La denuncia de la madre de un preso descubre una red de narcotráfico en el penal de Navalcarnero | España


Imagen de archivo del Centro Penitenciario Navalcarnero, en la provincia de Madrid.

La denuncia presentada antes Instituciones Penitenciarias en 2019 por la madre de un preso para protestar por la facilidad con la que su hijo, un drogadicto, obtenía drogas en la cárcel de Navalcarnero (Madrid). la guardia civil iniciar la investigación que condujo al miércoles de la detención de 17 presuntos integrantes de un complot de narcotráfico que operaba dentro de dicho centro penitenciario, según fuentes cercanas a la investigación.

Entre los arrestados se encuentran cinco funcionarios penitenciarios, uno jubilado, y seis reclusos. Los otros seis detenidos son los presuntos integrantes de la trama que operaban fuera de prisión. Algunos de ellos aparecen como titulares de las cuentas bancarias donde se ingresaban los pagos que realizaban los familiares de los internos por las drogas que consumían en su interior.

En los registros que la Guardia Civil llevó a cabo este miércoles con ayuda de perros adiestrados tanto en las celdas de cuatro módulos penitenciarios como en las taquillas de los trabajadores detenidos, no se encontraron sustancias estupefacientes, aunque sí sustancias útiles utilizadas por los internos para consumirlos. . La investigación, bautizada como Operación Orión, está dirigida por el Juzgado de Instrucción 6 de Navalcarnero.

En su denuncia, la madre del preso denunció que, cada vez que se comunicaba con su hijo, éste le pedía que depositara dinero en una cuenta bancaria de una tercera persona para evitar ser agredida por internos con los que había contraído una deuda por facilitar la droga. Instituciones Penitenciarias abrió una investigación interna que incluyó el interrogatorio tanto del interno como de otros internos. Su testimonio permitió identificar a los presos presuntos traficantes de drogas, pero también la presunta participación de funcionarios.

Las vías de entrada

Fuentes de la investigación aseguran que, en un primer momento, las indagatorias indicaron que la droga ingresó a prisión en las visitas con contacto físico – el vis-à-vis– a los reclusos realizados por familiares y amigos, o mediante reclusos que volvían de licencia. En este caso, la supuesta confabulación de los trabajadores parecía limitarse a hacer la vista gorda cuando entraban las drogas.

Sin embargo, en marzo de 2020, cuando el Ministerio del Interior ordenó, durante el primer estado de alarma, el aislamiento de las cárceles para minimizar el riesgo de expansión del coronavirus en el interior, se interrumpieron tanto estas visitas como las salidas de los presos. La medida provocó una drástica disminución del tráfico de drogas dentro de las cárceles y un aumento considerable en el precio de las dosis. Esta carencia de estupefacientes, que en algunas cárceles provocó altercados y peleas entre presos, muchos de ellos con síntomas de abstinencia, fue menor en otros centros, como Navalcarnero, lo que generó la sospecha de que seguían ingresando estupefacientes a este penal. de otra manera.

Las investigaciones de la Guardia Civil apuntan ahora a que los funcionarios detenidos aprovecharon el hecho de que no estaban registrados cuando iban a trabajar para introducir tanto drogas como otros objetos prohibidos, incluidos teléfonos móviles, en la prisión. Las investigaciones aún están tratando de determinar si los cinco detenidos actuaron de manera conjunta o, por el contrario, lo hicieron sin conocer las actividades del resto.

La investigación, que ha incluido escuchas telefónicas y seguimiento, ha revelado que los integrantes de la trama que se encontraban en libertad -entre ellos el hermano de un preso- eran los encargados de entregar la droga a los funcionarios y pagarles. También estaban buscando a los llamados mulasPersonas de escasos recursos que, por una pequeña cantidad de dinero, estaban dispuestas a abrir cuentas que recibían pagos de los familiares de los presos por drogas. El dinero fue rápidamente retirado por los líderes de la trama a través de tarjetas bancarias en los cajeros automáticos de las entidades. En uno de estos depósitos, los investigadores han registrado movimientos por un valor cercano a los 100.000 euros, detallan las mismas fuentes.



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