Los bastidores de la Liga de Campeones que se llevó Lisboa



La oferta de estadios, centros de entrenamiento y hoteles; el consenso entre los planos deportivo, institucional y sanitario, y una coordinación en semanas de lo que se planifica en años llevaron una inédita Liga de Campeones a Lisboa, donde se sienten «preparados» ante tal desafío.

Son palabras del responsable de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) de la organización de la Final 8, Daniel Ribeiro, que en una entrevista con EFE asegura que se trata de un «privilegio».

«Organizar algo por primera vez, en este formato, es siempre un gran desafío. Estamos preparados para este desafío», dice Ribeiro, director de Servicios a Selecciones y de la Cidade do Futebol de Oeiras, sede de la FPF y donde entrena y se concentran las «quinas».

En la Cidade do Futebol, a menos de 15 minutos en coche del centro de Lisboa, ya están acondicionando el césped para recibir los entrenamientos de uno de los ocho equipos que disputarán la competición, que se celebrará entre el 12 y el 23 de agosto.

Este complejo, inaugurado en 2016, será uno de los ocho centros de entrenamiento escogidos, junto a las ciudades deportivas del Benfica y el Sporting y los estadios Coimbra da Mota, Pina Manique, Restelo, Nacional y Municipal de Mafra.

Los encuentros se disputarán en los estadios de José Alvalade (Sporting de Portugal) y la Luz (Benfica), que acogerá la final.

Será el culmen de un proceso que arrancó desde el momento que la UEFA tuvo la idea de resolver la presente edición de la «Champions» con una final a 8 en una única ciudad. La Federación lusa dio un paso al frente enseguida y se mostró disponible para organizar el evento.

La base logística de la que partían para presentar su candidatura también ayudó.

«Muy difícilmente se encuentra en Europa una ciudad capital como Lisboa, con las condiciones en términos de estadios, centros de entrenamiento, hoteles y aeropuerto, con mucha proximidad entre ellos», defiende Ribeiro, que asegura que la candidatura debería ser un «caso de estudio» para el futuro.

Y todo porque enseguida consiguió juntar a las más altas autoridades a nivel institucional y sanitario, a la Federación, a los clubes lisboetas y a toda la ciudad, incluidos los hoteles y el aeropuerto.

Ribeiro destaca «la energía que todos gastaron para llegar a una planificación sólida y una coordinación que en muchos casos tarda dos o tres años».

«En Portugal lo conseguimos en un espacio corto, de dos o tres semanas, y eso fue benéfico para la planificación, tener un pilar que es el alojamiento, los campos de entrenamiento y los estadios, todos preparados en un tiempo tan rápido», refiere.

Toda esa planificación en Portugal tiene que encajarse con la organización de la UEFA y las necesidades de los clubes que participan, y armar un puzzle que permita desarrollar un evento de primer nivel con tan poco margen para prepararlo.

«Ese encaje tiene que hacerse en un espacio muy corto», señala Ribeiro, que asegura no se sentiría «tan cómodo» organizando esta «Champions» si no contase con la experiencia de haber estado diez años en el Departamento de Eventos de la UEFA.

Esta vez, el resultado es inédito, un formato «adaptable a los tiempos que vivimos», con las condiciones que la pandemia ha permitido.

Una de ellas, los partidos a puerta cerrada, aunque se espera que la competición congregue en Lisboa a unos 16.000 aficionados, según estima un informe del Instituto Portugués de Administración y Marketing.

La situación epidemiológica también habría sido un factor para la decisión de la UEFA, considera el director de la FPF, que afirma que Portugal «siempre consiguió tener un cierto control de la situación».

El país fue un ejemplo de gestión al inicio de la pandemia, aunque en los últimos meses Lisboa protagonizó un aumento de casos que ya está empezando a mermar.

Portugal ya organizó la final de la Liga de Campeones de 2014, que se llevó el Real Madrid frente al Atlético en Lisboa, y el año pasado también acogió la Liga de Naciones en las ciudades de Oporto y Guimarães, que venció la propia selección lusa.

¿Ayudaría el éxito de una organización como la de esta ‘Champions’ a la candidatura conjunta de Portugal y España para el Mundial de 2030?

«Cada experiencia tiene que ser la propia experiencia. Esta organización acumula todas las organizaciones que hemos hecho con las competiciones de la UEFA», dice Ribeiro, que dice que si en el futuro se realiza cualquier otra candidatura, «será otro proyecto diferente».



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