Los contagios se disparan en Tokio hasta los 224, la mayor cifra diaria desde el inicio de la pandemia



Los intentos de Japón por recuperar la normalidad tras el primer impacto de la COVID-19 tuvieron un serio revés al conocerse que en Tokio se registraron hoy 224 contagios, la mayor cifra diaria desde que el coronavirus empezó a azotar al país.

La cifra de este jueves está por encima de los 206 casos anotados el 17 de abril, la más alta hasta ahora, cuando Japón se encontraba en estado de emergencia sanitaria por la propagación del virus.

El número de positivos diarios en la capital había caído por debajo del centenar en la víspera tras seis días de tres dígitos. La metrópolis japonesa ha registrado 980 casos desde el 2 de julio.

El aumento de la cifra de positivos en Tokio se produce en plena desescalada en Japón, cuya alerta sanitaria se prolongó del 7 de abril al 25 de mayo, y con la inminente relajación en las restricciones de asistencia de público a grandes eventos.

A partir de mañana, 10 de julio, las autoridades permitirán que se celebren actos deportivos y culturales con la mitad del aforo de las instalaciones, hasta un total de 5.000 asistentes.

La liga profesional de béisbol permitirá este mismo viernes la entrada de los aficionados al estadio, mientras que la liga profesional de fútbol, la J-League, hará lo propio con los encuentros de la primera división programados para el sábado.

Sin embargo, ante el aumento de la cifra de contagiados por COVID-19 en el último día, las autoridades han pedido a los visitantes de parques de atracciones que no griten en las montañas rusas y que los aficionados al fútbol no canten en los estadios.

La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, que ha informado de la cifra en una reunión sobre la gestión de la epidemia, ha argumentado que se debe a un incremento en el número de ciudadanos sometidos al test y ha asegurado que el sistema sanitario capitalino tiene la capacidad suficiente para gestionarlos, según ha recogido la cadena pública NHK.

El colapso hospitalario es una de las mayores preocupaciones a nivel global, también en Japón y especialmente en Tokio, donde se han registrado la mayor parte de los contagios del país.

La metrópolis, con población de unos 14 millones de habitantes, ha contabilizado con los de hoy cerca de 7.300 casos de COVID-19 (la enfermedad causada por el nuevo coronavirus), más de una tercera parte de los casos del país, que hasta el martes ascendían a 20.371.

El incremento de los casos desde finales de junio ha conllevado también un aumento de las hospitalizaciones, que se mantenían planas tras una fuerte caída en mayo. Hasta el martes había hospitalizadas en Tokio 444 personas, 6 están graves, según los datos gubernamentales más recientes.

Los casos activos de COVID-19 en Tokio superan el millar, de los que en torno a la mitad están recuperándose en su hogar y hoteles y otras instalaciones medicalizadas para atender la pandemia.

La gobernadora Koike ha asegurado recientemente que la ciudad tiene los recursos necesarios para hacer frente al aumento de positivos y ha explicado que se ha acordado el acondicionamiento de unas 3.000 camas para estos pacientes, de los que un tercio ya están listas.

«El número infectados es alto entre las personas en la treintena de edad y hay relativamente pocos casos de enfermos graves. El sistema sanitario no está bajo presión y el sistema de test PCR está en orden«, ha dicho el ministro de Revitalización Económica y responsable de la gestión de la epidemia, Yasutoshi Nishimura.

Las autoridades locales sostienen que una gran cantidad de casos están vinculados a distritos comerciales con zonas de vida nocturna, como Ikebukuro y Shinjuku, y han ofrecido extender la ayuda financiera a los clubes y locales que suspendan sus actividades.

Tanto Koike como Nishimura han descartado por el momento decretar la alerta en la ciudad, aunque sí se ha pedido a los residentes de la capital que eviten viajes no esenciales a otras prefecturas.

Japón tienen una población de unos 126 millones de habitantes y tiene uno de los índices de mortandad por habitante más bajos, con 981 fallecimientos por COVID-19 confirmados en el archipiélago.

No obstante, epidemiólogos y virólogos han venido expresando su preocupación por el aumento de casos en el país y riesgo que puede suponer la propagación en áreas rurales con menos medios.



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