Los arrecifes de coral del Caribe mexicano, en riesgo por las cremas solares | Ciencia

Más de 200 toneladas anuales de restos de cremas de protección solar ponen en peligro la vida del segundo arrecife de coral más grande del mundo, en el Caribe mexicano, por la presencia de productos nocivos, según indica un nuevo estudio.

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Ante la ausencia de estándares que regulen el uso de estos productos, los especialistas sugieren proteger la piel de la radiación ultravioleta utilizando productos que no contengan compuestos identificados como nocivos para los corales, ni barreras físicas como sombreros, gafas o camisas de manga larga.

los Riviera maya, ubicada en la costa del estado mexicano de Quintana Roo, es visitada por más de 15 millones de turistas al año. En sus playas no hay regulaciones sobre el uso de esta clase de productos, varios de los cuales contienen sustancias nocivas para la vida marina, indicó el trabajo publicado en Ciencias Aplicadas.

Sobre este tema, Hawaii ya legislado en 2018, y lo mismo se repite en unos pocos destinos turísticos, como en la República de Palau, el municipio insular de Bonaire (Holanda), Cayo Hueso e Islas Vírgenes (EE.UU.) y Aruba (Venezuela). Recientemente, Tailandia se unió a la prohibición de los filtros con oxibenzona, octinoxato, 4-metilbencilideno alcanfor o butilparabeno.

En México, para estimar la presencia de estos contaminantes En los corales de esta región, los investigadores trabajaron a partir de una fórmula que incluye el porcentaje de turistas que usan cremas solares y sus hábitos en las playas, como el número de aplicaciones de estos productos, el porcentaje de protector que se libera por contacto con agua, etc. Así, los autores estimaron que anualmente se liberan al mar entre 231 y 313 toneladas de protector solar.

“Algunos protectores solares contienen sustancias químicas como oxibenzona y octinoxanato. Estos compuestos son altamente tóxicos porque se bioacumulan en los tejidos de los corales, provocan blanqueamiento, anomalías en su desarrollo, pueden alterar el ADN e incluso matarlos ”, explicó. SciDev.Net la investigadora Karelys Febles-Moreno, una de las autoras del estudio.

Los corales son zonas de desove para peces de valor económico y, entre otros servicios de los ecosistemas, protegen a las comunidades costeras de las marejadas ciclónicas, son atracciones turísticas y recreativas y proporcionan materias primas para medicamentos.

Los especialistas sugieren proteger la piel de la radiación ultravioleta utilizando productos que no contengan compuestos identificados como dañinos para los corales.

Para Febles-Moreno, investigador de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, en lugar de protectores con compuestos nocivos, los turistas pueden optar por utilizar barreras físicas o productos. arrecife seguro, sin oxibenzona ni octinoxanato. Y aclaró: «Los bloqueadores solares ecológicos no están regulados, por lo que es fundamental identificar los ingredientes activos en la etiqueta y asegurarse de que no contengan estos dos compuestos químicos».

María Sandra Churio, química de la Universidad Nacional de Mar del Plata y Conicet, quien no participó del estudio, señala: “Se sabe que los filtros UV no solo contaminan océanos, lagos, ríos, sino también aguas subterráneas, ya sea por liberación directa en aguas superficiales (de la piel durante la natación y el baño) o indirectamente con agua utilizada para la higiene personal o la lavandería, a través de plantas de tratamiento de aguas residuales ”.

Churio también recordó que «el potencial genotóxico de estos compuestos» es también para peces, aves marinas, esponjas, medusas, gusanos, crustáceos, moluscos, estrellas de mar, erizos de mar, pepinos de mar y tortugas, entre otros animales.

Por su parte, para el biólogo marino Carlos Vergara-Chen, investigador de la Universidad Tecnológica de Panamá, que no participó del estudio, el trabajo “contribuye a crear conciencia y responsabilidad ambiental en turistas que usan cremas solares en las playas cercanas a los arrecifes de coral ”y sus resultados“ podrían ayudar al diseño e implementación de normas que regulen el uso de bloqueadores solares ”.

Para Churio, si bien la información sobre la contaminación de los filtros UV orgánicos es «limitada», «la liberación continua de este grupo de compuestos en el agua, su potencial de bioacumulación y las consecuencias de una exposición prolongada a organismos acuáticos exigen una mayor investigación».

En este sentido, la Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible del 2021 al 2030, proclamado por la ONU, tiene, entre otros objetivos, la identificación de las fuentes de contaminación de los océanos para su eliminación y limpieza. «La relación del océano y el ser humano debe ser sostenible y responsable», resumió Febles-Moreno.

Este artículo fue publicado originalmente en Scidev.net.

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