«No se habla de noche electoral sino de semana electoral»

Estados Unidos se juega su futuro el 3 de noviembre. El tiempo se agota y las elecciones se antojan más ajustadas de lo que puedan decir las encuestas, en las que Joe Biden parte con bastante ventaja sobre Donald Trump. Pero esta vez hay un elemento particular. El voto anticipado y por correo está marcando cifras récord. De hecho, a mediados de octubre, según datos del Proyecto Electoral de Estados Unidos, más de 22 millones de personas habían ejercido el voto.

«Ya no se habla de noche electoral, sino de semana electoral e incluso de mes electoral«, comenta a 20minutos la investigadora de Elcano, Carlota García Encina. Esto viene a demostrar que el 4 o el 5 de noviembre todavía no estará del todo claro quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. Mientras, ambos candidatos siguen intentando consolidar sus nichos de votantes. Trump, eso sí, ha dejado en el aire la posibilidad -cada vez más real- de que no reconozca el resultado de los comicios si finalmente pierde.

El impulso otorgado en las últimas semanas por la Casa Blanca y el Partido Republicano a la nominación de la jueza proconservadora Amy Coney Barrett al Tribunal Supremo de Estados Unidos pone de manifiesto la extraordinaria importancia que el presidente estadounidense ha otorgado durante los últimos cuatro años al electorado cristiano evangélico, el segmento que conforma su núcleo duro de votantes y uno de los estratos más influyentes de la vida social, cultural y política del país, con un peso mucho mayor que los números podrían llegar a indicar por sí solos.

Joe Biden ha optado por otra estrategia: apoyarse en Barack Obama. «No podemos permitirnos otros cuatro años de esto, porque lo que sucede es que uno llega a un punto en el que retrocede tanto que se vuelve realmente difícil salir de ese agujero«, dijo el expresidente en un mítin en Philadelphia, en el que se centró más en atacar a Trump que en defender el programa del que fuera su vicepresidente. «Nuestra democracia no va a funcionar si las personas que se supone que son nuestros líderes mienten todos los días y simplemente inventan las cosas».

Obama, en su discurso, también hizo referencia a otra de las grandes cuestiones de la campaña, la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, pos sus siglas en inglés), más conocida como Obamacare, que los demócratas temen que Trump acabe con ella, algo que ya anunció a su llegada al Despacho Oval en el año 2016.



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