La historia detrás de Katalin Karikó, madre de la vacuna contra la Covid

Las vacunas contra la Covid de Pfizer-BioNTech y Moderna, que ya han empezado a inmunizar a personas en todo el mundo, no habrían sido posibles sin la investigación pionera de Katalin Karikó. Esta bioquímica húngara de la Universidad de Pensilvania (EE UU) ha pasado décadas de su carrera investigando las posibilidades terapéuticas del ARNm, un componente en el que se basan ambas vacunas.

Los contratiempos que sufrió para seguir con su trabajo investigador fueron muchos, pero su empeño y dedicación le hicieron salir adelante. «Siempre disfruté trabajando… imaginé todas las enfermedades que podría tratar«, ha confesado en una entrevista a The Telegraph.

Todo comenzó en un laboratorio de Hungría en 1978, antes de mudarse a EE UU. En aquel momento, la investigación del ARNm era nueva y las posibilidades parecían infinitas. Posteriormente, en 1985, se trasladó a EE UU con su marido y su hija de dos años tras recibir una invitación de la Universidad de Temple, en Filadelfia. Allí continuó su investigación, que posteriormente llevó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania.

El primer obstáculo que tuvo fue la financiación. La investigación en ARNm para combatir enfermedades se consideró demasiado arriesgada como para invertir en ella. Todas sus solicitudes para recibir una subvención con la que seguir investigando fueron rechazadas. Asimismo, al no ser ciudadana estadounidense y necesitar de un trabajo para poder renovar su visa, aceptó seguir investigando con un rango inferior y menor salario.

No fue hasta el año 2004, cuando la profesora Karikó y su colega Drew Weissman consiguieron desarrollar un método para utilizar ARNm sintético para combatir enfermedades que implica cambiar la forma en que el cuerpo produce material para combatir virus. Ese trabajo es ahora la base de la vacuna de Moderna y Pfizer-BioNTech, la empresa alemana de la que ahora es vicepresidenta senior.

Para Derek Rossi, uno de los fundadores de la farmacéutica estadounidense Moderna, tanto Karikó como Weissman merecen un premio Nobel. «Ese descubrimiento fundamental se aplicará a los medicamentos que ayudan al mundo», ha indicado en declaraciones a Stat.

Karikó, por su parte, sostiene que celebrará sus avances «cuando termine este sufrimiento humano, cuando terminen las dificultades y todo este tiempo terrible, y con suerte en el verano cuando nos olvidemos de los virus y las vacunas. Entonces sí que lo celebraré», ha dicho en una entrevista a la CNN.



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