Nixon, Clinton y Johnson ya pasaron por la situación de Donald Trump


Donald Trump se enfrenta desde este martes al que ya es su segundo impeachment. Esta palabra tan utilizada en los últimos días, se traduce como acusar o presentar cargos contra un funcionario público. El de Trump se trata de un hito histórico en Estados Unidos, ya que es la primera vez que se aplica por segunda vez a un mismo presidente, y también la primera ocasión que se realiza contra un presidente que ya ha dejado el cargo. 

Pero sin embargo es el cuarto dirigente que se tiene que enfrentar a un juicio político desde la llegada de la democracia al país en 1789. Dos de ellos fueron absueltos: Andrew Johnson, en 1868; y Bill Clinton, entre 1998 y 1999. El tercero, el republicano Richard Nixon (1969-1974), interrumpió el proceso al renunciar a la presidencia en 1974, tras el conocido escándalo del Watergate. Fue el único presidente de EE UU que dejó el cargo antes de terminar su segundo mandato.

Los motivos que los han llevado a sentarse como acusados distan mucho entre ellos. El primer impeachment que sufrió Trump fue acusado de abuso de poder y obstrucción al Congreso debido a una una conversación telefónica con el presidente de Ucrania, en el que abogaba abiertamente por investigar a Joe Biden y a su hijo Hunter por unas supuestas prácticas corruptas que nunca se demostraron. Mientras, sus tres antecesores lo hicieron por razones muy diferentes. 

Bill Clinton y su ‘affaire’ con Monica Lewinsky

La última persona que se enfrentó a un impeachement antes que Donald Trump fue el demócrata Bill Clinton. Sucedió entre los años 1994 y 1999 y los motivos supusieron un enorme escándalo en el país, el cual todavía muchos recuerdan.

Todo comenzó con una denuncia de abuso sexual presentada por Paula Jones, una funcionaria del estado de Arkansas. A pesar de que el presidente lo negó, se comenzaron a realizar investigaciones sobre las actividades que realizaba Clinton con determinadas mujeres dentro de la Casa Blanca. 

Fue entonces cuando se conoció el nombre de Monica Lewinsky, una becaria que trabajaba con él en Washington. En 1997, en el juicio, fue preguntado si había mantenido algún tipo de relación sexual con ella, pero Clinton fue claro: «No tuve relaciones sexuales con esa mujer».

Sin embargo, la investigación continuó y lograron probar la presencia de semen de Clinton en un vestido azul, que pertenecía a Monica Lewinski. Al entonces presidente no le quedó otra que admitir los hechos, lo que implicaba reconocer también haber mentido bajo juramento ante la Justicia, por lo que comenzó el impeachment en 1998. 

El recurso prosperó en la Cámara de Representantes pero no en el Senado. Se le acusaba de cometer perjurio y de obstrucción a la Justicia. Así, Clinton fue juzgado y absuelto por el Senado en febrero de 1999. En el caso del perjurio, solo 45 senadores le declararon culpable, pero el dato aumentó a 50 para el cargo de obstrucción a la injusticia, insuficiente en cualquier caso para cesar al presidente.

Richard Nixon y el Watergate

Richard Nixon, presidente de Estados Unidos entre 1969-1974, fue el segundo presidente en ser acusado de un delito y por tanto recibir un ‘impeachment’. Sucedió en 1972, cuando se detuvo a cinco personas que se habían infiltrado para robar en el hotel Watergate, donde se reunía el Comité Nacional Demócrata. 

Comenzaron las investigaciones y se reveló que a los cinco detenidos se les había pagado con fondos de la campaña de reelección de Nixon. Poco a poco fueron saliendo más nombres implicados, todos altos funcionarios de la Casa Blanca, mientras Nixon seguía negando haber tenido nada que ver con lo sucedido. 

Los esfuerzos eran cada vez más inútiles y en 1974 se conocieron unas grabaciones de la Oficina Oval en las que se escucha al presidente republicano ordenando a su personal que la CIA le diga al FBI que detenga su investigación sobre el robo de Watergate. 

En julio, el Comité Judicial de la Cámara votó a favor de acusarle de violar tres leyes: obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso. Así, antes de que el pleno de la Cámara Baja llegase a votar, Nixon tomó la iniciativa y dimitió, el 8 de agosto de 1974, lo que le salvó del segundo paso de este complejo proceso, el que se desarrolla en el Senado y que es propiamente el juicio contra el inquilino de la Casa Blanca. 

«Dejar el cargo antes de que termine mi mandato va contra mi instinto. Pero como presidente, debo anteponer los intereses de Estados Unidos», declaró Nixon después de convertirse en el único presidente del país en haber dimitido. 

Andrew Johnson y el secretario de guerra

El demócrata Andrew Johnson inauguró la lista de presidentes que se enfrentan a un ‘impeachment’. Sucedió en 1968, durante la guerra de secesión, la única guerra civil estadounidense, en un momento completamente diferente al actual.

Johnson era el vicepresidente de Abraham Lincoln cuando este fue asesinado el 14 de abril de 1865, cinco días después de la decisiva rendición del general del bando confederado, Robert Lee, a manos de un simpatizante del sur. Johnson ocupó el cargo de presidente desde entonces, en un momento convulso para el país. Tres años más tarde, en 1968, la mayoría republicana del Congreso trató de echarle. 

Johnson, ejerciendo de presidente, decidió no seguir contando con su secretario de guerra, Edward Stanton, debido a importantes diferencias entre ellos. Sin embargo, la Ley de Titularidad del Cargo estipulaba que el presidente no podía apartar de sus puestos a funcionarios de este nivel sin obtener antes la autorización del Senado.

En un principio, Johnson reconoció su error y dio marcha atrás a la decisión. Pero poco tiempo más tarde se retractó y cesó definitivamente a Stanton. Tres días después de este cese, la Cámara de Representantes votó a favor de la apertura de un juicio político contra él, por violar la citada ley y por faltar al respeto al Congreso.

El Senado analizó el caso durante once semanas y terminó absolviendo al mandatario, aunque Johnson sigue siendo a día de hoy el presidente que más cerca ha estado de ser cesado. Treinta y cinco senadores le declararon culpable, a solo uno de los dos tercios necesarios entonces para expulsar al mandatario de la Casa Blanca.



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