Jorge Valdano: No basta con un genio, un fenómeno y un mago | Deportes


Bueno y peor. Messi (el genio), Mbappé (el fenómeno) y Neymar (el mago) no son buenos, son muy buenos. Y como damos por sentado que los buenos ganan a los peores, vemos al PSG como el favorito de la Champions. Pero no es tan fácil. Eso sí, un momento de inspiración con el balón en los pies es suficiente para que los tres decidan un partido. Pero solo hay una pelota y cuando la tiene el rival, hay que correr y quitársela. En ese trance y en estos días, un solo traidor vale 10 valientes, y la verdad es que El PSG solo defiende con ocho. Contra un rival como el City, que camina el balón de derecha a izquierda, que lo muestra y lo esconde, y si le das un espacio lo descubre y lo cruza, porque esos ocho 90 minutos sacrificados duran un siglo. Tienen un consuelo: solo hay una ciudad.

Bueno y mejor. Pero para analizar el fútbol, ​​una teoría no es válida. Si al PSG no le bastaba con tres jugadores diferenciales para batir al City, Le bastó al Manchester United con quitarle 20 minutos a Bruno Fernandes para cambiar el juego. Hasta ese momento, el Villarreal había ejercido un dominio académico y, de no ser por De Gea, habría merecido adelantarse en el marcador. El Manchester era un equipo vulgar, con tres grandes delanteros que parecían divorciados del resto del equipo. Pero entró Bruno y desde las tres cuartas partes del campo, sin ir más allá del trote de cerdo, empezó a tejer fútbol a uno y dos toques, cortos y largos, a los costados y hacia adelante … De repente Jadon Sancho, Rashford y el gran Cristiano Ronaldo se mantuvo conectado con el equipo y se encargó de ganar el partido. Gloria a los goleadores, por supuesto, pero aún mayor gloria a quien los conectó al juego.

Cuando el fútbol se convirtió en un ejemplo de convivencia. El Parlamento Europeo elaboró ​​un documento sin ningún peso legislativo que se entendió como un ataque a la Superliga, un proyecto que ni los amigos (hay tres) ni sus enemigos, todos los demás, dejan morir. Además, aquella amenaza veraniega a la idea del fútbol democrático tuvo la virtud de unir el fútbol modesto y elevar sus propiedades. El Parlamento Europeo, en su intento por dar estabilidad al ecosistema actual, también habló de justicia, espíritu solidario y emociones colectivas. Por fin vemos el reconocimiento de la función social del fútbol por encima de intereses exclusivamente económicos o como un espectáculo que llena un cierto vacío existencial, si no un lugar de expresión de nuestros instintos menos civilizados. El documento ni siquiera le hace cosquillas a la Superliga, pero reconocemos, al menos, que esta vez la política le ha dado al fútbol un inesperado reconocimiento moral.

Maradona nos sienta en el sofá. Como nadie sabía más de Maradona que el propio Maradona, está sucediendo lo que anticipó: «No me van a dejar solo aunque esté muerto». Así es, aún quedan secretos por desvelar y todos tenemos algo que recordar, que decir … Pero un año después de su adiós, había algo festivo en el recuerdo, como si la memoria sólo supiera iluminar los actos heroicos, las nobles historias de su vida. Borges dijo que para morir solo necesitas estar vivo. Una lógica que transgrede Diego que, aún muerto, sigue regateando inglés y alimentando su leyenda. Como producto de consumo, estos días la imaginación se dispara en libros, series, canciones, cómics, podcasts, documentales … El personaje atrae al mundo, pero creo que en Argentina hemos llegado a otro nivel. A través de Maradona se psicoanaliza todo el país. Tendremos que esperar el diagnóstico.

Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Gorjeoo regístrate aquí para recibir nuestro boletín semanal.

Inicia sesión para continuar leyendo

Con solo tener una cuenta puedes leer este artículo, es gratis

Gracias por leer EL PAÍS

//platform.twitter.com/widgets.js



Fuente