La crisis en Cuba divide a América Latina | Internacional

América Latina ha reaccionado de forma desigual ante las mayores protestas vividas desde los noventa en Cuba. El domingo, poco después de difundirse imágenes sobre la represión policial ejercida contra manifestantes que reclamaban alimentos y mayores libertades, organismos regionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alzaron sus voces a favor del derecho de los cubanos para salir a las calles a protestar. Al día siguiente, los principales Gobiernos de la región han expresado también su preocupación sobre los sucesos registrados en la isla. Para algunos, como el Ejecutivo mexicano encabezado por Andrés Manuel López Obrador, la solución pasa por tender la mano al pueblo cubano; otros, como el presidente brasileño Jair Bolsonaro, vinculan la situación de Cuba con la de Venezuela.

“Reconocemos el legítimo reclamo de la sociedad cubana por medicinas, alimentos y libertades fundamentales. Condenamos al régimen dictatorial cubano por llamar a civiles a reprimir y a la confrontación contra quienes ejercen sus derechos de protesta”, escribió la noche del domingo en Twitter el secretario de la OEA, Luis Almagro, ante la revuelta que se vive en las calles de Cuba por el deterioro de la economía y la escasez de productos esenciales.

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Por su parte, la CIDH exige al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, respetar el derecho a manifestarse de los cubanos y evitar agresiones como las ejercidas el domingo. La CIDH “recibió reportes sobre uso de la fuerza, detenciones, agresiones a manifestantes y periodistas, además de cortes de la señal de Internet; así como, reacciones estigmatizantes por parte de altas las autoridades contra personas que se manifiestan”, ha denunciado el organismo interamericano.

La respuesta de México será ofrecer ayuda. “Ellos nos mandaron médicos cuando los hemos necesitado, cientos de médicos que salvaron vidas”, ha dicho Andrés Manuel López Obrador, en referencia a la crisis de la covid-19. “Amor con amor se paga”, ha añadido. Y se ha mostrado contrario a comentar la posición del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ante las revueltas que exigen “libertad” y piden el fin de la dictadura.

López Obrador ha criticado las “injerencias” de algunas organizaciones que dice pagadas por los Estados Unidos y se ha puesto del “lado del pueblo cubano”. Estados Unidos, en cambio, se ha posicionado con claridad a favor de los manifestantes y ha exigido a Díaz-Canel que escuche los reclamos. “Apoyamos al pueblo cubano y su clamor por la libertad y alivio del trágico control de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba”, ha dicho el presidente estadounidense, Joe Biden, en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

Bolsonaro ha aprovechado la crisis abierta en la isla caribeña para compararla con la situación de Venezuela y advertir sobre el comunismo. “El pueblo fue a pedir cuatro cosas: alimentos (…) electricidad —porque el petróleo que iba de Venezuela está cayendo bastante y la fuente de energía de ellos es esa que viene de combustibles fósiles— (…) internet —que no existe—, y libertad, y recibieron balas de goma, golpes y prisión”, ha manifestado este lunes el mandatario brasileño en su saludo a simpatizantes que lo esperaban su salida en el Palacio da Alvorada, la residencia presidencial.

En Colombia, las reacciones han sido hasta el momento más bien contenidas. “En Cuba como en Colombia se impone el diálogo social. Las sociedades vivas son las que se mueven y logran las transformaciones a partir de su diálogo y no de su autodestrucción”, ha manifestado en sus redes sociales Gustavo Petro, el candidato de izquierdas que es por ahora el favorito de las encuestas de cara a las presidenciales del 2022. El país andino viene de lidiar con su propio estallido social, una oleada de todo tipo de marchas, protestas y disturbios contra el Gobierno de Iván Duque, que se ha saldado con decenas de muertos y múltiples reproches de la comunidad internacional a la actuación de las fuerzas de seguridad.

“Mi solidaridad con Cuba ante las agresiones promovidas por EE UU y su bloqueo criminal. Me sumo a quienes defienden la soberanía del pueblo de Cuba, a su revolución y a su proyecto político”, ha manifestado Rodrigo Londoño, Timochenko, presidente de Comunes, el partido político surgido del acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC. “La preocupación por el bienestar del pueblo cubano debe traducirse en exigir el levantamiento del bloqueo criminal”, ha dicho el partido de los excombatientes. Las negociaciones de paz se desarrollaron en La Habana, y Cuba es garante del histórico pacto sellado a finales de 2016. Sin embargo, las tensiones diplomáticas entre Bogotá y La Habana han sido la regla durante los tres años del Ejecutivo de Duque, un crítico de los acuerdos, quien de momento no se ha manifestado sobre las protestas en la isla.

El deterioro de las relaciones entre Cuba y Colombia se remonta hasta la ruptura del diálogo con otra guerrilla colombiana, el ELN, luego del atentado con carro bomba contra una escuela de cadetes en Bogotá que causó 22 muertos, en enero de 2019. Cuba albergaba los acercamientos con el ELN, y se ha negado a extraditar a la cúpula negociadora de la guerrilla, amparada por los protocolos de ruptura, en un gesto que ha irritado al Gobierno de Duque. La campaña diplomática de Colombia motivó, al menos parcialmente, la designación de Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo por parte de Estados Unidos en los últimos días de la Administración de Donald Trump.

Silencio oficial

Al igual que el presidente colombiano, tampoco se han expresado hasta ahora sobre Cuba sus pares de Chile, Sebastián Piñera, ni de Argentina, Alberto Fernández. Desde la Cancillería argentina, se han limitado a informar que están “siguiendo atentamente la evolución de los hechos”. El silencio oficial incluye a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien tiene una estrecha relación con La Habana. El contacto entre las autoridades de ambos países se intensificó en los últimos meses a raíz de la campaña de vacunación contra la covid-19. La ministra de Salud, Carla Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini viajaron a Cuba en mayo para estudiar la compra de las vacunas cubanas Soberana y Abdala, que por el momento no se ha concretado.

Pese al silencio oficial, un grupo de cubanos se manifestó el domingo por la tarde en Buenos Aires, frente a la embajada de su país natal, para sumarse a las protestas y denunciar la represión de sus compatriotas.

Desde Chile, la principal muestra de solidaridad con La Habana ha llegado del Partido Comunista. “Repudiamos intensificación del bloqueo y acciones de interferencia y agresiones norteamericanas contra Cuba. Exigimos fin del bloqueo. Nuestra solidaridad con el gobierno y el pueblo cubano”, indicó el PC chileno a través de Twitter.

En Venezuela, el presidente Nicolás Maduro ha guardado silencio, pero no así el líder opositor Juan Guaidó. “El deseo de cambio, libertad y la exigencia de derechos fundamentales son fuerzas incontenibles. Desde Venezuela, reiteramos nuestro respaldo al todo el movimiento pro-democracia en Cuba. Nos une la lucha por vernos libres y democráticos”, ha escrito en las redes sociales, donde se ha despedido con “¡Patria y vida!”, en referencia a la canción escuchada en las protestas callejeras de Cuba.

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