La implosión de las fuerzas alternativas en Colombia | Opinión


Gustavo Petro vota en la segunda vuelta de las presidenciales del 17 de junio de 2018 en Colombia.Anadolu Agency / GETTY IMAGES

Colombia está a punto de ver el mayor cambio político en la historia del país. El establecimiento colombiano que ha gobernado por décadas se encuentra en una crisis política sin precedentes: desprestigiados, sin candidatos y acusados de corrupción. La derecha radical ha llevado a Colombia a una de las peores crisis en las últimas décadas, por lo que sus posibilidades de reelección son bajas. Es tan grande la crisis que la derecha aún no tiene perfiles de candidatos viables. Carlos Holmes Trujillo murió de covid-19 y la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez declinó su aspiración ante lo complicado del panorama. Aún siendo tercera en las encuestas, las proyecciones eran totalmente negativas. Es tal el nivel de la pulverización de la derecha que todo tipo de personas anuncian precandidaturas, algunas verdaderamente disparatadas.

Además, hay una sociedad politizada. El surgimiento de movimientos juveniles deja ver la posibilidad de una asistencia masiva de los jóvenes a las urnas el próximo marzo, cuando se den las elecciones al Congreso de la República y luego, en mayo y junio, para la primera y segunda vuelta presidencial. La gran mayoría de estos jóvenes no van a votar por el establecimiento y el statu quo. Van a votar a las opciones políticas que promuevan el cambio. El remesón podría ser increíble.

Nunca las fuerzas alternativas estuvieron tan cerca de la presidencia y de cambiar el congreso como en la actualidad. Se tendrían que cometer muchos errores para que los alternativos no lograran, al menos, 40 senadores, y para que no ganen la presidencia. El problema es que todos esos errores se están cometiendo. Son muchos, pero mencionaré al menos cuatro de ellos.

1. La pelea entre petristas y fajardistas no hace otra cosa que imposibilitar una coalición para la segunda vuelta entre los alternativos. Más exactamente, la pelea es entre petristas y miembros del partido Alianza Verde. La coalición en segunda vuelta incluso deberá contener, seguramente, a un sector del Partido Liberal y algunos políticos regionales tradicionales para lograr la Presidencia. Sin una coalición de este tipo será imposible que las fuerzas progresistas pongan presidente. Hoy por hoy las relaciones están totalmente rotas entre los verdes y el Pacto Histórico.

2. La implosión del partido Alianza Verde. En las elecciones locales de 2019 logró vencer, alcanzó las alcaldías de Bogotá y Cali, se veía como la fuerza más importante de oposición. Pero los errores que ha cometido podrían reducir incluso su número de congresistas, en lugar de aumentar. Se inventaron una consulta interna que se denominó el tiempo verde. Dicha consulta se hace entre unos buenos políticos, pero desconocidos ante la mayoría de los colombianos. Esto ha llevado a que una serie de figuras políticas que querían entrar a este partido estén en retirada. La Coalición de la Esperanza cada día se aleja más de la Alianza Verde. Esto a su vez puede llevar a una ruptura en la intensión de una lista única al congreso y podrían surgir hasta tres: la de los verdes, la de Dignidad y, posiblemente, la del Nuevo Liberalismo. No se debe olvidar que a estos últimos les podrían entregar la personaría jurídica en los próximos días. Estos niveles de fragmentación del voto los demolerá. Es probable que alguno de ellos ni siquiera pase el umbral.

3. El Pacto Histórico que congrega al petrismo tiene dos caras. Una es la de la dirigencia del movimiento que entiende la necesidad de alianzas y de realizar pactos. Otra cara son los militantes, quienes con su radicalismo lo que hacen es promover que sus posibles aliados salgan espantados ante los ataques y posiciones de estas personas. El comentario común entre los analistas es que el problema no es Gustavo Petro sino el petrismo.

4. En el petrismo o Pacto Histórico están pensando en cometer uno de los errores más grandes en política electoral: cerrar las listas a Congreso de la República. Con ello, garantizan la lealtad de los elegidos a los jefes del partido, promueven nombres que bajo ninguna otra circunstancia podrían ser electos o electas. Pero alejan a personas con votos de opinión o que quieren promover sus procesos políticos. Miles de votos se irían para otros partidos.



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