La izquierda chilena elige su candidato presidencial entre un alcalde comunista y un diputado del Frente Amplio | Internacional


Daniel Jadue, aspirante presidencial por el Partido Comunista de Chile, saluda a sus simpatizantes en la Plaza de Armas de Santiago.MARTIN BERNETTI / AFP

A dos semanas de la instalación de la convención constitucional, que tendrá como máximo un año para redactar una nueva Constitución, Chile vive nuevamente un hito político este domingo: las primarias presidenciales de la izquierda y la derecha con miras a las elecciones de noviembre, las que definirán la sucesión del conservador Sebastián Piñera a partir de marzo de 2022. Mientras el centroizquierda de los socialistas y la Democracia Cristiana se quedó fuera de estas primarias, con sus tres candidatos a la espera de lo que ocurra esta jornada en las urnas, el resultado definirá los marcos en los que se dará la elección presidencial de mayor importancia desde el retorno a la democracia en 1990. Luego de las revueltas y en medio de una crisis múltiple –social, política, institucional, sanitaria y económica–, la próxima Administración tendrá en sus manos la misión de implementar las normas de la nueva carta política.

Con la gran incógnita de la participación, la alianza de izquierda Apruebo Dignidad –compuesta por el Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio–, medirá este domingo a sus dos candidatos: el alcalde comunista Daniel Jadue (arquitecto y sociólogo, 54 años) y el diputado líder de Convergencia Social, Gabriel Boric (egresado de Derecho, 35 años). “Tienen perfiles ideológicos muy distintos y, en paralelo, está en juego una disputa generacional. Es una carrera sexy, porque no es usual que se produzcan ambos clivajes de manera simultánea”, caracteriza Mauricio Morales, cientista político de la Universidad de Talca. Para Mireya Dávila, profesora del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, “la candidatura de Jadue tiene como principal fuerza de empuje a un partido tradicional y bien organizado como el Partido Comunista, mientras que en torno a Boric, un líder político nuevo, se ha nucleado un amplio espectro de fuerzas expresadas en el Frente Amplio”, un movimiento similar a Podemos en España que nació de las protestas de los universitarios en 2011.

Sobre sus distancias programáticas, agrega Dávila, “hay diferencias en algunas políticas para revertir el modelo neoliberal, así como la gradualidad o no de estas políticas”, en alusión a Boric, que apuesta por cautivar a electores del centroizquierda moderado. “Pero especiales diferencias se observan en materia de la condena a la violación de los derechos humanos en Venezuela y Cuba”, agrega la académica de la Universidad de Chile, con respecto a uno de los temas centrales que ha cruzado esta disputa electoral, donde el rechazo a ambos regímenes han puesto en aprietos al alcalde comunista. “Hasta el día de hoy no he escuchado ningún globo ocular roto en Cuba”, aseguró Jadue en el último debate, en medio de las protestas de la isla, aunque aseguró apoyar “la manifestación pacífica en todas partes del mundo”. Morales destaca otras diferencias entre Jadue y Boric: “En el caso del PC existen dudas sobre el compromiso democrático, mientras que, en política exterior, Boric tiene una postura aperturista y Jadue mayormente proteccionista”.

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Ambos son candidatos de una izquierda que no fue parte de la transición a la democracia en 1990, aunque el Partido Comunista entró al Gobierno en la última Administración de la socialista Michelle Bachelet (2014-2018). Es una disputa competitiva y no solo simbólica. Porque aunque Jadue llevaba una evidente delantera sobre Boric cuando el 18 de mayo pasado inscribieron las primarias, al menos de acuerdo a las encuestas, los errores del alcalde comunista en la recta final de la campaña han empujado a su contrincante, por lo que el escenario está totalmente abierto. Esta primaria, en cualquier caso, implica un compromiso con miras a las presidenciales del 21 de noviembre, por lo que independientemente del que resulte ganador, deberán acordar un programa común para la primera vuelta. Es un bloque fortalecido: en la elección de mayor relevancia en la historia reciente chilena, la convención constituyente, la lista Apruebo Dignidad obtuvo 28 de los 155 escaños, superando al centroizquierda de la antigua Concertación que alcanzó 25.

La derecha escoge entre cuatro hombres

Por la derecha, se enfrentan cuatro hombres (no existe ni una postulante mujer en ambos bloques, pese a la fuerza del movimiento feminista). Uno de los tradicionales candidatos del sector, Joaquín Lavín (economista, 67 años), de la UDI, que en 1999 le disputó la presidencia voto a voto al socialista Ricardo Lagos. Por Renovación Nacional, otro de los partidos grandes de la derecha, compite un díscolo, Mario Desbordes (abogado, 52 años), mientras que por la colectividad liberal del sector, Evópoli, postula el economista Ignacio Briones (economista, 48 años), ministro de Hacienda de Piñera desde las revueltas de octubre de 2019 hasta enero pasado. En esta carrera oficialista compite otro exministro de Piñera, Sebastián Sichel (abogado, 43 años), que lideró la cartera de Desarrollo Social por un año, entre 2019 y 2020. A diferencia del resto de los competidores, sin embargo, no milita en ningún partido y tiene pasado democristiano.

“Cada candidato ha enfatizado aquella dimensión que mejor lo caracteriza. En el caso de Lavín, sus propuestas de innovar en políticas públicas sin cambiar el modelo. Para Desbordes, mover la derecha hacia el centro con una perspectiva más social. Briones ha relevado el factor tecnocrático. Y Sichel se ha presentado como un triunfador meritocrático personalista-populista”, asegura Dávila, doctora en Ciencia Política. De acuerdo a Morales, en esta primaria oficialista está en disputa “la hegemonía dentro de la derecha de los candidatos partisanos y los independientes”. “En Chile, la derecha siempre ha tenido la debilidad por los independientes, que en este caso están encarnados en Sichel”, explica el académico de la Universidad de Talca.

Aunque las encuestas dan como favorito a Lavín, no sería una sorpresa descartable que este domingo pudiera superarlo el independiente Sichel, que se le ha acercado en los últimos sondeos.

Es un sector que viene fuertemente golpeado luego de las últimas elecciones. En la de convencionales, la derecha se quedó con 37 escaños de los 155, sin alcanzar el tercio necesario para vetar determinadas normas constitucionales. En las municipales, pasó de gobernar el 45% de la población en 2016 a solo el 20% en las elecciones de mayo pasado. En la segunda vuelta de gobernadores, la primera elección democrática de las autoridades regionales, triunfó en apenas una de las 16. Pese a este mal escenario, la derecha chilena tiene opciones de mantener La Moneda.

“Existe un Gobierno de derecha en el suelo y una oposición exultante; pero al mismo tiempo el candidato de derecha es muy competitivo (me atrevo a augurar que será Lavín) y la oposición de izquierda y centroizquierda está dividida. Esto aumenta las posibilidades que el candidato de derecha pase a la primera vuelta y que ahí el voto de centro en un esquema de voto obligatorio le de el triunfo”, aseguró Carlos Peña, columnista chileno, en entrevista con EL PAÍS.

Una de las principales muestras de fuerza entre ambos bloques será la cantidad de electores que logren movilizar este domingo. En las primarias de 2017, la derecha convocó a 1,4 millones de votos. El Frente Amplio, en tanto, llevó a las urnas a 327.000 votantes, aunque hace cuatro años estaba sin el PC. “Sí o sí la izquierda se va a dar por ganadora porque, como sea, va a estrechar distancia con la derecha. Incluso puede que la sobrepase en participación”, asegura Morales, doctor en Ciencia Política.

La centroizquierda, a la espera

Mientras, el centroizquierda espera las definiciones de este domingo para dar el próximo paso, porque no logró con éxito el proceso de negociaciones para presentarse a la primaria legal, en ejercicio democrático que parece necesario en medio de la crisis de representatividad. Existen dos candidatos formales –la socialista Paula Narváez y el radical Carlos Maldonado–, pero parece un hecho probado que la senadora democristiana Yasna Provoste oficializará su candidatura en los próximos días, sobre todo porque tiene mayor respaldo en las encuestas que sus contendores dentro del bloque. Sus probabilidades de éxito tendrán relación con el resultado de la izquierda y la derecha este domingo. El mejor escenario para este sector sería si gana Lavín y Jadue, respectivamente, lo que le posibilitaría capturar el centro. De ganar Sichel y Boric, sin embargo, la carrera se pone cuesta arriba para la ex Concertación (1990-2010).

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