Un exmonaguillo del Vaticano denuncia haber sido víctima de los abusos sexuales de un compañero

Un antiguo monaguillo del Vaticano ha confirmado este jueves haber sufrido abusos sexuales durante años por parte de un compañero del Preseminario Pío X, Gabriele Martinelli, principal imputado en el juicio centrado aclarar estos hechos.

En el proceso, el primero por abusos presuntamente cometidos en territorio vaticano, trata de esclarecer qué ocurría dentro de los muros del Preseminario Pío X, donde residen docenas de adolescentes que hacen de monaguillos mientras valoran si siguen el camino sacerdotal.

Los imputados son el actual sacerdote Gabriele Martinelli, de 28 años, acusado de abusar de alumnos adolescentes como coordinador del centro entre 2007 y 2012, cuando también él era menor de edad, y el entonces rector, Enrico Radice, de 71, por encubrirlo.

En la vista de este miércoles se escuchó el testimonio de L.G, la supuesta víctima de estos hechos, denunciados en un libro por el polaco Kamil Tadeusz Jarzembowski, por aquel entonces su compañero.

L.G entró en el Preseminario en 2006 y explicó que, después de una experiencia positiva en los primeros dos meses, a finales de año y principios de 2007 empezaron los supuestos abusos de Martinelli, un año mayor, pero ambos menores de edad por aquel entonces.

«Se metía en mi cama por la noche. Para mi era algo muy extraño, era pequeño y no me había asomado al mundo de la sexualidad», rememoró.

L.G recordó aquel primer contacto: «Martinelli me bajó los pantalones y empezó a tocar mis partes íntimas para masturbarse. Una vez que terminó, se marchó como si no hubiera ocurrido nada. Fue un shock, me sentí paralizado», rememoró ante los jueces.

Martinelli ha sido descrito por L.G y por otros antiguos compañeros que han pasado por el Tribunal vaticano como una especie de coordinador de los monaguillos por su veteranía, prácticamente un «delegado» del rector.

Estos supuestos abusos se repitieron durante años «dos o tres veces por semana» y llegaron a practicar sexo oral y anal, a veces en la misma habitación que el denunciante compartía con otros dos muchachos que «dormían o se hacían los dormidos», explicó.

Según su testimonio, Martinelli trató de mantener relaciones con L.G, sin éxito, incluso en la sala donde los monaguillos se visten antes de entrar en misa en la basílica de San Pedro o en el pequeño baño detrás del Altar de la Cátedra.

L.G explicó que sintió «terror» a ser descubierto por sus compañeros: «Tenía miedo de que me hubieran visto en la cama con Marinelli y hubieran empezado los chismorreos o que me vieran como homosexual».

En 2009, ya casi mayor de edad, decidió hablar con el rector Don Enrico, aunque sin especificar los abusos sexuales, sino denunciando que Martinelli le molestaba: «Me siento en culpa por no haber sido más claro entonces», afirmó. No obstante, aseguró que el rector creyó que solo tenía envidia.

En julio de 2013, ya fuera del Preseminario Pío X, el denunciante escribió una carta a petición del obispo de Como (norte), Diego Coletti, que gestiona el centro, tras hablar con los dirigentes de la Conferencia Episcopal de Roma. En la misiva aseguraba que «no quería crear jaleo», sino dinero para pagarse una terapia psicologica, pero no tuvo respuesta.

L.G afirmó que nunca vio a Martinelli con terceras personas, pero que se sabía que «tenía la propensión de entrar de noche en la cama de otros», tal y como aseguraron varios testigos en otra audiencia.

Actualmente, la supuesta víctima asegura padecer problemas de sueño y en la esfera sexual y afectiva y dice que rechazó seguir el camino sacerdotal por su «asco total» al ambiente eclesiástico. Martinelli, por su parte, fue ordenado sacerdote en Como en 2017.

Su abogada, Rita Claudia Baffioni, hizo notar al tribunal varias contradicciones de L.G entre la audiencia y lo que declaró antes con los fiscales y defiende la tesis de que acusado y acusador mantuvieron una «relación» de seis años.



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