar caña.

Y la verdad es que los asesores sí aconsejan por sus propios intereses; para luchar contra la inflación, acaban de aconsejar al señor Luis Abinader que no grave las importaciones de artículos fabricados hasta ahora por productores nacionales; sería la misma historia de los criadores de cerdos en quiebra.

En medio de la crisis mundial, por desgracia, Abinader nos está conduciendo a una catástrofe alimentaria.

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