Pekín vuelve a imponer cuarentenas y restricciones tras un rebrote "muy serio"



China, el país que vio nacer y expandirse la pandemia, está reviviendo su peor pesadilla. Y el escenario se parece bastante a donde empezó todo.

El pasado jueves las autoridades detectaron un foco de contagios de coronavirus vinculados al gran mercado de productos frescos de Xinfadi en Pekín –los primeros casos conocidos de coronavirus en el mundo se detectaron también en un mercado, pero en la ciudad de Wuhan–. La dimensión del rebrote ha ido creciendo en los últimos cinco días hasta alcanzar los 106 casos confirmados, 27 de ellos detectados solo ayer.

Esta situación, que las autoridades locales calificaron como «muy seria» elevó la emergencia sanitaria hasta el segundo nivel de gravedad en una escala de tres, lo que ha devuelto a la ciudad viejas estampas ya olvidadas de cuarentenas, cierre de lugares públicos, controles de temperatura y restricciones a la movilidad.

En concreto, se ha ordenado la reclusión obligatoria en 29 áreas residenciales de la ciudad (un tipo de subdivisión administrativa típica del país asiático) y hasta cuatro de los 11 distritos de la capital han entrado en «modo de guerra» contra el virus. Se trata de los distritos de Chaoyang, Mentougou, Daxin y Fengtai, este último donde se enclava el mercado y uno de los más afectados por el brote. En las áreas más afectadas ninguna persona está autorizada a salir.

Todos los que hayan estado en contacto directa o indirectamente con el foco tienen prohibido abandonar la ciudad y las autoridades exigen un «certificado de ácidos nucleicos» obtenido en los últimos siete días para poder salir de Pekín. Los viajes grupales entre otras provincias y la capital han sido suspendidos –lo que ha obligado a cancelar varios vuelos y trayectos en autobús–, se han establecido aforos y sistemas de reserva previa para poder acceder a lugares como bibliotecas, museos y parques y desde hoy han quedado suspendidas las clases presenciales en todos los niveles del sistema educativo en la ciudad.

Además, para evitar nuevos brotes, las autoridades han ordenado el cierre de 11 mercados subterráneos o semisubterráneos y se han desinfectado otros 276 establecimientos de venta de productos frescos.

«Los próximos tres días serán críticos para Pekín para frenar el brote, mientras las personas infectadas comienzan a mostrar los síntomas», declaró Wu Zunyou, epidemiólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades chino (CDC) en declaraciones al diario local Global Times. Zunyou detalló que el origen del brote «está posiblemente en productos contaminados o en la cadena de transporte». La fuente de contagio se ha situado en una tabla de cortar salmón de uno de los puestos.

Según la agencia oficial de noticias Xinhua, el origen del foco se sitúa en torno al 30 de mayo. Las autoridades han rastreado hasta a 200.000 personas que visitaron el mercado de Xinfadi desde esa fecha y se les está practicando test masivos mientras permanecen en aislamiento preventivo. Hasta ayer se habían realizado un total de 4.729 test a personas que habían visitado el mercado. Asimismo, se han detectado casos vinculados al foco de Pekín en al menos otras tres provincias: Liaoning y Hebei, al norte del país, y Sichuan, al sur.

El Global Times ha descrito este brote como «el más severo en China desde febrero», una situación que ha llevado al diario, tutelado por el Partido Comunista Chino, a preguntarse si se endurecerán aún más las medidas convirtiendo a Pekín en «una segunda Wuhan» o si el país se encuentra ya ante una segunda ola del virus.

El mercado de Xinfadi es el mayor establecimiento mayorista de productos de granja de Pekín, una urbe donde habitan 21 millones de personas. Ocupa una superficie equivalente a unos 112 campos de fútbol y suministra el 70% de las verduras de la ciudad y el 10% de la carne porcina. En 2019 movió 17,5 millones de toneladas en productos por un total de 18.500 millones de dólares



Fuente