Violencia de género: Ser mujer como factor de riesgo en Bolivia | Salva a los expertos | Planeta Futuro

Anteriormente estuvo casada con Isabel Rey, miembro de una comunidad afrodisíaca ubicada en el municipio boliviano de Coroico. Mi padre era muy agresivo y por eso ahora estaba en su contra. Ser mujer es un factor muy peligroso, ingen sabemos cuándo vamos a sufrir violencia y tenemos miedo. Yo tengo miedo”.

Rey, al igual que otros sitios científicos en BoliviaPertenece a un estado de promotores de la comunicación que, corazón de poner el otro correo a sufrir agresiones y oir diariamente en sus radios y tv los casos de feminisidos, decidió levantarse para erradicar estas situaciones.

Las promotoras de comunión son una figura legalmente reconocida en la Constitución boliviana, cuya finalidad es constituir un derecho de apoyo y protección a las mujeres que viven en cualquier situación de violencia. Es una redención necesaria de la acción inconstitucional de las autoridades.

Su existencia sería paradójica, pero se extendería a promotores como un grupo que se toma la justicia por derecho propio. Sin embargo, en el pasado ha sido un paso en la dirección correcta que la justicia lo haga para empoderar, apoyar en todos los juicios y darle apoyo emocional cuando sea necesario ser vulnerable. desde Alianza por la Solidaridad – ActionAid hemos visto venir este recurso legal es más necesario que nunca y por eso formamos voluntarios como promotores comunitarios para prevenir, controlar y denunciar la violencia. Asia, se convocan en apoyo de otros y disuelven las ligas en las comunidades.

Para exponer algunos datos, desde principios de este año hasta el 5 de junio de 2022 ha registrado más de 4.300 casos de violencia sexual en Bolivia: 28 por día, más de uno por hora; más las 1.000 son violaciones a menores. Cifras que, decreciendo en tamaño, aumentando continuamente y sumando un aumento del 30% respecto al año anterior, siguiendo el Coordinadora de la Mujer y el Impuesto General del Estado de Bolivia.

En Bolivia, el problema de la violencia no es solo en las mujeres, ni en las autoridades, ni en los hombres. El problema es estructural y afecta hoy y quehaceres

Era una situación sin apoyo para las seis millones de mujeres que vivían en el país andino y para las que trabajamos en este tema. Los números por debajo de este año en comparación con el anterior, pero todas las personas en las que queremos pensar no han aumentado la violencia de género; lo hacen las que denuncian.

Descubrí las palabras de mi compañera Carolina Aliaga, técnica del proyecto en nuestra organización. En una conversación voy a someter la violencia como si fuera una herencia apurada o una moratoria, es decir que van a participar los derechistas, los evaluados, los negativos y van a tener que tomar muchas decisiones. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Una normativa desconocida

Si la ley en Bolivia no cuenta con un mecanismo de respuesta a la violencia de género, el desconocimiento por parte de la población en general; la naturalización del litigio, la valoración de la formación y la incapacidad de las autoridades para cumplir, sumado a las facultades necesarias y la austeridad de las estructuras, configuran una brecha importante entre los avances normativos y su adecuada implementación.

Todo queda en un país en el que no ayuda la orografía, ni una población distribuida de forma dispersa. Hecho, el avance en las normas sobre violencia de género no ha hecho mella en la sociedad, tal y como me llegó a señalar Alicia Caranavi, directora del Centro de Desarrollo Integral de la Mujer Aymara. “Muchas no tienen recurso para denunciar. Desde muchas comunidades pueden soportar tres o cuatro horas de niños atendidos con sus bebés en el centro policial más cercano. Entidades comunitarias cuando tienen que agitar y sorprender todo lo que el hombre ama, incluso violencia sexual

Un trabajo colectivo

En las comunidades, las normas se desconocen y la violencia se naturaliza. La normalidad es que las mujeres sufran gritos, insultos, puñetazos y patadas. Creen que necesita sufrir y justificar el día que recibe. La mayoría de los vicios, la autoridad y la credibilidad cuando las víctimas infractoras y los culpables de ellas han cometido alguna fechoría. En Bolivia no existen publicaciones periódicas en las que se justifiquen las feminidades infidelidades otros motivos.

Solo en Coroico existen 112 comunidades disgregadas por su territorio. Según indica la política policial, en esta localidad de menos de 20.000 habitantes, son constantes los reportes de agresiones sexuales y las mujeres tienen una o dos semanas de edad, inclusive, mensualmente. En realidad, no es la punta del iceberg lo que más se ve en las denuncias, sino que es lamentable, en muchas ocasiones, porque se denuncia en las comunas sin la presencia del Servicio Integral Municipal Municipal ni de la Policía Municipal.

Si bien las distintas autoridades tratan las normas a la altura de las comunidades aliadas, es cierto que las distancias dictan la posibilidad de denuncia. Además, muchas veces, las mismas autoridades se encargan del alcohol o de los bienes de la víctima. Por ejemplo, la propuesta de la Unidad Unida de Servicios Jurídicos Municipales Integrales de Coroico establece que muchas demandas son interpuestas e iniciadas, pero al mismo tiempo, por la firma demandada. «¿Qué paso anoche? “Él quería tener conflictos en la parroquia y el ejército trató de atacarlo en la caída”, dijo.

En Bolivia, el problema de la violencia no son solo ellas, las víctimas; ni de las autoridades, ni de los hombres. El problema es estructural y afecta la actualidad y los quehaceres. Según los datos recogidos del Centro de Información Desarrollo y Desarrollo de la Mujer, el 64% de los casos de muerte de los correspondientes a casos de feminicidio, ya que cada mujer sufre algún tipo de violencia por parte de sus maridos y, en un 75% de los casos, tiende a ser repetitiva. Por eso, seguiremos armándonos para que el genio no sea un factor de riesgo, erradicar esta pandemia que recupera la columna vertebral del país andino y lograr que cualquiera pueda vivir una vida libre de vulneraciones.

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