La presencia del líder del Polisario deja casi rotas las relaciones entre España y Marruecos


El Gobierno de España se ve envuelto en una grave crisis diplomática con uno de sus países vecinos, un país con el que se comparten temas delicados que pueden tener repercusiones políticas bilaterales impredecibles. Ahora mismo, las relaciones entre ambos países están casi rotas

La presencia en España de Brahim Ghali, el líder del Frente Polisario, que está hospitalizado en Logroño con Covid-19, ha levantado ampollas en Rabat, que no ha ahorrado en palabras críticas contra el Ejecutivo de Sánchez, con un tono beligerante que, por su parte, España intenta evitar.

El pasado 18 de abril, Ghali fue ingresado en un centro hospitalario riojano con coronavirus. Ghali, como líder de los separatistas saharauis, está acusado por Marruecos de graves crímenes (detención ilegal, torturas y lesa humanidad, según Rabat), por lo que el gobierno de Marruecos se ha mostrado indignado por no haber sido informado de la presencia del líder polisario en España.

«Deplorable situación»

«La actitud de algunos funcionarios del gobierno (español), prejuzgando la reacción marroquí y minimizando el grave impacto en las relaciones no pueden ocultar esta deplorable situación», dijo el Gobierno de Marruecos este sábado en un comunicado.

El tono de amenaza es claro: Marruecos «toma nota» de la decisión de las autoridades españolas «de no informar a sus homólogos marroquíes» sobre la recepción de Ghali, califica la actitud de España de «premeditada», «opción voluntaria» y «decisión soberana», y advierte de que «sacará todas las consecuencias» de ello.

Para Rabat, las explicaciones de España no convencen: «Las consideraciones humanitarias no pueden explicar la inacción de la justicia española cuando está debidamente informada de las denuncias documentadas», dicen, al tiempo que recuerdan que la relación bilateral reside en «una responsabilidad mutua que se alimenta de un compromiso permanente para salvaguardar la confianza mutua, mantener la cooperación fructífera y proteger los intereses estratégicos de ambos países».

Todos los partidos se suman a la queja

El Gobierno marroquí no está solo en sus quejas. La práctica totalidad del Parlamento del reino alauita se ha sumado a las protestas contra España en otro comunicado difundido este sábado.

«Esa recepción —de Brahim Ghali— es un acto inaceptable y condenable, y supone una provocación explicita al Reino de Marruecos, en contradicción flagrante con la calidad de las relaciones bilaterales entre los dos pueblos y países», dice el texto.

Los partidos políticos marroquíes recuerdan a España que este país «ha sufrido y sufre del separatismo y sus nefastas consecuencias para su estabilidad y unidad, y ningún partido marroquí ha registrado posiciones o acciones en apoyo de las tesis de secesión».

España contemporiza

Por su parte, España está adoptando una postura contemporizadora. Este sábado, desde Paraguay, la ministra de Exteriores Arancha González Laya ha echado balones fuera.

España «no tiene nada que añadir a lo que ha dicho hasta ahora», ha asegurado Laya, que el pasado miércoles dijo: «La postura de España con respecto a Marruecos es estratégica y no ha variado: amistad, cooperación y partenariado estrecho, entre dos vecinos y socios privilegiados».

«Si la Justicia entiende que el señor Ghali debe responder ante la Justicia, el señor Ghali comparecerá ante la Justicia; no va a ser el Gobierno el que se interponga en el independiente y libre funcionamiento de la Justicia en nuestro país», destacó Laya. «La Justicia hará lo que tenga que hacer y el Gobierno lo respetará íntegramente como no puede ser de otra manera en un país democrático», señaló.

La cooperación entre ambos países es fundamental, sobre todo en materia de inmigración. La falta de entendimiento en los controles fronterizos entre Marruecos y España puede desembocar en una crisis migratoria en plena campaña de llegada de pateras este verano a las costas españolas.

Una figura comprometida

Cuando entró en España, Ghali se registró en el hospital con el nombre falso de Mohamed Benbatouch y una identidad argelina para evitar problemas con la justicia española, que le acusa de violaciones de los derechos humanos, sufre problemas respiratorios. Según el medio internaional Jeune Afrique, el jefe del Frente Polisario sufre además un cáncer digestivo desde hace varios años y había sido hospitalizado previamente en Tinduf (Argelia), donde había recibido la visita del jefe del Estado Mayor argelino, Saïd Chengriha.

Fue imputado en 2016 por el juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, por acusarle de la comisión de delitos de genocidio, asesinato, torturas y desapariciones cometidos presuntamente contra la población saharaui disidente refugiada en los campamentos de Tinduf (Argelia). El juez admitió una denuncia a trámite en noviembre de 2012 y que fue interpuesta por la asociación Asadedh y tres víctimas contra 28 miembros del Frente Polisario y altos cargos del gobierno argelino.



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