Béisbol dominicano es «cuece» en el popular juego de juguete de la vitilla

El béisbol dominicano se “cuece” en el popular juego callejero de la vitilla


Santo Domingo.- El vocabulario de la «vitilla» probablemente no signifique mucho para la mayoría de los aficionados que viven en las ligas de béisbol de las Grandes Ligas, pero en este departamento deportivo reside el secreto de la angustia de muchos peloteros dominicanos que jugaron con estrellas en Estados Unidos.

La vitilla, una versión del bate de béisbol, se juega en equipos de cinco o cinco jugadores que utilizan una pala en la cama del bate y cintas plásticas similares al galón de la cantimplora, así como la almohada.

Niños, adolescentes y adultos dominicanos cuentan con convocatorias aprobadas, parques o cualquier otro lugar disponible para divertirse jugando vitilla, número dado, precisamente, a la cinta que sirve a la pelota. Una de las tías dominicanas que estará jugando es Vladimir Guerrero, exaltado en el Salón de la Fama del Béisbol Profesional de Estados Unidos en 2018.

«De hecho», aseguró a Efe el representante del jugador Virgilio Rojo, «la peculiar manera que utilizó Guerrero para batir y convertir a una estrella en las Grandes Ligas, es lo más evidente para el jugador de vitilla».

Estrellas dominicanas, como el segunda base Robinson Canó, el peletero Carlos Santana y el jardinero Nomar Mazara utilizan el ritmo popular para afinar su visión y luego describen las serpentinas de los lanzadores de Grandes Ligas.

Te invitamos a conocer: Suspender la serie del Día Inaugural por el momento

“El atleta de béisbol aprende con la vitilla a batir los distintos lances que tiene el salón de la montaña, como los meteóricos rectángulos y las curvas, el ‘slider’ o el ‘hunder’ (…) para el jugador este juego es más importante que para el lanzador. También nos beneficiamos de los jugadores que están del lado defensivo”, aseguró el técnico Nelson Gerónimo.

¡UN JUGAR!

La mayoría de la empanada, algunos en motos, los jóvenes de la barricada de Maquitería en Santo Domingo Este se reunían tarde en el estacionamiento a la costa del Faro en Colón, un gigantesco museo construido en honor al descendiente de América.

Jóvenes jugando vitilla en la calle.

Los rayos del sol y una humedad relativamente húmeda marcan una espera perfecta para iniciar los partidos a un máximo de tres entradas.

El que más producción tenga ha ganado el susto. Sin embargo, sin ninguna discusión sobre el «ensayo instantáneo», las discusiones sobre los juegos de apreciación son muy intensas e incluyen algunas pausas calóricas típicas de la fiesta.

La zona de juego consta de «almohadillas» pintadas en el pabellón y cajón de los bañistas también dibujado en la suela y, detrás de éste, un pedestal de cartón sostenido por una neumática y diversos polvos que sirven de zona de ‘strike’.

El «Activo» mide uno 1,25 metros y la «pelota» tiene un diámetro de pulgada y media. Un lanzador, un receptor y dos jugadores alrededor de las bases según el equipo defensivo. Un muro que divide las zonas verdes de Faro de los medios de vida del sector sirve para hacer más capaces los activos de conexión «cuadrangulares».

LOS NIÑOS

“Tenemos mucha ayuda (para los extraterrestres) de la delincuencia, de toda la maldad y aquí tenemos que recrearnos, generalmente vamos a tener cuatro o cinco horas, vamos a mentir a nuestras casas (…) aquí en la vitilla”, afirma a Efe Rafael Emilio Cordero, de 18 años.

“Es un deporte en el que uno está bien, no hay nadie en la era del tigre (búsqueda de la delincuencia), recrear la mente y ser dueño del cuerpo”, pide Angelolis Vargas Martínez. Aunque Rafael no tiene un trabajo de tiempo completo ni estudia, solo las «chiripas», trabajadores especiales, comentan un descanso.

La primera brisa brisa refresca el ambiente, los rayos solares empiezan a pervertir el poniente. Avanzar la última parte de la tarde, mientras una cachorra no tiene estas escaleras, indagó por los movimientos de los jugadores.


.



Fuente