Qué tienen en común los países que han gestionado mejor la pandemia del coronavirus

Aunque la crisis sanitaria generada por la pandemia del coronavirus ha golpeado a nivel mundial al rebasar los 108 millones de casos y más de 2,3 millones de muertos, algunos países han logrado mantener mejor a raya la enfermedad. Un reciente estudio publicado en The Lancet ha puesto de manifiesto que las culturas más estrictas, que presentan un mayor apego a las normas sociales y medidas disciplinarias más severas, controla mejor las infecciones de este virus.

Tal y como explica en un comunicado la psicóloga cultural Michele Gelfand, que lidera esta nueva investigación de la Universidad de Maryland (EE UU), durante los primeros diez meses de la pandemia, aquellas naciones más «flexibles», con normas sociales relajadas y menos reglas y restricciones, tenían cinco veces más casos y ocho veces más muertes de Covid-19 frente a los países «más estrictos» durante los primeros diez meses de la pandemia, teniendo en cuenta una serie de factores.

«Es la primera vez que hemos podido examinar cómo los países de todo el mundo responden a la misma amenaza colectiva que ocurre simultáneamente», ha indicado. Según Gelfand, la lucha contra una enfermedad infecciosa requiere que una nación adopte fácilmente una cooperación y coordinación a gran escala y que se sigan estrictamente las reglas, rasgos de los que carecen las culturas más flexibles. 

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores examinaron los datos de 57 países correspondientes a otoño de 2020, recogidos en la web Our World in Data, que proporciona actualizaciones diarias sobre casos y muertes de Covid-19. Esta información se cruzó con investigaciones previas que clasificaron a cada uno de los países en una escala de rigidez o laxitud cultural.

Los resultados arrojaron la siguiente conclusión: países catalogados como más flexibles, como Estados Unidos, Brasil o España, experimentaron significativamente más casos y muertes de coronavirus en octubre de 2020 que otras naciones como Corea del Sur, Taiwán o Singapur, que tienen culturas mucho más estrictas.

Esta investigación respalda los datos de otra llevada a cabo anteriormente por Gelfand y que sugería que «las culturas estrictas pueden estar mejor equipadas para responder a una pandemia global que las culturas flexibles porque pueden estar más dispuestas a cooperar con las reglas«.

Asimismo, Gelfand y su equipo descubrieron que las culturas más estrictas generalmente se han enfrentado a lo largo de su historia a más amenazas ecológicas y creadas por el hombre que aquellas culturas más flexibles, tanto en las naciones modernas como en las sociedades no industriales, apuntan.

Por otro lado, un análisis a partir de los datos disponibles de 22 países ha revelado que las personas procedentes de culturas más laxas tienen mucho menos miedo a la Covid-19 en comparación con las que vienen de culturas estrictas. Según han indicado los investigadores, el 70% de las personas de estas culturas manifestaron que tenían mucho miedo de contraer el virus, frente a solo el 49% de personas de culturas flexibles que dijeron lo mismo.

Tal y como ha señalado Gelfand, «esto fue muy sorprendente para nosotros, ya que el miedo normalmente aumenta durante una amenaza colectiva, lo que facilita el endurecimiento».

Es lo que los científicos denominan un «desajuste evolutivo», ha explicado Gelfand. Esto sucede cuando los rasgos que se adaptan en un entorno pueden convertirse en un problema cuando ese entorno cambia.

«Nuestro espíritu de romper las reglas en EE UU es excelente para la creatividad y la innovación, pero no está bien adaptado para enfrentar una amenaza colectiva«, ha señalado Gelfand.

De cara a las eventuales olas de la Covid y futuras pandemias, Gelfand recomienda observar para aprender de lo que han hecho aquellos países que han controlado mejor la situación.

En este punto pone como ejemplo Taiwán, donde el aumento de la autorregulación y la participación voluntaria en la distancia de seguridad, el uso de mascarilla y evitar las grandes multitudes permitieron al país mantener en un nivel bajo las tasas de infección y mortalidad sin cerrar la economía por completo. En el lado opuesto, agrega, se encuentran países «como EE UU y España», donde, según la investigadora, han tenido problemas para contener el virus y los ciudadanos son más propensos a violar las reglas establecidas.



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