Las muertes de la quinta ola de covid comienzan a dibujar un lento declive | Sociedad

Lo peor de la quinta oleada de covid en España ya ha quedado atrás. La incidencia ha bajado este viernes por debajo de los 200 casos por cada 100.000 habitantes, algo que no ocurría desde el 4 de julio. La caída de la curva de contagio, que comenzó a fines de ese mes, llegaron dos semanas después a los hospitales, pero no se reflejó plenamente en el número de muertes, que hasta ahora había seguido aumentando. Los datos que aporta a diario el Ministerio de Sanidad, sin embargo, ya permiten vislumbrar un ligero descenso, aunque se sigue a diario. reportando más de cien muertes (155 el viernes). Desde que comenzó la quinta oleada, a finales de junio, se han sumado a las estadísticas más de 3.800 muertes de personas infectadas por el coronavirus, la mayoría de edad avanzada: la edad media es de 80 años.

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El número exacto de muertos es una estadística imposible de medir en tiempo real. Las notificaciones acumulan retrasos que no permiten ver una imagen fiable hasta pasadas dos o tres semanas. Pero los datos que el ministerio proporciona a diario son un termómetro aproximado de lo que está sucediendo. Por un lado, cada día suma a sus informes el número de nuevas muertes reportadas por las comunidades autónomas, aunque muchas de ellas tienen una fecha de fallecimiento de días o semanas atrás. Lo que hacen los técnicos de Salud para su contabilidad es ubicar cada muerte en el día en que sucedió y también brindar diariamente la cifra de cuántas muertes se confirman en la semana anterior.

Ambas estadísticas están cayendo ligeramente. Esta semana se han reportado 795 muertes, 69 menos que la última. Y el promedio de muertes por día (con fecha confirmada) es de 48, por 50 de la semana anterior, este último dato que irá en aumento a medida que se reporten las muertes y se asignen a su día correspondiente. Los retrasos en las notificaciones provocan que las líneas de las gráficas estén llenas de altibajos y no se observen tendencias marcadas, al contrario de lo que suele ocurrir con la incidencia acumulada o las hospitalizaciones. Se necesitarán unas semanas para que estos datos se consoliden y se sabe con precisión cuándo y cómo comenzaron a disminuir las muertes.

Lo que está claro es que la letalidad de esta quinta ola ha sido mucho menor que la de las anteriores. Como recordó este miércoles la ministra de Salud, Carolina Darias, fue del 0,2%: de cada 1.000 diagnosticados han muerto dos personas, mientras que, en promedio, en toda la pandemia la cifra es del 1,7%, más de ocho veces superior. Esta estadística está contaminada por la primera ola, cuando se identificó una mínima parte de los casos que realmente ocurrieron. Si comparamos la última ola con las que llegaron después de la primavera de 2020, se verifica que el covid ha matado siete veces menos.

A pesar de todo, en números absolutos la quinta ola ha dejado muchos muertos. Mucho más de lo que anticiparon la mayoría de los expertos. Esto es así, en opinión de los epidemiólogos consultados, porque el brote de casos ha sido tan brutal que aunque en términos relativos la proporción de pacientes que han sucumbido al virus es muy baja, la cifra bruta acaba por dispararse. En lo que va de verano, se han diagnosticado más de 1,1 millones de casos; mientras que en la cuarta ola se registraron unas 600.000 infecciones, lo que se tradujo en alrededor de 9.000 muertes, más del doble que en la quinta (estos son datos aproximados: las muertes no siempre se pueden asignar claramente a una ola, ya que muchos afectados llevaban la infección desde antes). tiempo).

Salvador Peiró, médico especialista en salud pública, añade un matiz a estos datos: «Contamos entre los fallecidos a todo aquel que haya dado positivo por coronavirus, lo que no significa necesariamente que haya fallecido por esta causa». Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, añade que en muchas personas mayores muy vulnerables la infección «descompensa muchas patologías previas y acaban sucumbiendo». La edad media de los fallecidos en esta oleada se ha reducido a 80 años, seis menos que hace apenas un año, según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, que, sin embargo, no especifica qué porcentaje de ellos ya estaban totalmente vacunados. Esto no significa que haya más letalidad entre los jóvenes que antes, sino que mueren menos ancianos.

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Según el último informe del Instituto de Salud Carlos III (con datos provisionales de la quinta oleada), el 80% de los fallecidos aún tienen más de 70 años y dos de cada tres tenían más de 80. Considerando el grupo de edad, es muy posible que un buen porcentaje ya estén vacunados y sus muertes bajen dentro del vacío que deja la vacuna de enfermedades graves y estas descompensaciones a las que se refiere Artalejo. “El riesgo de morir por un octogenario vacunado es como el de uno de cada 30 sin vacunación. Empieza a ser muy extraño, pero con tanta transmisión pasa ”.

Pero también para los ancianos, la probabilidad de morir por coronavirus es mucho menor ahora. Entre la segunda y la cuarta oleada (no hay datos fiables sobre la primera) falleció el 22% de los infectados mayores de 90 años, cifra que ahora desciende al 9,7%; Antes moría el 14% de los octogenarios (5,5% ahora) y el 5% de los entre 70 y 79, cifra que ha bajado al 1,7%, según estos datos preliminares de Carlos III.

Además, recuerda Peiro, los tratamientos contra el covid grave han mejorado y el manejo de los pacientes ha evolucionado, por lo que algunas de las muertes que se informan pueden provenir de infecciones que ocurrieron hace más de un mes y medio. Luego, todavía había una buena parte de las personas de 60 años esperando su segunda dosis de AstraZeneca.

El 70% de la población vacunada que ha llegado a España este verano deja un futuro de esperanza para próximas oleadas hipotéticas. En base a lo visto hasta ahora, la fatalidad será aún menor: nueve de cada 10 mayores de 40 años ya han recibido la pauta completa y la campaña sigue avanzando entre los menores de esta edad. Aunque las vacunas comienzan a mostrar cierta debilidad en la prevención de infecciones meses después de los pinchazos, siguen siendo robustos en la prevención de complicaciones y muertes. Para aquellos que aún son vulnerables a fallas del sistema inmunológico, pronto comenzará una tercera dosis para completar su horario. Los especialistas consideran que en los próximos crecimientos de la ola epidémica, los hospitales tendrán que estar muy atentos y si, en algún momento, la vacuna deja de prevenir muertes entre los ancianos, lo que llevaría a un tercer pinchazo también para ellos.



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