pruebas masivas y férreas cuarentenas para todos los que entran


El Ministerio de Salud de China ha informado este martes de que se han diagnosticado otros 19 nuevos casos de coronavirus, todos ellos procedentes del extranjero, mientras que las autoridades de Hong Kong estudian cómo obligar a sus ciudadanos a someterse a la prueba de la Covid-19, tras sumar otra quincena de contagios en el último día. La cifra de casos de Covid-19 importados ha ascendido a 3.142 en China, mientras que el total a nivel nacional es de 85.704 positivos, un dato muy alejado del casi millón de positivos registrados ya en España. 

Respecto a la cifra de fallecimientos, este martes las autoridades sanitarias chinas tampoco han confirmado ninguna muerte, por lo que la cifra de víctimas mortales por la enfermedad se mantiene en 4.634, frente a las casi 34.000 muertes registradas en España. ¿A qué se deben estas diferencias tan grandes?

El piloto zaragozano Francisco Lacambra vive en Shanghai desde hace tres años junto a su mujer y su bebé de 11 meses. Según ha relatado a Heraldo de Aragón, él ya hace «vida normal» gracias a las férreas medidas de control que el país asiático ha llevado a cabo para controlar el virus que surgió en la ciudad de Wuhan en diciembre de 2019. «Aquí la situación ha dado un cambio radical respecto a cuando todo empezó, ahora ha vuelto a la normalidad«, destaca.

«Conciencia individual»

China mantiene a raya la Covid «evitando que nadie la importe al país» y «erradicando cualquier brote que pueda aparecer», con pruebas PCR masivas y aislamientos obligatorios ante el más mínimo indicio. «Y, por supuesto, cada persona individualmente está concienciada y se preocupa de tomar medidas para evitar contagiarse«, cuenta Lacambra.

Este piloto, que pasó la primera ola y la desescalada en España, regresó a China en septiembre. «Antes de embarcar había que cumplir con los requisitos del gobierno chino y presentar una declaración de salud y el resultado de una prueba PCR realizada no más de tres días antes» de volar. En el avión viajó con mascarilla todo el rato y sólo podía levantarse para ir al baño más cercano. Al llegar a Shanghai fue sometido de nuevo a otra PCR y llevado en autobús a un hotel donde tuvo que cumplir una cuarentena de 15 días de aislamiento.

«Pasamos por un arco de temperatura y fuimos a un espacio lleno de mesas que correspondían a cada barrio de la ciudad»

«Al llegar a Shanghai, una persona revisaba la declaración de salud y te hacía preguntas al respecto. Nos tomaron muestras para una PCR, pasamos por un arco de temperatura y fuimos a un espacio lleno de mesas que correspondían con cada barrio de la ciudad. Fuimos a la del barrio en que vivimos y esperamos a que viniera a recogernos un autobús que nos llevó a un hotel para pasar dos semanas de cuarentena», relata a Heraldo de Aragón.

Tres PCR para volver

En total tuvo que someterse a tres pruebas PCR: una a la llegada al aeropuerto, otra a los tres días y la tercera, a los once días. «El proceso fue largo, pero estaba todo muy bien organizado y señalizado«, opina. 

Lacambra reconoce que los sacrificios y el estricto control son difíciles de aplicar fuera de un régimen como el chino, pero cree que merece la pena: «Los resultados han sido un rotundo éxito. Solo hay que ver que aquí hace ya varios meses que la gente hace vida normal y todos los negocios están funcionando, y en España no». Lacambra asegura que él ya hace vida «completamente normal».

“Todos los restaurantes, bares y discotecas están abiertos y no hay restricciones de movilidad de ningún tipo”, relata. Las mascarillashan dejado de ser obligatorias “salvo en el transporte o en los edificios públicos”. «En los bares, restaurantes y hoteles las suelen llevar los empleados; luego, por la calle, hay quien las sigue llevando por decisión propia«, cuenta el aragonés, que destaca la conciencia individual de la ciudadanía china.

Ante la detección de un nuevo positivo de Covid, Lacambra explica que “hace unos días detectaron un pequeño brote en la ciudad de Qingdao y en cinco días iban a realizar pruebas PCR a toda la ciudad, que tiene nueve millones de habitantes».



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