no se valora ampliar el plazo y el tiempo acaba


Puede que a priori parezca que son dos temas que no tienen mucha relación entre sí, pero lo cierto es que la nueva cepa del coronavirus originada, parece, en el Reino Unido podría afectar directamente a las relaciones sobre el brexit. Quedan nueve días para que el tiempo se agote. De haber acuerdo, este tendría que alcanzarse el 31 de diciembre. Eso sí, el Parlamento Europeo no podría aprobarlo y en todo caso, podría aplicarse de forma provisional con el visto bueno del Consejo pero sin pasar por la Eurocámara. En los pasillos del Parlamento eso ya se valora, siempre y cuando, haya acuerdo esta misma semana. En ese contexto, la aplicación tendría que ser «parcial y provisional».

La gran mayoría de Estados miembros han aplicado ya restricciones a los vuelos con el Reino Unido. España, sin ir más lejos, solo permite la llegada de nacionales y residentes aunque, a efectos prácticos, no cancela nada. La situación es delicada y también en la frontera con Francia se ve. En el túnel que separa Calais y Dover hay una cola kilométrica de camiones. Todo está prácticamente paralizado, menos las negociaciones del brexit.

«La opción de ampliar el plazo no está sobre la mesa», comentan fuentes consultadas por 20minutos. Por dos motivos: desde el punto de vista legal sería «muy complicado» y además, expresan desde Bruselas, «no hay voluntad política» por parte del Gobierno británico. De hecho, Johnson ya cerró esa puerta no pidiendo la ampliación cuando podía. Es decir, el pasado verano. Ahora, lo único que ocurre es que el tiempo se acorta.

«Nuestra posición sobre el periodo de transición es clara. Terminará el 31 de diciembre. Esa sigue siendo nuestra posición«, sostuvo este lunes un portavoz de Downing Street en declaraciones a los medios. Dicho portavoz reconoció asimismo que el diálogo sigue estando «difícil» y queda poco tiempo, pero no tira la toalla, según apuntaron medios británicos.

Los problemas siguen siendo los mismos que hace algunas semanas: la igualdad de condiciones (level played field, en inglés), la gobernanza del acuerdo y la pesca. Ha habido avances en los dos primeros puntos, pero el escollo principal es el último. Las cuotas pesqueras separan a las partes y el riesgo de «no acuerdo» es alto. La UE ya tiene preparados planes de contingencia y llegado este caso el Reino Unido pasaría a regirse por las reglas de la OMC, ¿Negociarían después? Podrían, pero la tensión se incrementaría.

En el caso de que sí hubiera acuerdo, el proceso no es tampoco sencillo. Puede darse el escenario de que el pacto acabe siendo considerado como mixto (es decir, que afecte a competencias comunitarias y a otras nacionales), por lo que cada Estado miembro tendría que ratificarlo, con el riesgo que eso conlleva. Si no lo ratifican los 27, no vale. Si el pacto fuera puramente comunitario, se podría aprobar pero, de nuevo, sin el ok del Parlamento Europeo. Sea como sea, los tiempos no cambian con la nueva cepa, sino que, directamente, se agotan.



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