Trump, primer presidente de EE UU en ser sometido a dos juicios políticos: ¿qué es un 'impeachment'? ¿Hay precedentes?

La Cámara de Representantes de EE UU aprobó este miércoles la apertura de un nuevo juicio político (impeachment) contra el presidente saliente, Donald Trump, en esta ocasión bajo la acusación de «incitación a la insurrección» tras el asalto de la semana pasada al Capitolio de una turba de sus seguidores, que dejó cinco muertos.

Este nuevo impeachment salió adelante con 232 votos a favor (10 de ellos republicanos) y 197 en contra, con lo que se abrirá un juicio en el Senado, donde la destitución requerirá del apoyo de dos tercios de los legisladores.

En general puede definirse como un proceso mediante el cual el poder Legislativo puede derrocar a un presidente si considera que ha cometido un crimen. En concreto, el impeachment es precisamente eso, un proceso en el que un funcionario público es acusado de violar la ley, y sometido por ello a escrutinio en el Senado, lo que no significa que vaya a ser destituido de su cargo de manera automática. Se trata de una especie de juicio político.

Según refleja la Constitución estadounidense, el presidente, el vicepresidente y todos los funcionarios civiles de país «serán destituidos de su cargo por acusación y condena por traición, soborno u otros crímenes y delitos menores».

Pero dada la amplitud de la definición, el Congreso puede iniciar el proceso de destitución debido a una actividad criminal, a abusos de poder o a cualquier otra presunta infracción.

Normalmente, es el Comité Judicial de la Cámara Baja el que inicia los trámites y emite una resolución con los cargos a «juzgar» contra el presidente, que después deben ser votados por la Cámara de Representantes y por el Senado (los dos órganos del Congreso). Las razones para la destitución, denominados artículos del juicio político (Articles of Impeachment) son enviadas al pleno de la cámara, donde se debatirán y votarán cada una de ellas.

Si alguna de ellas es aprobada por mayoría simple el presidente será sometido al proceso. Una condición que no supone que este abandone sus funciones oficiales, en espera de la decisión final de los senadores. Una vez cumplido el primer trámite en la Cámara de Representantes, el Senado recibe los artículos del juicio político y se consensúan las reglas y procedimientos que se seguirán.

El juicio político propiamente dicho se celebra en el Senado. En esta cámara se elige un grupo de legisladores que harán las veces de fiscales, mientras que el resto hace de «jurado». Se necesitan dos tercios para declarar culpable al presidente. En esta parte del proceso el mandatario está representado por sus abogados.

Después de ser escuchados los argumentos a favor y en contra, los senadores se reunirán en sesión privada para debatir el veredicto. La votación sobre el veredicto se realizará en sesión pública y necesitará contar con los votos de una mayoría cualificada de, al menos, los dos tercios de los senadores.

Si el resultado es favorable se retirarán todas las atribuciones al presidente e incluso se le puede prohibir, siempre que así lo decida el Senado, la práctica de cualquier actividad en la administración pública de manera permanente.

Hay dos lecturas sobre este asunto. La primera, explica el jurista y politólogo, Edu Bayón, es que a poco más de una semana para que la sucesión en el poder se haga efectiva este último intento por apartar a Trump en el poder «retroalimentará su discurso de mártir al que han intentado usurpar la Presidencia, y aunque esto no se sostenga en términos racionales, funcionará bien emocionalmente entre sus partidarios y buena parte de los votantes republicanos».

La segunda lectura es que, si sale adelante, serviría para inhabilitar de por vida a Trump, «lo cual le dejaría fuera de juego de cara a las elecciones de 2024». Por otro lado, de cara a la opinión pública, a expensas de lo que digan los tribunales, los políticos no podían obviar unos hechos tan graves como los sucedidos en el Capitolio la semana pasada.

Antes que Donald Trump, solo dos líderes del país norteamericano habían sido sometidos a un impeachment: Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton, en 1998, pero ambos fueron eximidos de las acusaciones que se vertieron en su contra. Sin embargo, Trump se convierte en el primer presidente de Estados Unidos en la historia en ser sometido a dos juicios políticos.

Tras la votación en la Cámara de Representantes, Trump difundió un vídeo con un discurso a la nación en el que que condenó «inequívocamente» la violencia de la semana pasada, cuando sus seguidores irrumpieron en el Capitolio, pero no mencionó el juicio político aprobado en el Congreso. «Quiero ser muy claro. Condeno inequívocamente la violencia que vimos la semana pasada. La violencia y el vandalismo no tienen absolutamente ningún lugar en nuestro país», subrayó.

«La violencia de las turbas va en contra de todo en lo que creo», indicó, añadiendo que ninguno de sus seguidores podría «faltar el respeto a la ley o a nuestra gran bandera estadounidense». «Les pido a todos los que alguna vez han creído en nuestra agenda que piensen en formas de aliviar las tensiones, calmar los ánimos y ayudar a promover la paz en nuestro país», dijo.

Sí. La Cámara de Representantes ha aprobado esta misma semana por 223 votos a favor y 205 en contra una resolución presentada por el congresista demócrata Jamie Raskin contra Donald Trump, aunque finalmente representa tan solo una reprimenda simbólica.

En la resolución, los congresistas pidieron al vicepresidente de EE UU, Mike Pence, destituir a Trump por mostrarse «incapaz de ejecutar los deberes de su cargo y de ejercer inmediatamente los poderes como presidente en funciones». Pence descartó invocar la Enmienda 25 de la Constitución para destituir al presidente saliente.



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