La Covid la carrera electoral


Mascarillas puestas o quitadas para remarcar el carácter de los candidatos, el positivo de Trump en la recta final, o sacar a EE UU de la mayor crisis desde la Gran Depresión como promesa electoral. La Covid-19 no solo ha infectado a más de ocho millones de estadounidenses y causado 220.000 muertes en el país, también ha contagiado masivamente la campaña presidencial de 2020.

Las caravanas electorales de Donald Trump y Joe Biden se han visto obligadas a reformular sus estrategias, en el fondo y la forma, por la pandemia. Lo han hecho por caminos divergentes, aunque han coincidido en dirigir más artillería que nunca a las redes sociales.

El asesor político Antoni Gutiérrez explica a 20minutos que la  Covid-19 «ha roto la mística» de las campañas electorales en su concepción clásica «en las que el contacto con el votante es siempre un elemento central y los esfuerzos de los partidos van encaminados a la movilización de masas, el puerta a puerta, los abrazos, la efusividad». 

«Este cambio de clima y atmósfera es muy importante y hace que tengan un renovado protagonismo las campañas por las vías digitales«, coincide.

Trump rebaja su responsabilidad frente «al virus chino»

La pandemia ha trastocado la agenda de temas relevantes. Donald Trump fiaba su reelección como 45 presidente de la nación a la economía, tras aprobar la mayor rebaja fiscal y del impuesto de sociedades de la historia, pero no contaba con el arrasador efecto del virus Sars Cov 2. 

El asesor político Antoni Gutiérrez destaca de la estrategia de Trump ha buscado en todo momento rebajar su responsabilidad en las consecuencias de la pandemia. «Ha achacado los más de 200.000 fallecidos no a sus errores en la gestión sino a China, en lo que claramente es una clara ofensiva de neonacionalismo y una manera torticera de evadir su responsabilidad«. 

Donald Trump, durante un mitin electoral en Sanford, Florida.
GIORGIO VIERA / EFE

El mensaje, sin embargo, no parece estar calando del todo entre el electorado estadounidense que, según los estudios de opinión, elige el calificativo de «irresponsable» para definir la gestión gubernamental de la pandemia.

Los republicanos, en las formas, han optado por mantener los mítines masivos, aunque haya habido menos que en 2016. Trump ha acudido a comunidades con numerosa presencia de la tercera edad, sin respetar distancias de seguridad ni obligar al uso de mascarillas. Y ha permitido a sus militantes el «puerta a puerta» para pedir el voto. Gutiérrez explica que el equipo de Trump «busca minimizar al máximo el riesgo y alimentar las paranoias de que el virus es menos letal de lo que es y lanzar la idea de que las propuestas drásticas son atribuibles a las élites académicas, científicas, demócratas. Impulsando una revuelta de la ciudadanía corriente contra las élites que les dicen cómo tienen que vivir o relacionarse».

Joe Biden se presenta a sí mismo como referente del sentido común

Joe Biden, por su parte, también ha tenido que adaptarse a la llegada de la pandemia. En sus apariciones públicas Biden ha buscado «crear claras pasarelas entre las consecuencias de la pandemia y la gestión de Donald Trump. Reproducir constantemente el mensaje de que la gestión del presidente es atribuible a su irresponsabilidad innata», dice Gutiérrez.

Eso en cuanto al fondo, en cuanto a la forma ha buscado presentarse como un político responsable (el candidato que suspende los mítines, o los celebra en autocines, que siempre lleva mascarilla y que no deja que sus militantes pidan el voto para él poniéndose en riesgo con el puerta a puerta). 

«Así coloca el mensaje de que solo él puede devolver la serenidad, el sentido común y la racionalidad al Gobierno. Estableciendo no la dicotomía republicano-demócrata, no izquierda o derecha, sino moderado-radical, sereno-insensato. Vendiendo más la actitudes y valores que no de ideologías partidistas», según el analista político Antoni Guitérrez.

Former Vice President Joe Biden and his vice presidential running mate, Sen. Kamala Harris, D-Calif., chat after a Zoom interview with People Magazine at the Hotel duPont in Wilmington, DE, August 14, 2020 ( Lawrence Jackson/ Biden for President)
Biden y Harris, el ticket demócrata.
Lawrence Jackson

Biden ha preferido las reuniones con pequeños grupos de líderes sociales, dejarse arropar por famosos de Hollywood y, ya en la recta final, invertir millones de dólares en anuncios y en publicidad online, sobre todo en los estados más disputados, los llamados ‘Swing states’.

¿Cómo ha influido el positivo de Donald Trump?

En lo que algunos calificaron «la sorpresa de octubre», Donald Trump y su mujer, Melania, dieron positivo en coronavirus. El presidente se curó en apenas unos días, gracias un cóctel de fármacos que todavía no se ha hecho accesible a la población en general, y reapareció triunfalista.

«A Trump le ha venido bien», opina Gutiérrez. «Ha podido transmitir fortaleza física y lanzar a Biden como un tipo lento, gaga, con problemas de forma física y mental por su senectud. Y les ha dicho a sus electores que sí se puede». Está por ver si funciona con los menos afines, las encuestas de momento revelan una importante diferencia en intención de voto a favor de Joe Biden.

¿Cómo será la jornada electoral?

El virus se ha colado hasta en los debates de campaña. Trump y Biden iban a celebrar, pero finalmente solo ha habido dos. Trump decidió no participar en el segundo tras saber que se había cambiado el formato de presencial a virtual por su positivo en Covid. El presidente vio “ridículo” debatir en remoto.

Sin embargo, el verdadero test de la pandemia al proceso electoral llegará el día de la votación, el martes 3 de noviembre. Gutiérrez subraya la enorme presión que tienen las autoridades electorales para garantizar la normalidad democrática y se pregunta cuál será la afectación el día de la votación

«El derecho democrático del voto de los contagiados y la responsabilidad de gestionar una jornada electoral en plena pandemia van a someter al proceso electoral a una presión extraordinaria»

«Es algo muy serio, las autoridades electorales deben velar por la salud de apoderados, interventores, del personal de seguridad de los recintos, administrativos, o los tribunales electorales. Ese día se incorporan nuevos requerimientos sanitarios y por tanto una logística más compleja. Tal vez para garantizar las distancias de seguridad sea preciso recurrir a otros espacios o sacar las urnas de recintos, la logística electoral entra una nueva dimensión… Incluyendo el debate de si los contagiados tienen derechos electorales«.



Fuente