jarras de conserva y sacrificios


Una misión arqueológica egipcia anunció el pasado jueves el hallazgo de la mayor ciudad antigua encontrada en el país, que ha permanecido oculta bajo las arenas de Luxor desde hace 3.000 años. La urbe fue fundada por el faraón Amenhotep III, el noveno rey de la dinastía XVIII, que gobernó Egipto desde 1391 hasta 1353 antes de Cristo, y era el mayor centro administrativo e industrial de la época.

«Lo que se ha encontrado es un barrio, las afueras de la ciudad» explican desde Luxor a 20minutos los egiptólogos españoles Francisco J. Martín y Teresa Bedman, del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid. Los arqueólogos visitaron el pasado sábado las excavaciones: «Lo que han hallado es una barriada construida para hacer lo que necesita una ciudad: comida, bebida, objetos, amuletos, joyas… Era un recinto de elaboración de productos», indican.

Cerámica azul del tercer heb-sed de Amenhotep III
TERESA BEDMAN I.E.A.E

«Es como si empiezas a ver una ciudad por sus fábricas», señala Martín. El hallazgo de la misión arqueológica, liderada por Zahi Hawass, revela que «si se han encontrado esos talleres es porque hay una ciudad que necesita mucho material y producción”.

La estructura urbanística tiene un par de calles en medio y lo que parece una puerta de entrada. «Podemos imaginar que es un recinto donde la gente iba a trabajar. Se controlaba quién entraba y salía, qué materiales introducían y cuáles manufacturaban. No se han encontrado registros, pero seguramente habría escribas que llevaban la lista de materiales y vigilancia armada en la puerta. En aquel momento había mucha riqueza«, indica Martín.

«Una fábrica de conservas»

La misión arqueológica egipcia identificó algunas de las construcciones de la ciudad. Así, en la parte sur se encontró una panadería y zonas de preparación de comida con hornos y cerámica de almacenamiento, «es como si nos encontráramos en una fábrica de conservas», afirma Bedman. 

Los cientos de jarras encontradas almacenaban alimentos y estaban ‘etiquetadas’ con el tipo de producto que contenían, el año de producción y la persona que las había elaborado. La mayoría de productos encontrados estaban destinados al tercer heb-sed, la fiesta de revitalización del rey, de Amenhotep III que según Martín y Bedman: «Fue una celebración efímera, ya que, el faraón y la situación de Egipto comenzaban a ser decadentes». 

Para estas celebraciones se hacían sacrificios animales, en la excavación se encontró a un toro sacrificado, para ofrecer al faraón. «Todos los elementos del heb-sed tienen un sentido sacro», afirma Martín.

Jarra conteniendo carne para el tercer heb-sed
Jarra conteniendo carne para el tercer heb-sed
TERESA BEDMAN I.E.A.E

«Si se han encontrado todos estos preparativos para el heb-sed del año 37, para el año 30, el primer jubileo de Amenhotep III, tuvo que ser una cosa espectacular». El primer hed-sed está descrito en tumbas y aparecen personas danzando, música, ceremonias, oro y joyas, «cosas inimaginables, eso tiene que estar enterrado», señala Martín.

En la zona de preparación de comida se encontraron estructuras en zigzag poco comunes en la construcción egipcia, «es la forma ingeniosa que utilizaban para aprovechar el espacio y poder preparar toda la comida necesaria para el heb-sed. Unos cocinaban por un lado y otros por otro», sugiere Bedman.

Todas las instancias eran bajas, «teníamos que entrar agachados». Martín indica que la altura y la atmósfera que genera el adobe puede ser una de las condiciones para que las cosas se hayan conservado tan bien.

Habitación con una puerta baja
Habitación con una puerta baja
TERESA BEDMAN I.E.A.E

También se han desenterrado un taller para la producción de ladrillos de barro y una zona de moldes de fundición para la fabricación de amuletos y elementos decorativos. Por toda la ciudad se han encontrado herramientas destinadas a actividades industriales como el hilado y el tejido, y restos de metal y vidrio.

Ciudad abandonada «de un día para otro»

«Cuando hemos visto cómo estaban depositadas las jarras en los almacenes, contra la pared o en el suelo, es como si la gente las hubiese dejado ahí y se hubiese ido de un día para otro», relata Martín. 

Parte de los almacenes encontrados tenían la puerta tapiada, los egiptólogos españoles desconocen el motivo, pero señalan que sin duda, «la sensación es de una ciudad que ha quedado suspendida en el tiempo».



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